𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── chris evans [𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀]

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 ── 050:

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄

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CHAPTHER FIFTY:

En mis años de maestra, esta es la primera vez que realmente me siento orgullosa a más no poder de mi curso.

Porque aunque todos, incluida yo misma, creíamos que el show sería un desastre, fue todo menos eso.

Fue espectacular.

Los niños bailaron con toda la pasión del mundo, se sabían la coreografía de memoria, ponían caras de enojados, al acabar todo el mundo les estaba aplaudiendo y ellos hacían una pequeña reverencia.

No quiero ser la que dice esto, pero se comieron vivos a todos los demás cursos que bailaron ese día.

—Me imaginé todo en la vida, menos que esto realmente saldría bien.—me dice Aida cuándo regreso a dónde está la familia reunida.

—Si, ahora me da pena que baile mi curso porque el de Belle los hizo trizas.–dice una muy triste Mandy.

Y todos lo decimos que no, que saldrán bien.

—Amor, retiro completamente todas las burlas que hice de tus mocosos, les salió muy bien la coreografía.—Chris, quién tenía a Sam en brazos, nos había dejado de hacer barra al curso.

Solo le faltó dibujarse la cara como las porristas.

Y está pero recontra que de más decir que Chris les terminó diciendo que se quedaran con los trajes a pesar que eran alquilados, los niños hicieron una celebración más grande aún.

Porque a falta de Santa Claus, está mi sugar daddy.

Hasta Tom, si, Tom, me felicitó, bueno felicitó a los niños pero en mi mundo de fantasía dijo que estaba enamorado de mi.

Los niños estaban haciendo una celebración masiva cuando me acerqué a ellos, tomándose fotos en grupo y con los padres, me tomé quinientas fotos con todos y les prometí que la lección que les tomaría el lunes quedaba completamente olvidada.

Cuándo el festival acabó, también acabaron las esperanzas de Sam de seguir comiendo dulces, pero ya había comido demasiado y eso solo traería problemas, si de por si hace mil preguntas ahora peor con tanta azúcar en el sistema.

También pasó lo impensable.

Sam pidió de manera, muy cordial debo de admitir, a Aida para que lo cambie de escuela, dice que quiere estudiar en esta escuela.

Y Aida no supo que decirle, Sam dice que su escuela es muy aburrida y que los niños de su curso no le quieren hablar.

Y recién ahora lo dice, a pesar de que todos los días que llega de su clase le preguntamos cómo le fue.

Cuándo todas las personas se fueron, en el salón solo nos quedamos los maestros para arreglar, y en esta ocasión se quedó toda mi familia porque todos estaban intrigados por saber porque nadie le hablaba a Sam.

—¿Desde hace cuánto nadie te habla?—le pregunta Aida.

Sam se soba los ojos con sueño, antes de responder.

—Desde hace unas semanas.

—¿Y por qué no nos habías dicho nada, ni a mi, ni a tu tía?—vuelve a preguntarle, Sam piensa un poco antes de hablar.

—Porque no sabia que era importante.

—Cariño, ¿cómo no va a ser importante?—le pregunta Chris, quién es quién lo tiene cargado.—¿Por que nadie te habla?