10 - Equipaje

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Dedicado especialmente a SumaelCronno.
Feliz cumple, amigo ;)

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El fin de semana de Acción de Gracias suele ser un caos en cualquier Universidad. Las calles internas se llenan de gente que va y viene, algunos para pasar la fiesta con su familia, otros para aprovechar una pequeña escapada de la rutina antes de los exámenes y trabajos de medio término.

Elsa prefiere encerrarse en su cuarto hasta que la mayor parte de la gente se haya ido y salir más tarde.

Sólo que hoy el Rector le mandó un mensaje indicándole que lo espere en la puerta principal de su edificio, así que Elsa está con una mochila, apoyada en la barandilla en lo alto de la escalera.

Kristoff sale de la residencia cargando un enorme bolso verde y violeta seguido de cerca por Anna.

"¡Déjame llevar mi equipaje! ¡Puedo llevarlo perfectamente!"

"No si cargas ropa para un mes. ¿Tanto necesitas para menos de una semana? ¡Además vas a tu propia casa!"

Elsa sonríe ampliamente al escucharlos. Su amistad se recompuso bastante tras la maniobra del cambio de exámenes.

"Tal vez deberías dejarla que lo lleve, así nos demuestra de qué es capaz..." sugiere. Kristoff sonríe de lado y gira sobre sus talones.

"¡Elsa tiene razón! Aquí tienes." Acto seguido, lanza hacia Anna el bolso y se cruza de brazos, desafiante.

La pelirroja atrapa su equipaje con firmeza y ajusta la correa en el aire. Enseguida pasa un brazo y la cabeza por allí y, moviéndolo hacia su espalda, empieza a bajar las escaleras sin problemas con actitud triunfante.

"OK, no se me había ocurrido eso," comenta sorprendido el muchacho.

"Es más lista que tú, Bjorgman," sentencia Elsa, dándole un golpecito en el pecho con la palma abierta. "Pero tú tienes un gran corazón," agrega burlona, antes de bajar y unirse a Anna, que hace un bailecito de victoria al pie de la escalera. "Vamos, Sandberg, deja de bailar sobre los restos del orgullo de Bjorgman."

Anna toma aire y abre la boca para contestar, pero la interrumpe la bocina de un coche compacto que estaciona al lado del grupo.

"¡MAMÁ!"

Del coche baja una mujer delgada, con jeans, botas y un abrigo de lana lila. Sus ojos turquesa, calcados a los de Anna, resaltan bajo una cabellera castaña salpicada de mechones blancos.

"¡Anna!" exclama la mujer, corriendo a su encuentro. La abraza con dificultad por culpa del bolso, pero la joven no se queda quieta. Se separa velozmente, revolea el equipaje al asiento de atrás del auto y vuelve a tomar la mano de su madre, tirando de ella para llevarla con sus compañeros.

"Mamá, ellos son Elsa y Kristoff, los amigos de los que te hablé," presenta. "Chicos, ella es Idunna, mi mamá."

"Es un placer, chicos," saluda, dándole un apretón de manos a cada uno. "Me alegro mucho de que mi niña esté haciendo amigos en su primer año aquí."

"El placer es todo nuestro, señora Sandberg," contesta solemne Kristoff.

"¿Ya podemos irnos?" pregunta entusiasmada la pelirroja.

"Tan pronto como te despidas de tus amigos," sonríe la mujer. "Adiós", los saluda con la mano mientras se dirige otra vez al auto para darles espacio.

Anna da un saltito de alegría y corre a colgarse del cuello de Kristoff.

"Te extrañaré."

"Oh, vamos, son sólo unos días," ríe el muchacho, devolviendo el abrazo. "Antes de que te des cuenta estarás disfrutando otra vez de los ronquidos de Aurora y podrás venir a acampar al hall de mi edificio." Ambos sueltan una carcajada.

Anna se desprende de Kristoff y se acerca a Elsa. Parece dudar un segundo, pero finalmente avanza y la abraza por la cintura. Tímida, la rubia le rodea los hombros suavemente, resistiendo la tentación de acurrucarse contra el hueco de su cuello y aspirar profundo.

"A la vuelta nos vemos para estudiar."

¿Qué acabo de decir?

Anna ríe contra su hombro y asiente.

"Cuenta con eso."

Elsa no está haciendo nada para que el abrazo dure más, pero tampoco para alejarse. Siente que el agarre de Anna se mantiene más o menos constante unos segundos más, luego la aprieta un poco más fuerte por un instante y al fin se separa lentamente, deslizando sus brazos hasta dejar las manos en su cintura. Se miran a los ojos por un momento.

"Cuídate," le susurra, sintiendo la boca repentinamente seca.

La pelirroja amplía su sonrisa mientras retrocede hacia el auto.

"Cuenta con ello."

Y le guiña un ojo.

Me guiñó un ojo.

Y se voltea hacia el coche, y lo rodea, y se sube y se va.

Y Elsa se queda mirando con una sonrisa estúpida.

"Tienes una sonrisa estúpida," señala Kristoff. Elsa responde con un bufido y una palmada al bíceps más cercano del muchacho.

"Cállate, Bjorgman. ¿No vienen a buscarte?"

"Nah, Pabbie ya debe estar en pantuflas y bata esperándome para discutir el partido de fútbol de anoche."

"¿Pabbie? ¿Como el profesor Maxwell Pabbie? ¿De Lógica?" pregunta sorprendida.

"Es mi tío," responde, encogiéndose de hombros, restándole importancia. "Cuando lo aceptaron en el puesto de profesor aquí, hace dos años, insistió en que venga a esta Universidad para tenerme controlado." Tras unos segundos de silencio, pregunta: "¿Y tú no viajas?"

"Esta vez, mi padre está de viaje de negocios y no llega a volver a Nueva York, así que no voy a ir para estar sola allí. Prefiero quedarme," sentencia. "Además, el Rector Holmen ha sido muy amable de invitarme a cenar con él y su esposa. Vendrá a buscarme en unos minutos, supongo."

"Nos veremos por aquí, entonces," concluye, contento. "Gerda Holmen cocina como los dioses."

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