𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── 047:

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𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄

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CHAPTHER FORTY-SEVEN:





Ese día domingo me la pasé toda la mañana sentada en la arena de la playa Hermosa, me sigue dando risa decir el nombre de la playa, no se a quién se le ocurrió pero seguro se fue a su casa con un buen cheque por dar ese nombre.

Era el último día que estaríamos en la ciudad, el vuelo de regreso salía a las seis de la tarde, llegaríamos entre muertos y herido a las diez de la noche a Nueva York.

Chris salió muy temprano en la mañana, diciendo que lo habían llamado para arreglar unos asuntos que si me explicó, pero como estaba más dormida que despierta no le entendí nada, solo le dije que saldría a la playa y me dio mil indicaciones de que hacer para que no me roben.

El mismo joven que me dijo que Chris le había pedido que no me dejaran salir, me saludó alegre cuándo me vio, no se que pensará de mi, o porqué no ha llamado a la policía, como sea le pregunté y dijo que conocía a Chris y él únicamente la había pedido que no me dejara salir porque no conozco la ciudad.

Buena esa Chris, ahora todo el hotel sabe que soy una desorientada del carajo.

La curiosidad fue más fuerte que yo y me acerqué un poco al mismo grupo de surfistas que vi ayer, está vez me puse a hablar con ellos, y aunque trataba de concentrarme en cómo me decían lo hermoso que es surfear, las palabras 'hombres en mallas apretadas' me carcomian la cabeza.

Cerca de la una de la tarde, cuándo yo ya había regresado al hotel a comer y luego volví a salir a comprar algunas cosas, Chris llamó diciendo que estaba de regreso y que si era necesario llamar a la policía, le dije muy orgullosa que no estaba perdida, que estaba en una tienda de souvenirs a solo unas calles del hotel.

—Hoy estoy completamente perdido, no se a dónde podríamos ir, pero como sea siempre se puede buscar en internet.—me dijo el susodicho una vez que encontró la tienda donde estaba y se sentó a esperar que yo me decidiera por algo.

Una tienda de souvenirs que estaba llena de mujeres, hasta me daba risa cómo Chris trataba, según él, de pasar desapercibido.

No podía pasar desapercibido si era el doble de alto que todas las mujeres que estábamos dentro.

Su plan no funcionó y un grupo de mujeres se acercó a tomarse fotos con él, yo por mi parte seguí buscando algo que me llamara la atención mientras Chris se ahogaba en el mar de fanáticas.

Las gorras no funcionan como él cree, esto no es Marvel.

Voy a comprar pulseras a juego para tener con Mandy, al fin y al cabo le debo algo por como me ha defendido desde ayer de los comentarios en la foto que Chris subió a Instagram.

Una joven de apariencia hippie y muy amable me dijo que le podía poner nombres a las pulseras, y esperé sentada hasta que escribiera nuestros nombres, sin tener idea de si Chris sigue aquí o la ola de fanáticas ya lo raptó y yo no me di cuenta.

—Muchas gracias, a Mandy le encantará.—a Mandy le gusta básicamente todo lo que haga ruido, tiene una pulsera en el tobillo que hace ruido, parece un gato con un cascabel.

—No hay de qué, por cierto, tu novio parece estar aburrido.—cuándo veo a Chris, sigue sentado dónde estaba antes, jugando con sus propias manos.

—Los hombres no tienen mucha paciencia con las compras.—la joven me sonríe dándome la razón, porque la tengo, los hombres simplemente no nacen con paciencia para comprar.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── chris evans [𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora