𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── 023:

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𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄

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CHAPTHER TWENTY-THREE:

MARATÓN 3/3



De más está decir que nuestros papás nos dieron un buen sermón porque no los llamamos cuándo estuvimos en Los Ángeles.

—Ni un solo mensaje, ¿para que cargan su celular entonces?

Tenía años que no me daban un sermón junto a Aida, ambas estábamos sentadas en el sofá con la cabeza agachada mientras mamá nos decía la importancia de los mensajes de texto.

En el fondo quería reír, pero me aguantaba.

—Felices han de estar, su mamá y yo estábamos muy preocupados por ustedes.—papá siempre hacía malo para dar sermones, usualmente solo repite lo que mamá dice y luego se queda callado. Dice que no tiene corazón para regañar a sus hijas.

—Lo sentimos, no volverá a pasar.—habló Aida, porque yo estaba muy concentrada tarareando una canción para no reírme.

Reír en medio de un sermón es firmar tu sentencia de muerte.

Cuándo mamá y papá, bueno más mamá, terminó el regaño, nos mandaron, como a dos niñas pequeñas que se habían caído de un columpio por andar peleando, a nuestro cuarto, mientras ellos se llevaban a Sam al patio a jugar.

Cuándo Aida y yo vivíamos aquí, antes del nacimiento de Sam, vivíamos en el mismo cuarto, pues la casa no es grande. Luego, Aida conoció a Andy y tiempo después fueron a vivir juntos, y yo me quedé con el cuarto. Luego se casaron y nació Sam, y en esas fechas yo me fui a vivir a mi destartalado departamento, porque quería demostrarme a mi misma que podía salir adelante por mi cuenta.

Cuándo entramos al cuarto, yo me sentí igual, pues a veces cuándo me quedo con Sam dormimos aquí, pero Aida estaba viendo todo como si fuera la primera vez.

—Mira, justamente quería estas fotos.—Aida caminó hasta el estante donde habían algunas fotos de nosotras juntas.

—¿Para que las querías?

—Mi oficina está muy vacía, quiero ponerle algunas fotos, unos cuadros, tal vez una planta. Mañana vamos para que me ayudes.

Nunca he estado en la oficina de Aida.

Aida se sienta en la cama y luego se estira y se acuesta. Es una señal divina, este es el momento para hablarle.

—Aida, el sol no está aquí dentro, ya sácate esas gafas.—me siento a su lado, no me tragué ni una palabra que me dijo en el auto de que había mucho sol y por eso tenía gafas. He visto muchos capítulos de Mujer; Casos de la vida Real como para saber que miente.

—Me combinan con el outfit.

—No es cierto.—también me acuesto, estamos cerca, puedo oírla respirar pausado, como si tuviera una batalla interna.—Sabes que me puedes decir lo que sea, ¿verdad?

—Lo sé.

—Entonces...—me apoyo en mi codo para verla, se la ve súper incómoda, pero si no hablamos ahora no lo haremos nunca.—¿Estás bien?—Aida asiente.—Enserio sácate las gafas, pareces una celebridad.

Entonces le veo la mano, temblando, se acerca a las gafas y se las quita, noto algo muy mínimo, hay una enorme capa de maquillaje en su ojo. Me siento de golpe y la tiro del brazo para que se siente también.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── chris evans [𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora