6 - Gritos

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Es un día soleado y apenas fresco. Probablemente sea el último de este estilo en lo que queda de otoño. Las temperaturas vienen cayendo definitivamente y todos saben que en cualquier momento llegarán las primeras nieves de la temporada.

A Elsa le gusta particularmente el invierno. El frío nunca le ha molestado realmente, así que no necesita usar capas y capas de ropa para abrigarse. Le alcanza con algún saco grueso que detenga el viento.

Los espacios verdes del campus, ahora teñidos de marrones y ocres otoñales, están desbordantes de jóvenes. Algunos grupitos de estudio han decidido sacar sus reuniones de la biblioteca y pasarlas al aire libre. Los SYK se entretienen dando vueltas por los caminos y haciendo mucho ruido ante cualquier payasada que se les ocurre. Desde un rincón, Kristoff levanta la vista de su guitarra y ve a Elsa acercándose.

"¡Miren quién ha decidido bendecirnos con su presencia! ¡Su Majestad, la Reina del Congelador!"

"Bjorgman..." murmura amenazante.

"¡Vamos! Un poco de humor, Elsa. Es todo lo que pido."

"A este paso, tu humor te valdrá una tabla de skate partida sobre tu cráneo."

"¡No le harás eso a SVEN! Es mi tabla favorita de todos los tiempos," exclama, fingiendo un tono de ofensa. Acto seguido deja la guitarra a un lado y da unos golpecitos en el pasto a su lado. "Siéntate y disfruta del día. Traje galletas y chocolate caliente," informa, sacando de su mochila una bolsa de papel, un termo y una pila de vasos de poliestireno.

"¡NO! ¡DÉJAME EN PAZ, HANS!"

La voz es de Anna.

Y ambas cabezas rubias se alzan alertas buscando de dónde proviene el grito.

Anna y Hans están junto a la fuente, a unos cincuenta metros de ellos. El muchacho la tiene tomada firmemente de la muñeca y le habla con el ceño fruncido, muy cerca de su cara, pero no llegan a escucharlo.

Elsa y Kristoff corren hacia ellos, abandonando todas sus cosas en el césped. Llegan a tiempo para escuchar otro grito.

"¡SUÉLTAME!" Anna tira de su brazo inútilmente.

"¡Ya déjala, Kolbek!" ordena Kristoff. Hans afloja la presión sin soltarla, pero el tironeo de Anna hace que ambos pierdan el equilibrio. Hans trastabilla hacia adelante y Kristoff lo toma del frente del suéter. Anna, con menos suerte, empieza a caer hacia atrás.

Afortunadamente, Elsa está en el lugar indicado para sujetar a la pelirroja antes que llegue al suelo. La chica se aferra fuerte a ella. Está temblando.

"No es asunto suyo," gruñe Hans.

"La chica te dijo que la soltaras. Si no lo haces, será siempre asunto nuestro," responde Kristoff en el mismo tono. "Vete de aquí antes de que reportemos esto a la Junta," agrega, empujándolo ligeramente y soltando el suéter.

Hans se endereza y resopla con furia. Pasa la mirada de uno a otro y termina clavándola en Anna.

"Eres mía, Anna. No lo olvides. Mía."

Da media vuelta sobre sus talones y se aleja rápidamente hacia sus hermanos del SYK.

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