Con veneno en su voz, Bellatrix respondió:
-¿Que te espere? ¿Tengo que aguantar que me insultes, te atrevas a juzgarme sin tener ni puta idea de mi vida y me repitas que estar conmigo ha sido el mayor error de tu miserable vida? ¿Y que insinúes que es culpa mía como si te hubiera violado o algo? Tienes la suerte de que no pueda usar crucio con mi varita, estúpida sangre sucia –le espetó la slytherin-. Ya que eres tan inteligente encuentra la salida tú sola.
Hermione paró antes de responder, tomó aire y contó hasta diez. La realidad la golpeó de nuevo. La bruja oscura tenía razón: sentía muchísima rabia, pero contra ella misma. Lo había pagado con ella porque ahí no había nadie más, pero no lo merecía (al menos no por esa causa). Habían estado de acuerdo en hacerlo y sabía lo que supondría. Cuando se cabreaba hasta sus amigos la temían, pero ellos no se lo tenían en cuenta. Sin embargo Bellatrix no la conocía y no era su amiga, no lo era en absoluto. Corrió para alcanzarla y con profundo arrepentimiento empezó:
-Lo siento, lo siento de verdad, Bellatrix, tienes toda la razón. Lo he pagado contigo de forma injusta, es culpa mía y deseaba hacerlo probablemente más que tú. Estaba cabreada conmigo misma y lo he pagado contigo que no lo merecías.
La morena siguió alejándose entre los árboles ignorándola por completo. La chica prácticamente se vio obligada a trotar para seguirle el ritmo. Pero no se rindió, a insistente no la ganaba nadie.
-¡Perdóname, por favor! Ha sido la mejor experiencia de mi vida y precisamente por eso me ha dado rabia, porque sé que entre nosotras nunca va a funcionar nada. Siento lo que te he dicho y...
-Déjame en paz, estúpida cría -respondió la morena con frialdad.
No se la iba a ganar con palabras. A la mortífaga no la habían educado así. Repentinamente tuvo una idea. No una buena idea, ni siquiera normal: era una idea pésima. Pero era lo único que creyó que podría funcionar. Corrió para adelantar a Bellatrix, se plantó frente a ella y vio el odio chispear en sus ojos. Antes de que le diera tiempo a abrir la boca, le tendió su varita.
-Con la mía sí puedes -le indicó únicamente.
La slytherin la miró desconcertada por unos segundos. Comprendió que el ofrecimiento era sincero, pero eso no aplacó su furia. No obstante, no aceptó la varita. Hermione insistió. La slytherin le advirtió:
-Te juro que si me la das, lo haré. No puedo controlarlo y siento un enorme deseo de torturarte. No estoy tan rehabilitada, así que lárgate.
Hermione sabía que decía la verdad y que debía obedecer. Sin embargo, cogió a Bellatrix por la muñeca y le colocó en la mano su varita. Se separó unos pasos frente de ella y le indicó con un gesto que procediera. Pese a la oscuridad, vio la batalla en los ojos casi negros de la mortífaga. Si se lo hubiese expuesto oralmente no habría estado más claro: una parte de ella quería resistirse, aquello le podría suponer la vuelta a Azkaban. Solo habían sido palabras... Pero no era ningún secreto que a Bellatrix le dolía mucho más cuando Voldemort la insultaba que cuando la torturaba físicamente. No soportaba que la insultaran y menos ahora que creía que se había deshecho de las personas que la despreciaron. Aún así debía resistirse, tenía que controlar sus ansias asesinas.
Pero no era tan fuerte.
-Crucio.
Hermione lo sintió al instante. Cerró los ojos y apretó la mandíbula intentando mantener a raya el dolor. Aunque no fue tanto como cuando la torturó en la Mansión Malfoy, Bellatrix seguía siendo la mejor. Profundo y agónico, no era comparable a ningún otro sufrimiento. Cayó al suelo arrodillada y cuando creyó que iba a ceder y a gritar, todo se detuvo. Tal y como había venido, es esfumó. Solo había durado unos segundos. No porque la mortífaga no fuese capaz de mantenerlo (desde luego lo era y lo deseaba), sino porque con toda su fuerza de voluntad logró bajar el brazo. Se acercó a Hermione y la levantó del suelo. Le devolvió su varita y sin decir una palabra, retomaron el camino.
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Mientras dure la niebla
Fiksi PenggemarComienza el tercer curso tras la derrota de Voldemort. Hermione trata de superar el pasado y trabaja como profesora en Hogwarts. El terror vuelve cuando descubre que Bellatrix Lestrange, la mortífaga que la torturó, es la nueva profesora de Defensa...