Capítulo 31

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Lamento la notificación del nuevo capítulo. Ayer se me borró este capítulo por fallos de la web de Wattpad y gracias a soporte técnico me lo han devuelto.

Y ya de paso les informo que estoy planeando hacer una pequeña maratón. 😁❤️

Les recomiendo visitar mi Instagram, pues ahí les informo de cada noticia.


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Mi mirada se enfocaba a lo lejos con determinación, rozando la obsesión sobre el círculo rojo central. Las flechas fallidas marcaban los iris de azul y blanco pintados sobre el disco de paja y muchas enterradas de punta en la hojarasca. En mi mano sostenía una, y en la otra, el arma que diría el impulso: un arco que parecía un arpa fruncido en onda en el intermedio. ¿La razón de estar en el terreno de entrenamiento del castillo de Breyton practicando tal arma? No lo había. Debería tirarlo por miedo de mí misma y de los otros. Sin embargo, el deseo de mi interior era tan fuerte y seguro de sí mismo que me venció: dar en la diana. Coloqué la flecha entre mis dedos y la cuerda antes de realizar la postura de disparo. Las plumas blancas de la flecha  rozaron mi mejilla hasta dejarla al inferior mientras flexionada mi brazo. Erguí mi espalda y de repente, se hizo presente el recuerdo de una voz masculina en forma de eco:

« “Inspira, hincha el pecho hacia adelante y contén el aire hasta soltar la flecha” »

Y lo hice.

El sonido cortante era el de mi flecha, pero esta fue desviada por otra desconocida impidiendo mi principal objetivo. 

Alguien me sacudía el hombro llamándome con ahínco como si no respondiera a la primera y para cuando mis párpados se abren, me tansporté en otro espacio.  Breyton estaba conmigo que se enderezó rápidamente apartando su agarre sobre mí. Era la habitación donde dormía en Bejt Dubh. Jadeé atragantada del asombro y llevé la mano a la cabeza mareada al incorporarme. 

— Bien, no intentas lanzar puñetazos cuando uno quiere despertarte —Parecía un reproche rencoroso que un comentario de broma y su consuelo—. ¿Estás bien? —añadió Breyton ahora acogido de la preocupación que me hacía dudar siempre. 

Yo asentí confundida con un hecho en susurro. Al mirar más allá de él, estaba Nerelyn que me miraba extrañada y la criada con su rostro neutro, pero atenta a mi lugar. 

— ¿Qué ocurre?

— Buena pregunta —dijo Breyton—. Nerelyn acudió a mí al no conseguir despertarte. 

— Estabas pálida como la leche y no me escuchabas como si estuvieras inconsciente —agregó ella con su temple impoluto de emoción que otros no emplearían con su descripciones. 

La tensión de mi frente se limitaba al esfuerzo por encontrar respuestas ante las misteriosas declaraciones de los presentes. Me había olvidado de ellos, como si una parte de mí aún estuviera en el limbo de los sueños que respondí con una pequeña reacción de sorpresa cuando Breyton me llamó:

— Sarah, ¿mando traer a Yoreg? 

Imaginé la dramática actuación que haría de sólo decirle sin tapujos que no despertaba. 

— ¡Oh, no, no! —Sacudí mis manos—. No hace falta. A veces me pasa por tener sueños profundos —Mentí indecorosa—. Y me encuentro bien, perfectamente. 

Una dura crítica recibí en su mirada rojiza, más oscura que se comparaba con el color de las cerezas maduras. Aquella vez decidió dejar los elegantes semi-recogidos para lucir la libertad de su cabello azabache. 

El alma del lobo (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora