Capítulo 48

1.3K 203 278
                                    

La última semana de curso se hacía una exhibición para los padres de los alumnos. Instauraron esa costumbre después de la guerra, para mostrar transparencia tras el tiempo en que Voldemort controló la escuela. Los mejores en cada asignatura realizaban pequeñas actuaciones: transformar un animal en un objeto, elaborar pociones con efectos especiales e incluso hacer cantar a una mandrágora. Ese año la mayor expectación estaba puesta en la exhibición de duelo; por eso, la habían programado la última.

El Gran Comedor fue despejado de mesas y sillas y se colocó un escenario central. Se sirvieron cocteles para los asistentes y la orquesta de Hogwarts interpretó diferentes piezas. Casi ningún familiar quiso perdérselo: habían habilitado el expreso de Hogwarts para quienes no quisieran aparecerse o usar un traslador. A pesar de lo grande que era la sala, se llenó en seguida. Hermione estaba algo nerviosa, deseaba que sus alumnos lo hicieran bien. Estaba tranquilizándose cuando alguien comentó:

-Mione, no me pienso perder tu debut como jefa de pista.

-¡Harry! –exclamó la chica abrazándolo con alegría- ¡Has venido!

-No solo él –murmuró Ron apareciendo tras su amigo-. Siento lo que pasó, Hermione. Tenías razón: funcionamos mejor como amigos.

-Gracias, Ron –respondió la chica realmente feliz de verlos-, yo también siento cómo actué. Os he echado de menos.

Estuvieron poniéndose al día de sus trabajos y Hermione les comunicó las buenas noticias: al año que viene trabajaría con ellos en el Ministerio. Cuando les contó que era gracias a Bellatrix, la sorpresa no pudo ser mayor. Aunque ya sabían lo del cuaderno y la poción porque se lo contó a Harry, con ese nuevo dato sí que no sabían qué pensar de la mortífaga. Era un tema que preferían obviar. Y lo hicieron hasta que apareció otro viejo conocido.

-Eh... ¿Me puedo quedar con vosotros? Mi madre me ha obligado a venir pero sospecho que es para buscarme esposa... y me estoy escabullendo.

Hermione abrió los ojos sorprendida y los dos chicos lo miraron frunciendo el ceño. Pero como habían decidido dejar sus riñas escolares en el pasado, asintieron y le hicieron un hueco.

-Por cierto, Hermione, mi tía me acaba de decir que esta noche estará ya la poción.

-Ah, ¡gracias, Draco! –respondió la chica sin poder ocultar la sonrisa- Os dejo aquí, tengo que asegurarme de que mis alumnos no dejan mi fama por los suelos.

Los tres magos le desearon suerte e intentaron no sentirse muy incómodos entre ellos. Por suerte no dio tiempo: McGonagall informó de que iba a comenzar la exhibición. Los alumnos de Encantamientos fueron los primeros. Bajo la supervisión de Mirelle, realizaron hechizos levitadores hasta que terminaron todos flotando en el aire en una sorprendente armonía. Recibieron varias ovaciones y aplausos. Después hubo una exhibición de vuelo que salió bastante bien a pesar de ser en el interior. En Transformaciones convirtieron varios animales en objetos de oficina y después revirtieron los encantamientos. Fue realmente admirable, la chica dorada recibió una ronda de aplausos y todo el Gran Comedor coreó su nombre. Aunque nadie tan alto como Harry y Ron, que vieron que su amiga casi lloraba de emoción: dejaba su puesto por todo lo alto.

La muestra de Herbología en la que los alumnos mostraron varias plantas exóticas y contaron cómo las habían criado resultó muy colorida. Lo mismo la de Pociones, en la que los estudiantes más aventajados crearon un elixir vigorizante en directo. Salvo pequeños fallos, todas las actuaciones fueron intachables. Entonces, llegó lo que la mayoría esperaban.

-Ahora –informó McGonagall-, los alumnos mostraran lo que han aprendido en Defensa contra las Artes Oscuras con Madame Black. Seguidamente, tendrá lugar la muestra de duelo.

Mientras dure la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora