Los hombres lanzaban habladurías que apenas atendía, pero ciertas palabras y nombres llegaba a fruncir el ceño y tragar con dificultad lo que suponía abrirse a un nuevo mundo. Breyton y yo acordamos un silencio infranqueable, advertía sellar las bocas de los demás tras lo ocurrido, y una cercanía inevitable en la montura que nos tensaba a ambos.
Descendieron por un terreno empinado donde descansaba al final un manantial de consumidas cascadas, pero gran profundidad en sus aguas de un atrayente azul marino. Después de horas cabalgando, decidieron acampar de cerca hasta emprender el viaje el próximo día. Todos siguieron las instrucciones del jefe a no mirar de más en mi dirección y a no hablarme de forma inapropiada, aunque ninguno, a tener en cuenta Cordor, se atrevieron a dirigirme una palabra.
Estaba sentada en un tronco muerto y consumido de plantas invasoras. No percaté la presencia de Breyton hasta que escuché el partir de una ramita a mi costado. De su mano abierta, había unos frutos rojos de aspecto a las frambuesas. Un rojo irresistible, no de los iris ojos de quien me los ofrecía.
—¿Tienes hambre? —preguntó desenfadado.
No contesté ni asentí. Pero moría de dolores de estómago por unas migas de comida. Así que, con mi dignidad más que pisoteada, acepté esas frambuesas sin cruzar la mirada del hombre que debía alejarme en cuánto tuviera una buena oportunidad y sin riesgos por delante.
Cuando tomó el mismo asiento, entendí que los frutos rojos fue la tarjeta de entrada que necesitaba para empezar una conversación.
—Apuesto que estaré arriesgando bastante al precipitarme en ofrecerte esto, pero tendrás preguntas cómo dónde dormirás después de este viaje... —Suspiró—. Te ofrezco un lugar para descansar y comer en mi residencia personal.
Menos mal que devoré una de las frambuesas antes de que se me atragantara en la garganta.
—¿Me estás... Ofreciendo a quedarme en tu casa?
—No es el lugar que se considera acogedor. Pero, es el único donde podré comprobar en primera persona y en todo momento que cumplo con mi palabra de cubrir tus necesidades y enseñarte a adaptarte a estas tierras.
La cara de Breyton desapareció de un chasquido de dedos para reemplazar la de Malkolm. Y todo por esas palabras concedidas de confianza y protección tan propias de él...
Solía predecir mis lágrimas, pero esa vez, no pude.
—¿Susan? —Inquirió sorprendido. Su intención fue tocar alguna parte de mí como el hombro, pero descubrió el error de hacerlo por la desconfianza que mi cuerpo mostró.
—Gra... —corté de comprender a quien iba agradecerlo.
«¿En serio iba a darle las gracias? Sarah deja tus modales de cortesía con ese hombre»
Lo peor fue reconocer un ápice de tiempo el considerar su invitación.
Hubo un bloqueo abrasivo en las paredes de mi garganta, y sostuve la cabeza con una mano porque sentía que el mundo giraba a una ruleta rusa.
—Esto es demasiado para mí.
—Es evidente que sí —dijo y tal tono calmado, hizo que mis dedos se doblaran a mis palmas creando puños.
No estaba acostumbrada a ser tan dependiente de mis emociones negativas, pero sería culpa de mi embarazo anormal.
—¿¡Tú qué sabrás!? —Salté del asiento natural y sentí el jugo del resto de las frambruesas en mi palma cerrada—. Vine contigo porque no tenía opción y lo recordaste sin una pizca de empatía y no me vengas que no conoces los modos de consolar a alguien, lo hiciste abusando de tu posición.
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El alma del lobo (Completo)
WerewolfElla descubre el resultado de una noche de pasión, pero aún no sabe que su cómplice no es humano y mucho menos de este mundo. 1° Libro - Completo | En proceso de edición Créditos de portada: @Wristofink Registrado en Safe Creative: JtIURY3CCH_201507...