14 - Confianza

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Cuando Elsa llega con Anna a bordo del Uber a la puerta del edificio residencial, Kristoff las está esperando nervioso. Abre velozmente la puerta del coche y toma a su amiga más joven en brazos.

"Vamos a mi cuarto," indica la rubia, empezando a subir. "Tengo una cama extra. Ahí estaremos tranquilos y nadie hará preguntas."

Una vez en la habitación, Elsa abre su propia cama y hace un gesto a Kristoff, que deposita a Anna suavemente y la cubre con las frazadas.

Anna tiembla. No ha parado de temblar en todo el viaje. Probablemente estuviera al borde de la hipotermia cuando Elsa la encontró.

"Hans..." susurra.

Kristoff aprieta la mandíbula y resopla con fuerza. Anna lo mira casi con vergüenza.

"Yo no..."

"Bjorgman está enojado con Hans, no contigo," le asegura Elsa. "Sabes que puedes contarnos lo que pasó, ¿verdad?"

La chica asiente débilmente. Elsa se sienta en el borde de la cama y le echa a su amigo una mirada significativa para que baje algunos decibeles sus demostraciones de enojo.

"Bjorgman, ¿qué te parece si le preparas a Anna un té? Hay un calentador eléctrico junto al microondas, las tazas están en la alacena de arriba."

El muchacho asiente con un gruñido frustrado y se aleja de la zona de las camas.

Elsa aprovecha esa pequeña privacidad para sentarse un poco más cerca de la cabecera y hablarle a su compañera en el tono más tranquilo que puede.

"¿Qué sucedió?"

Anna cierra los ojos con fuerza.

"Faltaba aún una hora para encontrarme con ustedes, así que fui a la tienda a comprar algunas provisiones. Nada especial, sólo algunas galletas y gaseosas para tener en mi habitación.

"Al salir, Hans me esperaba en la calle... Le dije que se vaya, pero no me hizo caso y empezó a seguirme. Caminé más rápido y empezó a correrme... Hasta que..." La voz de Anna amenaza con quebrarse, pero respira profundo un par de veces y continúa, aunque con un tono aún más bajo, casi un susurro. "Me tomó del brazo y me empujó contra una pared. Y... abrió mí abrigo... me agarró la camiseta tan fuerte que pensé que me la arrancaría."

Elsa desvía la mirada para ocultar la impotencia y la rabia que siente en este momento.

"Lo golpeé con las latas de gaseosa," sigue Anna. "Y mientras estaba aturdido me tomó del cuello de la chaqueta, pero me la quité y corrí tanto como pude... No miré atrás, sólo corrí. Y de pronto era de noche y tenía frío y pisé una baldosa floja y el tobillo... Y podía jurar que aún escuchaba sus pasos detrás de mí, así que me oculté en el callejón... Y te mandé el SOS porque ya no podía caminar más y no sabía a quién más acudir... Sabía que tú y Kris me creerían..."

"A Kolbek hay que darle una buena paliza para acomodarle las ideas," resopla Kristoff, presentando la taza de té humeante frente a la pelirroja.

"No, con eso no solucionas nada, Bjorgman. Hay que reportarlo y que las autoridades se encarguen," responde Elsa, intentando sonar calmada pero firme.

"No harán nada de eso," sentencia Anna mientras se incorpora para tomar la taza. A pesar de que aún tiembla, envuelta en una frazada, sus mejillas empiezan a recobrar algo de color. "Ya les dije que no quiero problemas. No puedo poner en riesgo mi beca. Sin ella no puedo seguir estudiando aquí..."

"Anna..." comienza Elsa. Kristoff le pone una mano en el hombro y, al voltear, lo ve negando con la cabeza.

"Anna, como ya te dijimos antes, no haremos nada que no quieras. Pero la única forma de que Hans enfrente consecuencias por lo que está haciendo es reportándolo."

"Y puedes quedarte aquí, si te sientes más segura," ofrece la rubia. "Sé que Aurora se lo pasa durmiendo y te dejará sola. No creo que sea bueno ahora mismo."

Anna lo piensa un momento y asiente. Mira fijo a sus amigos por encima del borde de la taza.

"Gracias," susurra. "Mañana traeré algo de ropa. Y comida."

"No te preocupes por la comida. Puedo encargarme de eso," sonríe Elsa.

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