Capítulo 49

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Hermione sintió cómo se le helaba la sangre. Intentó mantenerse firme y no temblar. Lo fácil sería dejarlo pasar sin más... Pero eso sería lo fácil, no lo correcto ni lo responsable; ni tampoco lo mejor para la seguridad y la salud mental de Bellatrix. Por eso, le recordó –sabiendo que no era del todo verdad- que había prometido destruir el cuaderno una vez terminada la poción. Al instante la mortífaga replicó que en ningún momento aceptó, se escabulló con frases como "Ya veremos..." o "Aún queda mucho". Aunque tampoco eso era verdad: parecía evidente que la morena nunca tuvo intención de deshacerse de él. Pero no quedaba otra y la gryffindor no iba a ceder. Y se dio cuenta de que aún era peor:

-Dime que al menos has devuelto la varita.

La duelista negó con expresión despreocupada.

-No, es mía. Me gané su voluntad durante la guerra, me pertenece. Y es un pedazo de historia, sería de imbéciles abandonarla en un ataúd. Además, ya es hora de que la tenga una mujer.

Hermione cerró los ojos intentando controlar su respiración. Está bien, los problemas de uno en uno. La varita le inquietaba menos, al fin y al cabo Bellatrix era igual de letal con cualquier arma. Pero el cuaderno era otro asunto. De nuevo, se centró en mantener el tono firme sin sonar amenazante.

-Bellatrix, perteneció a Voldemort y nada bueno puede salir de ahí. Prometiste en tu contrato no tener relación nunca más con nada relativo a él.

-De acuerdo –respondió ella encogiéndose de hombros-. Entonces devuélveme la poción.

-Eso es diferente...

-¿Por qué? ¿Por qué es para ti y como eres buena persona te lo mereces? Eso es egoísta y lo sabes. El cuaderno es mío. Me lo legó a mí, ¡lo ocultó en la placa con mi nombre! Me pertenece. Me contaste que a vosotros Dumbledore os dejó cosas; pues a mí mi maestro también y no sería justo que me lo quitaran.

-¡Pero le mataste tú! –exclamó sin poder ocultar su desesperación- ¿Y lo que me contaste de cuando te empujó y te diste cuenta de que siempre te utilizó?

-Sí, te lo he explicado varias veces: le maté y eso equilibró la balanza, estamos en paz, puedo recordarle sin rencor. Me utilizó, sí, pero yo a él también. De no ser por Voldemort yo sería buena bruja, gracias a él soy la mejor. Soy una leyenda, apareceré en los libros de Historia, ¡soy una con la magia negra, nadie es más poderoso que yo!

-Lo eres, pero no todo en esta vida es poder, Bellatrix, tienes que darte cuenta.

-Ya lo sé. También está el amor. Y yo sé que pese a no tener alma, él me quería. Sirius me dijo una vez que amar es darle a una persona el poder para destruirte y confiar en que no lo hará; Voldemort me dio su horrocrux y la espada con la que podía destruirlo. Me confió su vida. Además, cuando creyó que la estúpida Weasley me había matado, gritó con furia e intentó vengarme. Pese a dividir su alma hasta lo imposible, aún le quedaba un mínimo porcentaje que invirtió en quererme a mí.

La bruja oscura parecía profundamente emocionada. Hermione se dio cuenta de que no había calibrado bien su relación con Voldemort. Su mente la había transfigurado hasta crear un afecto por parte del mago oscuro que jamás existió. Probablemente había muchos conjuros y pociones en aquel documento que le interesaban a la morena, pero era mucho más. Era un símbolo, era casi destruir el horrocrux que la ligaba a su antigua vida, a la oscuridad que siempre la envolvía. Hermione consideró cruel recordarle que para su maestro fue una mera herramienta. Así que se arriesgó con otro enfoque:

-¿Y por mí? Hazlo por mí, Bellatrix, entrégamelo. ¿Me quieres decir que todo lo que hemos vivido estos meses ha sido mentira? ¿Qué todo ha sido una actuación para salirte con la tuya?

Mientras dure la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora