𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── chris evans [𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀]

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── 056:

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄

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CHAPTHER FORTY-SIX:

Espero sentadita sin hacer ruido hasta que la gente afuera se vuelve loca y los de adentro también mientras van a buscar agua como si Chris viniera de correr una maratón en Italia.

—Hola Bellita.—salto del susto cuándo a mi lado se sienta Sebastián, ¡Sebastián!—Ay disculpa, no quería asustarte.

Ahora todos me dicen Bellita, ¿me estoy quejando? Por supuesto que no.

—Hola, no descuida, me asusto fácil.

—¿Cómo estás? Hace tiempo que no nos vemos.

—Pues estoy bien, gracias por preguntar, ¿y tú qué tal estás?

Sebastián me sonríe, había olvidado lo guapo que es.

—Me ha ido bien, tengo algunos proyectos que hacer, y ahora me invitaron a la convención, es bueno ver a los chicos después de tanto tiempo.

—Si, espero que te vaya bien en tus proyectos Seb.

—Muchas gracias Bellita, ¿qué haces aquí?—tan rápido como hace la pregunta, se ríe de si mismo.—Que pregunta tan estúpida, es obvio por quién estás aquí.

—¿Por quién? Tranquilamente estaría aquí por... no sé, Hayley Atwell.

—Pero no es cierto, estás aquí por Chris.

—Ya me descubriste, pero si, ¿y tú tienes panel ahora?

—Si, después de ese horrible novio que tienes.

—Oye no, es un amor de novio.—Sebastián finge vomitar.—Bueno, creo que ya terminó por la bulla, buena suerte Seb.—pedazo de cómoda, ya lo ando llamando por sobrenombre.

—Gracias Bellita, mira ahí viene tu novio.—Chris baja unas escaleras y alguien le pasa una botella de agua.

—Hola Seb, hola amor.—Chris se deja caer a mi lado en el mueble donde estamos sentados con Sebastián, se acomoda y recuesta su cabeza en mis piernas.

—Vaya cara que tienes, y sólo es el primer día.—se burla Sebastián.

Chris no le contesta y solo se quita la gorra, paso lentamente la mano por su cabello.

—¿Cómo te fue amor?—Chris emite un sonido extraño, como si me hubiera querido contestar y al mismo tiempo no.

—Pareces cavernícola, sólo di bien o mal.—dice Sebastián.

—Me duele mucho la cabeza...

—Chris, ¿qué haces ahí acostado? Tenemos que ir a la firma de autógrafos.—frente a nosotros aparece una mujer rubia, de unos treinta y siete años más o menos y con una mirada de que quiere matar a cada ser humano en la faz de la tierra.

—Le duele la cabeza.—le digo a la mujer, que me ignora por completo.

—Ya te traigo una pastilla, están haciendo fila ya.

Chris se vuelve a quejar, siempre se queja y por todo, pero esta vez le doy el beneficio de la duda y toco su frente.

—Cariño, estás caliente.

—Siempre estoy caliente bebé.

—Chris no es broma, estás muy caliente, Seb tócale la frente.—Sebastián me hace caso y le toca la frente, duda un poco y le toca el cuello.