La cueva de la catarata

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El joven castaño se rascaba la cabeza, pensabdo en aquel día en que estuvo atrapado, los recuerdos venían a su mente, como si poder olvidarlo fuera, y es, imposible.
  - Las primeras veces que estuve viviendo con mi tío en la cabaña -dijo algo apenado, rascándose la nuca-, Mabel y yo tuvimos que luchar con un montón de gente de cera. Pero resultó que la cabeza de un comentarista de televisión, creo, me arrastraba por los conductos de ventilación buscando esa voz de la ventilación, no se como, pero en un segundo, cuando lo tenia en frente, se movió rápido,me asustó, y caí por un conducto de ventilación algo angosto, por si fuera poco, me enrede con la soga que llevaba.
  - ¿Entonces como escapaste? -pregunto su novia curiosa.
  - Primero tuve que desatarme la soga, pase varias horas intentándolo, y cuando lo logre, pude salir de la ventilación.
  - Bueno, una vez me paso casi lo mismo.
  - ¿Y a ti que te paso? -pregunto Dipper intrigado.
  - Bueno... -de igual forma, miro arriba rascándose la cabeza, con una mirada culposa.
  - ¿Que paso? -pregunto aún más intrigado.
  - Verás, tuve subidas y bajadas mientras estudiaba en Europa.
  - ¿Cómo que? -
  - ¿Prometes no enojarte?
  - ¿De que tendría que enojarme? -pregunto juguetón.
  - Pues... -Pacifica lo pensaba mucho si decirlo o no, pero pensandolo mejor, si debía, son novios y no tenían que ocultarse nada entre ellos, además de que están comprometidos sin fecha de cuando casarse-. Viví en Europa, estudie en Europa, y ya te lo dije, los chicos venían hacia mi. Pero eso no significa que haya chicas a las cuales no les gusta tu presencia. 
  - ¿Entonces te hacían bromas de mal gusto?
  - Agh, ya ni quisiera recordarlo, pero si. Las chicas eran más adineradas que yo, y podían hacer lo que ellas quisieran conmigo.
  - Supongo que sufriste demasiado, la escuela volvió a ser lo mismo conmigo, por eso trato de disfrutar mis vacaciones lo mejor posible.
  - Y creo que lo estas logrando -dijo juguetona-, como te contaba, hubo una vez en que me encerraron en un el cuarto del portero.
  - No le veo nada de malo en ello.
  - Junto a un chico.

Dipper quedó callado al oír eso, la ironía de las cosas que suceden a uno y no a otro, tal como él recuerda haber encerrado con Wendy hace años, y recordó el momento en que ella la rechazo y prefirió ser amigo, aunque todo salio bien después de todo.

  - ¿Estas enojado? -pregunto Pacifica.
  - No, sólo que lo estoy procesando, me es difícil te hayan hecho eso. Pero dime, ocurrió algo o nada más que eso.
  - Nada más, solo me encerraron junto amigo ese chico cuyo nombre voy a olvidar, pero no paso nada más.
  - Bien -dijo tranquilo y relajado-, bueno, supongo que a los dos nos paso lo mismo.
  - ¿De que hablas? ¿con quien te encerraron?
  - Con Wendy.
  - ¿La pelirroja que te gustaba? -pregunto ya sabiendo eso.
  - Si... ocurrió un mes después de que me quedara atrapado en un ducto de ventilacion. Y en vez de que fuera alguien molesto, fue mi hermana Mabel quien me hizo tal cosa.
  - No paso nada, ¿no?
  - En realidad, después de salir, ella descubrió que me gustaba, pero preferimos ser amigos y nada más que eso.
  - Bueno, al menos estas conmigo.
  - Y debo admitir que fue lo mejor que me había pasado.

Ambos se miraron a los ojos, se dieron una sonrisa sincera el uno al otro.

Fue en ese momento en que todo lo que les había pasado, de todo lo que pasaron, al final terminaron juntos, ayudándose uno al otro, intentando aventurarse, esta vez, dentro de la catarata para buscar los Geoditos.

Al paso de unos minuto de larga caminata, tomado de las manos, y con la otra una linterna que los llevaría a dirigirse y orientarse para ver por donde están llendo. Pero ninguno de ellos se esperaba lo que estaba por ocurrir.

El suelo empezó a temblar, pequeños pedazos de roca y polvo caían de la cueva. Ambos, preocupados y asustados, corrieron hasta el final de la cueva para no sufrir las consecuencias que pudiera traer el evento.
Corrian lo más rápido que les permitía sus pies, entonces, se escuchó detrás de ellos el retumbó de decenas de rocas, chocando una contra otras en un sonido atrapante, casi imposible de escapar.
Por suerte, aquella pequeña posibilidad de sobrevivir al evento, le costó a Dipper su mochila, todo lo que tenia ahí se había ido cuando fue atrapado por las grandes rocas que cayeron detrás de la pareja, haciendo que quede atrapado.
Sin provisiones más que las linternas, una botella de agua que eventualmente se había salvado del derrumbe, y un par de baterías que Dipper llevaba en el bolsillo junto a su diario, forrado de azul con un pino en la portada con el numero cuatro en el.

Gravity Falls: aventura inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora