Es la primera vez en casi tres meses que se despierta y Anna no está a su lado. Toma el móvil de su mesa de noche y mira la hora. Seis de la mañana y tiene un mensaje de Anna de hace poco más de una hora.
"Ya casi terminamos. Espero que duermas bien ;)"
Elsa intuye que aún debe estar durmiendo, así que se estira un poco sentada en la cama y comienza su rutina matutina mientras repasa mentalmente el cronograma del día.
Examen de Ecuaciones Diferenciales a las ocho y media. Volver para estudiar Estadística. Almorzar. Salir a caminar con Anna, tal vez merendar juntas. Volver para estudiar Estadística. Cenar con Anna.
Prende la cafetera sin prisa y la deja funcionando mientras se da una ducha rápida. Elige su ropa casi sin fijarse, un jean, una camiseta, una camisa liviana.
Sale de la habitación pasadas las siete y media, con la segunda taza de café en la mano y su morral al hombro. Camina a paso lento por los pasillos de la residencia, luego por las calles del campus y hasta el edificio de Exactas. Para cuando cruza las puertas del aula son las ocho, casi no hay aún estudiantes y puede elegir su asiento favorito, cerca de la puerta, para salir rápidamente en cuanto termine de completar el examen.
Una vez instalada, aprovecha el último rato para sacar su celular y escribir un mensaje para Anna.
"Ya entro al examen. Cruza los dedos por mí, si estás despierta. Te veo luego ;)"
La evaluación resulta particularmente larga esta vez y Elsa no es capaz de entregar antes de las diez de la mañana. Y sale del aula para dirigirse hacia la residencia nuevamente, con un dolor de cabeza infernal y el anhelo de encontrar a Anna para acurrucarse juntas hasta el almuerzo.
Un choque en la entrada de la residencia la hace casi perder el equilibrio.
"¡Perdona! Estoy un poco distraída y... Ah, hola, Elsa," la saluda su interlocutora. La rubia levanta la mirada para encontrarse con otra rubia que la mira soñolienta.
"No te preocupes, Aurora," sonríe. "Estoy segura de que Anna debe estar igual."
"¿No la viste más temprano?" pregunta, confundida. Elsa frunce el ceño y siente que se le eriza el cabello de la nuca. "Salió antes de las seis, dijo que iba a comprar unos muffins para desayunar contigo..."
Mierda.
Lo que sigue sucede de forma casi automática.
Llama al celular de Anna, pero tras varios tonos entra el contestador. Y llama dos, tres, cuatro veces más con el mismo resultado.
Corre hacia su habitación, rogando encontrarla, pero al abrir la puerta el cuarto está tan desierto como cuando se fue.
Y llama a Kristoff.
"Anna no está."
"Voy para allá."

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Lógica
RomanceEl hecho de que Elsa se sentara en el fondo del aula no tiene que ver con que le disguste la clase ni con que quiera ser remotamente relacionada con los revoltosos de siempre. Pero el último pupitre del lado derecho del aula le da una vista directa...