Apenas el Jefe Weselton sale a enviar sus nuevas órdenes, el Rector Holmen se pone de pie y coloca ambas manos sobre el escritorio.
"Señorita Westergard, señor Bjorgman, les voy a pedir que regresen a sus habitaciones. Entiendo que están preocupados por su amiga, pero por el momento no hay mucho más que hacer. Maxwell se quedará conmigo para informar a la familia Sandberg."
"Pero tiene que haber algo más, algo que podamos hacer," protesta Elsa. Siente la mano de Kristoff en su hombro y lo mira con desesperación. Holmen suspira y continúa con tono calmo.
"Prometo avisarles si sabemos algo. Mientras tanto, esperen en las residencias," indica.
Kristoff tira de su brazo suavemente y la insta a seguirlo al pasillo.
"Tenemos que confiar en ellos, Elsa," murmura, una vez afuera. "La policía la encontrará, ya verás," agrega, pero en su tono puede adivinar más miedo que esperanza. "Ven, vamos a esperar a Olaf fuera de los laboratorios. Hoy tenía examen, y sería bueno que nosotros le diéramos la noticia antes de que escuche algún rumor."
Caminan lentamente por el campus hasta el edificio de Exactas. Buscan los laboratorios de la planta baja y se sientan en el suelo del pasillo, frente al laboratorio donde transcurre el examen de Química de su amigo.
Elsa siente la vibración de su teléfono, y como acto reflejo, lo mira.
En un círculo, al lado del nombre, está la foto de Anna.
¡Está viva, está bien!
Una luz de esperanza se enciende en su interior mientras desbloquea el celular y abre el mensaje.
"125 de la calle Lincoln. La puerta principal está abierta. Ven sola, o no volverás ver a Anna."
Siente un golpe en el pecho, y el estómago se le hunde como plomo. Todo su cuerpo se hiela.
Y sabe que tiene que actuar rápido y evitar que Kristoff se dé cuenta.
"¿Estás bien? Se te fue todo el color de la cara, de repente..." Intenta mirar el móvil y la mira a ella. "¿Hay novedades de Anna? ¿Son malas noticias?" pregunta, asustado.
"Son malas noticias, pero no de Anna. Es... un mensaje de mi padre." Elsa bloquea el teléfono y lo guarda antes que Kristoff lo vea. "Mi abuelo está grave, tengo que llamar... ¡Ahora vuelvo, espera a Olaf!"
Y antes de que Kristoff pudiese reaccionar o decir algo, ya está corriendo hacia la salida, esquivando estudiantes y profesores. Se apoya contra la pared de ladrillo en el exterior del edificio, y temblando pide un Uber para la dirección que Hans le mandó. Ver nuevamente la foto de perfil de Anna es un golpe físico, se siente enferma. Pero no puede perderla, tiene que ponerla a salvo, a cualquier costo.
El chofer del Uber toca dos bocinazos cortos y ella se abalanza sobre el auto. Con movimientos seguros y fríos se sienta y se pone a mirar el celular para no entablar conversación con el conductor.
Teme que cualquier movimiento en falso la delate. O peor, la quiebre por completo.
Tal vez puedo negociar con Hans.
Todas las acciones que tiene en la empresa de su familia valen bastante dinero, pero podría conseguir más si habla con su padre. Ninguna fortuna se compara a la vida de Anna.
¿Y si Hans piensa igual que yo y no quiere nada más excepto a Anna?
Se baja del auto en una calle lateral a una avenida. No hay mucho movimiento, la rodean principalmente casas bajas, algún edificio de unas pocas plantas, algunos locales. Una vez que el coche se aleja, busca el número 125.
Parece un restaurante abandonado. Tiene letreros decolorados por el sol pegados en las vidrieras y unas cortinas opacas impiden ver hacia adentro. Un pequeño callejón se abre a un costado, donde hay un contenedor de basura. Pero Elsa lo pasa de largo, porque según el mensaje la puerta principal está abierta y allí es donde tiene que ir.
Llega hasta la entrada. Inspira profundo, empuja la puerta y, lentamente, entra.
"Por fin," ronronea una voz grave detrás de ella. La puerta del local se cierra de un golpe y todo queda a oscuras, a excepción de una luz en una ventana interna, al fondo. "No hagas movimientos bruscos y camina lento hacia adelante." Siente algo duro y pequeño apoyarse entre sus omóplatos y un escalofrío recorre su columna. "Nos vamos a divertir un rato, Westergard."
Mierda.

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Lógica
RomanceEl hecho de que Elsa se sentara en el fondo del aula no tiene que ver con que le disguste la clase ni con que quiera ser remotamente relacionada con los revoltosos de siempre. Pero el último pupitre del lado derecho del aula le da una vista directa...