𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── 013:

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𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄

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CHAPTHER THIRTEEN:





—¡Por supuesto que no!—gritó Aida, tuve que hacer una mueca por su grito que supongo que se escuchó por toda la mansión.

—Aida, mira...

—No, no me vas a convencer y no me interesa con que excusa me vas a salir, Isabelle.

Si, las cosas no estaban saliendo exactamente bien con Aida, pero sabía desde que puse un pie dentro de la enorme mansión que íbamos a terminar metidas en una pelea. No esperaba nada de Aida y aún así logra decepcionarme.

—No dejes que te explique nada.—ya estaba yo también perdiendo la paciencia.

Ah, sí, Scott si se fue al final de todo. Cuándo salimos a verlo ya no estaba, por lo que tuvimos que tomar un taxi para yo ir a mi departamento y Chris irse a donde sea que se iba a ir, probablemente a seguir a su hermano. Aproveché que el aún era tarde para ir a la mansión de los Fitzgerald. Tuve que esperar de manera ridícula a que una de las empleadas le avisara a Aida que yo estaba ahí.

Luego empezó la gran pelea en la que ya tenemos como una hora y media metidas.

—Te dije que no, y no importa que digas, es mí hijo y ya tomé mi decisión.

¿Saben? Tampoco es que la culpe, dejar que tu hijo tome un vuelo de 5 horas a otro estado solo para asistir a la premiere de una película. Pero por otro lado, ella no está mandando a Sam con un desconocido, le guste o no soy su tía y he cuidado más de él de lo que Aida ha hecho, y tampoco es cualquier premiere ni nos invitó cualquier persona. Eso sí me disgusta, que sea egoísta.

—Sabes que Sam jamás te lo va a perdonar.

—Sam es un niño, con el tiempo aprenderá que la vida no es un parque de diversiones.

—¡Cómo puedes ser tan cínica!—me puse de pie para acercarme a ella, que estaba sentada con el ceño fruncido.

—¿Disculpa?

—Eres una cínica, crees que puedes dañarle la ilusión a Sam de algo que quiere tanto, mi pobre sobrino vive encerrado aquí, solo es un niño cuándo me lo llevo los fines de semana.—todo rastro de calma que había en mi se fue al diablo cuándo la escuche hablar de esa manera tan cínica.

—Bien, ¿acabó tu rabieta? Porque tengo cosas que hacer.—con una mano golpeé su estúpida mesa, y pude ver la sorpresa en sus ojos, yo no me iba a dejar tratar así de ella.

—Escúchame bien Aida, me importa un comino las cosas que tengas que hacer y que consideras más importantes que la felicidad de tu propio hijo, no sabes ni cuál es el libro favorito de Sam ni su sabor de helado favorito. Tú solo tienes un hijo, pero no eres una madre.

Aida se puso de pie, tenía uno de sus conjuntos que la hacen ver tan estilizada y hermosa, si no fuera una víbora.

Me apuntó con su dedo, algo que parece que es de familia, antes de gritar.

—¿Como te atreves a hablarme así? Soy tu hermana mayor, estás en mi casa y la respetas. Lo único que has hecho con Sam es volverlo un niño malcriado que hace lo que le viene en gana, eso no es educarlo. Sam es mi hijo y me importa un diablo lo que digas, si quieres irte a Los Ángeles con ese tipo que apenas conoces y no sabes ni que es capaz de hacerte, entonces vete tú, pero a mi hijo lo dejas en paz.—su mirada era tan dura que me dolía en el pecho saber que era a mi a quien está viendo así.—Pero claro que tú no entiendes el peligro, no es mi maldita culpa que no tengas hijos.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── chris evans [𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora