La resurrección del rompimiento parte 2

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Eran como las once de la mañana con cincuenta y cinco minutos, casi medio día. En el sotano de la cabaña del misterio, se encontraba sentado en el suelo abrazando sus rodillas, un chico de cabello castaño, se oia como lloraba en un tono bajo, su gorra estaba tirada en el piso, no había nadie quien molestará en sus lamentos, o eso era lo que pensaba cuando de repente, reacciona al oír la voz que él conoce, una figura encapuchada.

  - Por fin te encontré -dijo satisfecho.
  - Hola -contestó triste y apenado.
  - ¿Estas llorando? -pregunto
  - No, sólo que... -fue interrumpido por una voz más amable de parte del encapuchado.
  - Ya me entere lo que te paso, y lo lamento mucho. Pero, ¿Sabes algo? Acompañame, te invitaré un helado, apuesto a que eso te subirá el ánimo.

Dipper se queda pensando un rato, mientras que Ghyl aún esperaba respuesta que el quería, quedando satisfecho al final.

  - Bien -se levantó, se seco las lágrimas- talvez un helado no sea tan malo.
  - Un helado no es malo, excepto los del planeta Figor, esos si me dan asco -decía en un tono de recordar algo repugnante.

Dipper y Ghyl salieron de la cabaña, cruzaban por el bosque rumbo al pueblo, mientras tanto, en la mansión nueva donde la supervisaba la hija única de los Northwest, Pacifica, una chica de cabello rubio que estaba recostada en su cama, cuándo de repente, tocan su cuarto, no era nadie más que su mayordomo Alfred, que elegante y amable le dijo:

  - Señorita North...digo, Pacifica, una chica llamada Mabel que dice ser su amiga le está esperando fuera de la puerta.
  - Ya voy -contestó levantándose de su cama, secando sus lágrimas, y poniéndose una bata para cubrirse del frío.

Al salir de la mansión, cuando la puerta se abrió, vio a su mejor amiga Mabel quien la estaba esperando afuera de su casa, algo ansiosa y energica.

  - Oh, hola Mabel -saludo intentando no parecer triste- me alegra mucho de que vinieras.
  - Si -dijo amable, para luego entrar en un tono de pesame- lamento que sucediera esto.
  - ¿De que hablas?
  - Verás, se como se siente, tu terminaste con mi hermano, pero de las dos, yo fui el que tuvo y termino sin novio más veces de los dedos que tienen tus manos y tus pies. Por eso mismo vengo aquí para darte mi felicidad si es posible, por eso te invito a comer un helado.
  - Bien, deja que me cambie de ropa y vengo en unos segundos.
  - Aquí te espero -dijo volviendo a su tono de ansiosa.

Los minutos pasaron, Mabel esperaba con toda paciencia hasta que se abrio la gran puerta, y detrás de ella estaba Pacifica, con un vestido simple con un chaleco y una falda negra. Mabel a su parte quedó impresionada por la nueva forma en la que Pacifica se vestía, pero solo será por esa tarde.

Ya en el centro comercial, Dipper y Ghyl, que por parte del encapuchado la gente le miraba de forma extraña, puesto a que él jamás se dejó ver por nadie más que Dipper, Mabel, sus tíos, Pacifica, Soos y Melody. Mientras caminaban en busca de un puesto de helado, Ghyl quiso preguntar lo que encontró en su cuarto hace unas horas.

  - Dipper, te quería preguntar algo
  - Con tal de que no sea sobre mi relación, entonces todos bien.
  - En tu cuarto encontré un libro de hechizos.
  - Dime que no lo tomaste -dijo repentino.
  - Era claro que lo tome.
  - Lo estaba investigando a fondo, se que tiene secretos que pueden revelarme grandes secretos -dijo seguro, golpeando su mano con el puño cerrado.
  - No sabes que es en realidad ese libro ¿No?
  - Por eso lo estoy investigando, se que por alguna parte abra un secreto...
  - Escucha -le interrumpió- ese libro es muy peligroso, lo tuve que ocultar, ¿Sabes cuantos seres vivos murieron sólo por usar alguno de sus hechizos? -noto que Dipper estuvo callado por un largo tiempo, paso a preguntar- ¿Utilizaste alguno de sus hechizos?
  - ¿Porque he de hacer eso? -contestó nervioso, él mismo sabe que su tio uso uno de sus hechizos para que la tierra devoré literalmente al presentador de aquella feria.
  - Tu tono nervioso me lo dice todo. Ahora se que usaste uno de sus hechizo, dime para que lo usaste.
  - Bueno, cuando tu no estabas me enfrente con un señor con ese libro, me convirtió en marioneta, una historia larga, pero al final tío Stan uso un hechizo que lo arrastro hacia abajo de la tierra.
  - Que bueno -dijo relajado
  - ¿Que tiene de bueno? -pregunto algo confundido
  - Esos hechizos son muy fuertes, cada uno tiene un propósito grande, pero a cambio de usarlos, tu límite de estar vivo se reduce.
  - Entiendo, entonces por eso no uso algún hechizo que nos eliminará sino su vida acabaría.
  - La verdad, tampoco funciona así, el hechizo que uso tu tío Stan no reduce vida, más bien la aumenta.
  - Espera, si es cierto eso, porque no quiso usar un hechizo que me destruyera, he estado leyendo los hechizos cuidadosamente y hay muchos que hubiese usado contra mi. Eso lo hace aún muy extraño.
  - Lo se, pero si lo piensas bien, la verdad no se como encontrar respuesta a esto. Si quería que molestes a sus planes, hubiese usado otro hechizo en vez de cambiarte de cuerpo, o más bien, utilizar otro para eliminarte por siempre. Bueno, Gravity Falls siempre tiene rarezas y misterio, y uno que otras personas locas.

Gravity Falls: aventura inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora