Capítulo 21

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Era diciembre y quedaba solo una semana para las vacaciones de Navidad. Hermione quería ir a desearle felices fiestas a Hagrid, hacía más de un mes que no se veían. Él temía el colegio por cruzarse con Bellatrix y ella recordaba con terror lo que sucedió la última vez que lo visitó. Sabía que Greyback estaba muerto y ya no se podía colar ningún hombre-lobo... Y desde luego una vez la habían pillado desprevenida, no iban a ser dos. Pero seguía sintiendo reparos de acercarse al Bosque Prohibido.

Aunque era pronto por la tarde y había luz, si se retrasaba caería la noche y nada bueno sucedía de noche. Deseó que estuvieran sus amigos, con ellos siempre se sentía más fuerte. Aún así, salió del edificio y echó a andar. Solo dio tres pasos, le angustiaba alejarse del amparo del castillo. Llevaba dos semanas de intentos. Estaba a punto de posponerlo de nuevo, cuando alguien murmuró:

-¿Dando un paseo, monito? Hace muy buen día.

De nuevo la gryffindor no estuvo de acuerdo con su valoración: niebla y más niebla. Pero en lugar de volver a ese debate le preguntó a dónde iba. Le contó que necesitaba un ingrediente del Bosque Prohibido. Hermione la notó más alegre de lo habitual y le preguntó a qué se debía. Bellatrix le contó que por fin había terminado con el castigo de vigilar el aula de detención.

-Además he acumulado un montón de redacciones maravillosas con temas cómo "Por qué Madame Black sería mejor directora que McGonagall" y "Elogio a la inefable belleza de la lugarteniente de Voldemort". Hice un concurso y a los que más me han gustado les he regalado fotos mías dedicadas y un vale de cincuenta galeones para que compren lo que quieran en Hogsmeade. Varios me han pedido que les cambiara el dinero por más fotos.

Hermione sacudió la cabeza y le preguntó si lo sabía la directora.

-Oh, ¡claro que lo sabe! Le he enviado copias de cada redacción a diario. Sospeché que las haría desaparecer, así que utilicé un hechizo fijador permanente y ahora las tiene colgadas en su despacho quiera o no -confesó encantada-. Me estoy teniendo que esforzar para no cogerles cariño a esos cachorritos...

-Tu sobrino se pondrá celoso.

-Bah le tengo cariño a Draco, pero el cobarde de su padre y la sensiblera de su madre no son buena influencia para él. Ha perdido mucho desde que no vivo con ellos.

-¿No irás entonces a pasar las Navidades con ellos? -inquirió la chica- ¿O es que McGonagall no te deja salir?

-Me deja siempre que "un adulto cuerdo y responsable" se haga responsable de mí. Como si fuese una cría de cinco años... Pero no, no iré a la Mansión Malfoy. Estoy muy bien ahora que la gente no sabe qué ha sido de mí y las fiestas de Cissy estropearían mi paz.

Hermione no se atrevió a preguntarle qué iba a hacer entonces. Le dio pena pensar que probablemente pasaría las Navidades sola en el castillo. La bruja oscura le preguntó por sus planes:

-¿Tú qué? ¿Tu apuesto y distinguido novio te llevará a algún sitio?

-Sí. Bueno, no. Me quedaré con Ron y su familia en la Madriguera, son como mi familia ahora.

Su compañera comentó que ella preferiría tener una familia de escregutos. Hermione iba a echarle la bronca por su falta de sensibilidad cuando la bruja le preguntó que a dónde iba. La castaña la miró confundida y Bellatrix le señaló la cabaña de Hagrid que casi habían dejado atrás. La sensación de seguridad que le infundía la duelista unido a lo absurdo y envolvente de sus conversaciones la había distraído de la realidad. Había andado sin darse cuenta y había llegado a su destino olvidando por completo sus temores. No obstante, echó un vistazo al Bosque Prohibido y sintió un aguijoneo de espanto. La morena ya le había dado la espalda y caminaba hacia la entrada.

Mientras dure la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora