Durante la siguiente semana una mezcla de emociones convulsas acosó a Hermione. Las repercusiones y sus dudas sobre su entrevista, el fin de semana con Harry, las revelaciones sobre Sirius... había sido demasiado. Pero poco a poco se fue calmando. El tiempo diría si había hecho bien en defender a la mortífaga públicamente. De momento no podía hacer nada, así que se centró en sus clases y dejó que todo se fuera estabilizando.
Decidió seguir el consejo de Mirelle e invitar a Bellatrix a cenar. Deseaba retomar su relación: no supo si por verdadero deseo o por aumentar las posibilidades de recuperar a sus padres. Tampoco a eso le dio vueltas, se aferró a la idea de siempre: en cuanto terminara el curso, todo habría terminado; hasta entonces, había que sobrevivir. Pensó en llevarla a su restaurante favorito, pero la morena no aceptaría salir con ella. Tendría que ser en el castillo. Aunque tampoco lograría convencerla de acudir a su habitación... Así que de nuevo pidió ayuda:
-¡Mir! ¿Podrías hacerme un favor?
-Dime –respondió la francesa.
-¿Podrías ponerle alguna excusa a Bellatrix para que quedase contigo esta noche en la Sala de los Menesteres? Quiero prepararle una cena y...
-Claro –respondió-, sin problema. Es ese sitio raro del séptimo piso, ¿no?
Hermione asintió y la abrazó.
-¿Te he dicho ya que eres la mejor?
-Sí, pero nunca está de más recordarlo –respondió Mirelle alegremente.
Charlaron durante unos minutos y cerraron los detalles. A las nueve de la noche, Hermione se apareció en Londres, compró la cena y regresó al castillo. Se puso el vestido que Mirelle le regaló por Navidad y se cubrió con la capa. Subió hasta el séptimo piso y preparó la cena en la Sala de los Menesteres. Pronto escuchó a la morena protestar por el pasillo:
-Pero ¿qué hacemos aquí? ¿No podemos...?
En ese momento Hermione salió y Mirelle se despidió a toda prisa. La mortífaga captó al instante que era una encerrona. Observó a la francesa que se alejaba a toda velocidad y masculló: "Huye, maldita hufflepuff... Ya te pillaré mañana". Seguidamente se giró hacia la gryffindor que le explicó que había preparado la cena.
-Prefiero que nos limitemos a ser compañeras –murmuró la duelista con frialdad.
-Ya, pero te he preparado tu cena favorita, así que te aguantas.
-No pienso... -empezó Bellatrix.
Pero Hermione la empujó dentro de la habitación. Hubiera sido cruciada ahí mismo con su propia varita de no ser porque la mortífaga descubrió toda la carta del McDonald's desplegada en diferentes platos. La sabelotodo había intentando engañar a su propio cerebro: creyó que colocándolo todo en una vajilla elegante y bebiendo vino sería menos comida basura. Además la sala se había decorado como un restaurante de la bohemia parisina con mesas y sofás de terciopelo rojo.
No hubo más protestas. La morena se quitó la capa y se sentó. Hermione la imitó. "¡Joder!" exclamó la bruja oscura al contemplarla. El vaporoso vestido blanco de alta costura que le regaló Mirelle le quedaba extraordinariamente bien. Bellatrix no fue capaz de disimular el gesto de admiración. Cuando se repuso, comentó como si nada:
-Me alegra que por fin entiendas el respeto que merece esta comida.
Sin más, empezó a devorar hamburguesas, nuggets y patatas fritas con su elegancia habitual. Pronto se enzarzaron en diversos debates intelectuales y en cotilleos estúpidos, como si nada hubiese pasado. Hermione disfrutó mucho y se olvidó de sus problemas.
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Mientras dure la niebla
FanficComienza el tercer curso tras la derrota de Voldemort. Hermione trata de superar el pasado y trabaja como profesora en Hogwarts. El terror vuelve cuando descubre que Bellatrix Lestrange, la mortífaga que la torturó, es la nueva profesora de Defensa...