9 - Resultados

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Elsa lleva una semana sin hablar con Kristoff ni Anna.

No es que ella no quiera. Es que al salir del aula del examen se encontró a Anna llorando desconsoladamente, rodeada por los brazos de Kristoff. El rubio la fulminó con la mirada.

"¿Por qué le quitaste la hoja a Anna?" le espetó. Elsa bajó la cabeza.

"Quería ayudar y..."

"¿Cómo podrías ayudarla quitándole los últimos minutos para completar las preguntas?"

El resto de los compañeros que salían del aula la miraron con desprecio. No podía explicarles. No podía decirles enfrente de todos lo que había hecho. No podía admitir que había hecho trampa de una forma tan alevosa.

Así que se fue.

Salió del edificio de Exactas y Naturales sintiendo las miradas de todo el que se le cruzaba. Escuchó murmullos. Parecían ser incluso más fuertes que lo habitual. Llegó a su habitación, arrojó su bolso a la silla del escritorio y se dejó caer en la cama de cara a la almohada.

¿Qué hice?

Arruinaría su promedio. O tal vez no tanto, por ser la primera vez en fallar un examen. ¿Había contestado algo Anna? No lo sabría hasta la corrección.

Hasta el mail que acaba de llegar justo ahora, sábado por la mañana, con la nota.

Sentada contra la cabecera de su cama, se seca las palmas en el pantalón de pijama antes de clickear en el correo y empezar a leer.

"...su nota en el primer examen parcial de Lógica es 41..."

Con 41 apenas supera el mínimo para mantenerse en la materia. Pero Anna tiene una mejor nota con total seguridad.

¿Y para qué quiero que tenga mejor nota?

Para que Anna no abandone. Para que Anna se sienta bien. Para que Anna sepa que se interesa por ella, aunque sea de esta forma distante, casi frustrante.

La última frase del correo le llama la atención.

"Ruego tenga a bien pasarse por mi oficina hoy mismo para discutir sus resultados."

Pabbie se dio cuenta y Elsa debe enfrentarlo. Pero ya tiene una estrategia. Se viste con prisa y toma su bolso sin pensar demasiado.

Apenas termina de bajar la escalera principal, escucha pasos detrás suyo y, de pronto, se siente atacada por la espalda por un cuerpo que choca contra el suyo y unos brazos que la aprisionan con fuerza.

"No sé qué hiciste, pero gracias."

Es la voz de Anna.

Y es el cuerpo de Anna el que está pegado completamente al suyo.

Y Elsa queda completamente paralizada ante la idea.

Anna parece darse cuenta, porque tras unos segundos afloja el agarre y la rodea, aún sujetándola por la cintura. Elsa la mira fijamente. Anna es unos pocos centímetros más baja que ella, y desde este ángulo puede apreciar las pecas que salpican el puente de la nariz de la pelirroja.

"¿Qué has hecho, Elsa? No podría haber obtenido un 96 con las pocas cosas que marqué..."

"Pues, yo..."

Su instinto natural es bajar la cabeza, avergonzada, pero su frente se topa suavemente con la de Anna. Y tampoco llega a cruzarse de brazos a la defensiva, porque sus manos chocan con los hombros de la joven.

Mierda.

Está a punto de apartarse, pero escucha reír a Anna y no puede evitar relajarse un poco, cerrando los ojos. Traga saliva, nerviosa. Apabullada por la cercanía y por saberse repentinamente expuesta.

"Cambiaste los exámenes, ¿verdad?" pregunta suave. Elsa asiente sin despegar sus frentes. "Gracias. De haber sacado menos de 60 hubiese estado en riesgo de perder mi beca."

¿Anna está becada?

"¿No tendrás problemas? Dudo mucho que con tus notas pase desapercibido este resultado..."

Elsa finalmente se aparta un poco para intentar recuperar el control de sus emociones.

"No lo creo. El Departamento de Matemática me necesita si quiere sobrevivir. Y además..." Duda un poco antes de seguir. "Es sólo un parcial. Podría recuperarlo. De todos modos, ya estaba teniendo dificultades con la asignatura."

No debí decir eso.

"Si con dificultades sacas 96, yo quiero esas dificultades," bromea. Ambas ríen al unísono, mirándose a los ojos. "De verdad, no puedo entender cómo es que los profesores te quieren tanto."

"Debe ser mi personalidad magnética," afirma, con total seriedad. Levanta las cejas, mirando fijamente a Anna, que apenas puede contener la risa. La carcajada burbujea dentro suyo y segundos después explota.

La pelirroja la toma del brazo y la insta a continuar caminando.

"Bueno, ¿a dónde ibas? No quiero detenerte más tiempo," agrega, su ánimo mucho más alegre.

"A hablar con el profesor Pabbie sobre mis resultados..." responde, recuperando el tono solemne. Lo cierto es que la gravedad del asunto se mezcla con la nueva cercanía de su compañera.

"Lo siento, yo no..."

"No te preocupes, en serio. Creo que podré manejarlo," sonríe levemente. "Tengo un plan. Y tú tienes que aprender lógica para que funcione."

"Me cuesta más de lo que esperaba y..."

"Yo puedo enseñarte."

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