La reunión de los viernes por la noche en Oaken's se ha convertido, para el pequeño grupo, en una tradición.
También es tradición tomar alguna bebida de chocolate: milkshake para Olaf y Elsa, chocolate caliente para Kristoff y Anna. Y las chicas siempre piden el famoso sándwich de pizza de la rubia.
Y también es tradición caminar los cuatro juntos hasta el campus al terminar la comida, riendo y charlando de cualquier tema que se cruce.
El primero en dejarlos es Olaf. Su madre lo espera siempre cerca del edificio de Exactas y Naturales. El niño le da un abrazo a cada uno de sus compañeros y corre a subirse al viejo coche familiar, siempre con una sonrisa y al grito de "¡Adivina qué estudiamos hoy!"
Desde allí, los tres jóvenes caminan tranquilamente hasta el Edificio Elison, el primero con residencias estudiantiles. Allí se despide Kristoff con un choque de puños para Elsa y un abrazo (largo, nota la rubia) para Anna. Al separarse, se quedan mirando con una sonrisa estúpida unos segundos, hasta que finalmente el muchacho se ríe y se va, meneando la cabeza.
Ahora, las chicas quedan solas. Y el silencio entre ellas es palpable. O al menos así lo siente Elsa.
"Bjorgman... es un buen chico," comenta la rubia.
"Lo es," afirma Anna sin borrar su sonrisa.
El Edificio Lund, donde residen ellas, se encuentra a unos cien metros adelante. A Elsa le parecen kilómetros.
Los primeros pasos continúan en silencio. Caminan cerca, pero sin tocarse. Las manos en los bolsillos de sus camperas.
Anna toma aire varias veces, hasta que finalmente se decide a hablar.
"Alguna vez tendrás que confiar en alguien, Elsa."
Mierda.
Esta vez, Anna habla pausado. Parece haber pensado bien sus palabras.
"Yo sé que hablo mucho. Y sé que cuento mucho, muy rápido. Pero hemos convivido dos semanas y lo único que sé de ti es que has visto muchas películas, que tu familia tiene dinero y que te levantas muy temprano." Suspira profundo antes de continuar. "Y que te has preocupado por mí."
"Anna..."
"¿Confías en mí?"
Elsa da unos pasos en silencio, pensativa.
"Sí."
"Entonces respóndeme: ¿por qué ese afán por estar sola? ¿Por qué insistes en aislarte, en huir?" La voz de Anna se quiebra al final.
Elsa quiere contestarle, pero se siente tropezar con las palabras en la punta de su lengua. Frustrada, cierra brevemente los ojos y cuando los vuelve a abrir están al pie de la escalera.
Anna se detuvo y la está mirando de frente.
"No sé si sea correcto..." murmura Elsa.
"Entonces, avísame cuando lo sepas."
Y dicho esto, Anna se aleja hacia la puerta principal.
ESTÁS LEYENDO
Lógica
RomanceEl hecho de que Elsa se sentara en el fondo del aula no tiene que ver con que le disguste la clase ni con que quiera ser remotamente relacionada con los revoltosos de siempre. Pero el último pupitre del lado derecho del aula le da una vista directa...