Durante la siguiente semana, Anna y Elsa no se han visto más de lo estrictamente necesario. Las clases compartidas, la reunión del viernes, algún cruce por el campus...
Elsa siente la mirada dura de Anna cada vez que se cruzan. Y sabe que tiene mucha razón al estar enojada.
Pero cuatro fuertes golpes en su puerta la despiertan la madrugada del domingo.
"¡Elsa! ¡Despierta!" Kristoff suena desesperado y la rubia se levanta de un salto. Corre a abrir mientras mira el reloj digital que tiene en la mesa de noche.
4 de la mañana. No puede ser bueno.
Y al abrir, lo único que puede ver es a Anna.
Anna en brazos de Kristoff. Como dormida. Débil.
El muchacho entra sin preguntar y deja a la pelirroja en la cama libre.
"Me llamó Aurora desde la casa de su sororidad, estaban en medio de una fiesta. Parece que consumió alguna droga, pero no sabemos si fue intencional o si le mezclaron algo en la bebida," explica. "El problema es que cuando llegué a buscarla, Hans estaba intentando meterla en un coche."
Anna no le contó a nadie más que a nosotros.
"¿Cómo dices?"
"Las chicas de Tau Tau Phi dijeron se presentó como su novio. Y Aurora estaba hasta las cejas de porro y quién sabe qué más cuando él llegó, no podía avisarles que no lo era. De todos modos, cuando me vio, dejó caer a Anna a la calle y salió con el coche como alma que lleva el diablo."
"Tenemos que reportar esto, Bjorgman."
"Tenemos que esperar a que Anna despierte para hacer eso. Pero no dejaré que Kolbek se salga con la suya," agrega, ajustándose el abrigo y empezando a caminar hacia la puerta. Elsa lo detiene poniéndole la mano en el hombro.
"No irás a hacer alguna locura, ¿verdad?"
Kristoff la mira a los ojos y Elsa puede ver la ira que arde en su interior.
"¡Ese maldito pudo haberle hecho cualquier cosa!"
"Pero sin pruebas, lo único que conseguirás es que te expulsen a ti."
"No me importa. Cuida a Anna, yo me encargo de Kolbek." Con un sacudón del hombro se libera de su amiga y sale con paso firme, cerrando la puerta tras de sí con fuerza.
Parada en medio de la habitación, Elsa siente un escalofrío recorrer su espalda.
Hans pudo haberse llevado a Anna si no fuera por Kristoff.
"¿Elsa...?" La voz de Anna suena increíblemente débil y sus ojos permanecen cerrados, pero la rubia la escucha y se apura a sentarse a su lado y tomar su mano.
"Estoy aquí, Anna."
"Hans..."
"Kolbek no está aquí. Bjorgman no lo dejó llevarte," explica. "¿Sabes qué te pasó?"
Anna balbucea algunas sílabas inconexas, pero aprieta con fuerza la mano de Elsa y empieza a llorar.
"Estás segura aquí, no te hará daño. No dejaremos que te haga daño," promete. E intenta mantener la fuerza en su voz, pero siente su corazón quebrarse por dentro.
ESTÁS LEYENDO
Lógica
RomanceEl hecho de que Elsa se sentara en el fondo del aula no tiene que ver con que le disguste la clase ni con que quiera ser remotamente relacionada con los revoltosos de siempre. Pero el último pupitre del lado derecho del aula le da una vista directa...