Día 22

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No sé qué ocurrió que no encuentro el día 21 en el diario.
Qué infortunio. Qué bien que no tengo TOC porque no pienso reescribir lo que pasó ayer, e igualmente no fue taaan relevante.
Bien.

Ver la alacena llena me contentó. Y como ayer desayunamos chilaquiles, hoy me limité a hacer ensalada de fresa y té.
Él tardó un poco más en despertar así que después de tantos días, volví a meditar frente a la puerta del jardín. ¿Será tan peligroso salir y sentir un poco de sol en la piel?
Tensar músculos, relajar músculos, inhalar, exhalar.
Escuché el roce de la cobija con el sofá, giré la cabeza y saludé:

—Buenos sus días, señor Tom.
—BueeEEENOS días, señorita—Se le cruzó un bostezo al hablar—. Hoy se me ha pasado la mano al dormir.
—El desayuno está listo, ¿me acompaña?

Sonrió de lado haciéndome notar un crecimiento en su barba. En la escuela solíamos llamarle "barba de laboratorio" porque los investigadores no salían por días y al final obtenían una barba descuidada pero estética.

Como la historia terminó, al señor Hiddleston se le ocurrió que sería buena idea empezar con las lecciones de canto. El calentamiento siguió siendo un infierno pero descubrí la fuerza en mi diafragma, ¡genial!

— ¡Es un gran avance!—Me felicitó aparentando una de mis manos, se miró en el gran espejo y añadió con voz pretenciosa—. Soy un muy buen maestro por lo que se ve, ¿ah?
—Ooooh, vaya que lo es, señor Tom—sonreí con una poca picardía y levanté una ceja para dramatizar—, pero debe darle crédito a su alumna, ¿no?
—Mil veces.
Se inclinó y puso mi mano bajo sus labios, sin besar ni respirar.
Me congelé en incomodidad y algo de vergüenza, pero no retiré la mano. Pasó tan rápido que sólo pude articular:
— ¿Karaoke?
— ¿Karaoke?— Se irguió y me miró.
—Porque estamos cantando y usted es un profesional, ¿le gustaría una auto-cena-baile-show?
Soltó mi mano con delicadeza, como recostándola sobre el viento.
—Suena divertido. ¿Y bailaremos?
—Si se aloca, tal vez. ¿Le parece bien?
—La veré a las diez.
Salió del estudio y me dejó a cargo de esta noche.
¡Qué emoción!

Repetí las palomitas de maíz con chocolate derretido, las linternas de estrella, con las cobijas en el suelo y el sofá. Esta vez hice pollo agridulce y arroz chino... casi. Al menos lo parecía.
Él bajó con una chaqueta de cuero puesta, acompañado de una nube de perfume, el cabello acomodado y los pies descubiertos.
Cuero.
En las manos sostenía un micrófono y la laptop.

—No sabía que estaba tan bien equipado, señor Tom.— Coloqué nuestros platos en la mesa de centro.
—Hace un año que algunos colegas dejaron esto aquí. Nos viene muy bien, ¿no?

El micrófono tenía una bocina en la base del mango así que no necesitamos conectarlo a nada. Conectamos la laptop a la televisión y cenamos mientras charlábamos con música ambiental.

— ¿Puedo hacerle una pregunta?—Asintió con la cabeza mientras masticaba el pollo—. ¿Hay algo en especial que quiera hacer? Mantenernos ocupados definitivamente nos conserva centrados pero es eso: estamos ocupados y no nos abrimos a nuevas experiencias.
Lo pensó un momento, y al pasar el bocado, respondió:
—No lo creo. Antes de todo esto vivía saliendo y el aislamiento me pone a prueba; creo que lo llevamos bastante bien.

Quién era, realmente, "antes de todo esto".

Recogí los platos y animé al señor Hiddleston a ser el primero en cantar, excusándome con que él es el dueño de la casa.
Y funcionó, jajaja.
Cuando regresaba, una canción pop comenzaba a sonar, apresuré el paso y me tumbé en el sofá dando un grito de ánimo. Él me miró desde su perfil y se giró para iniciar.

"Everytime our eyes meet,
this feeling inside me
Is almost more than I can take..."

Oh, oh.
No conocía tal canción pero lo hacía tan bien que me atrapó al instante.
Se sentía tan real que debí pellizcar mi brazos.
Sí era real.
¡No puedo dejar de asombrarme!
Y aunque la apreciación por la estética y esta disparatada situación siempre ha estado aquí, cuando le escuché cantar no controlé que los suspiros se escaparan y mis latidos aumentaran su fuerza; al mismo tiempo todo pasaba tan lento, como un sueño donde se viaja en una nube cálida y suave.
La canción terminó y yo aún sostenía la palomita de maíz que iba a comer cuando recién empezó a cantar.

—Wohooo! ¡Bien hecho! Wooooh!— Grité y aplaudí para animar el ambiente.
Él habló con el micrófono muy cerca de la boca, imitando la voz de un presentador:
—Muchas gracias a la dama que esta noche nos acompaña, y a la cual debemos recibir con un fuerte aplauso en el escenario. Con ustedes: la señorita, ¡Teresa!
Aplaudimos a la par, me entregó el micrófono y busqué alguna canción en español (para impresionar y no avergonzarme en la primera ronda. Iba a traerlo a mi territorio esta vez), mientras comentaba por el micrófono:
—Es un honor estar esta noche con usted, ¡qué gran público! Sólo debemos esperar un momento para deslumbrarlo. Un agradecimiento a la chef de esta noche que nos deleita con... palomitas de maíz y chocolate.
— ¡Deliciosas!— Echó un puño de ellas a su boca y aplaudió.
—Aquí está—Di media vuelta y saludando dije—. Esta canción es un recuerdo de mi tierra, espero le complazca.
Miré a la pantalla y comencé.

"Tanto tiempo disfrutamos este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así..."

Las baladas habían tenido mucho protagonismo, el suficiente como para tensar el ambiente. Entonces le propuse al señor Hiddleston que perdiéramos la cabeza y fue así como terminamos cantando a todo pulmón sin importar que pasara de la una de la mañana.

"Woah, we're half way there
Woah, livin' on a prayer!
Take my hand, we'll make it I swear
Woah, livin' on a prayer!"

"WE WILL, WE WILL ROCK YOU!"

"And IIIIIIIIIIIIIIIII WILL ALWAYS LOVE YOUUUUU~"

"Let it go! Let it go!"

"Des-pa-cito,
Jfkdjdjdkslsjskjka despacito."

"So I put my hands up!
They're playing my song,
And the butterflies fly away!"

Levantábamos las manos, bailábamos, dábamos vueltas, actuábamos; todo en medio de risas con palomitas de maíz y chocolate.
Entonces:

"I stay out too late~"
A ambos se nos heló la sangre gracias al algoritmo de Youtube y sus listas de reproducción infinitas.
"Got nothin' in my brain~"

— ¿La saltamos?— Dije, nerviosa. No quería incomodarlo pero por dentro moría por cantarla.
No decía nada mientras la pista avanzaba.
—No... hay que cantarla.
— ¿Seguro?
Ni siquiera me molesté en ocultar mi alegría.
—Seguro.

¡Oh! ¡Él también aplaude y mueve la cadera antes del coro!
Hicimos un movimiento de hombros intercalándonos en los:

"Baby, I'm just gonna shake, shake, shake, shake, shake.
I shake it off, I shake it off!"

Al final hemos cantando "I want it that way", exagerando la voz, muertos de risa y algo soñolientos.

—Esta noche ha sido maravillosa, ¡muchas gracias y buenas noches!— Dije al tiempo que apagué la laptop.

Él terminaba de limpiar la mesa de centro mientras me encargaba de doblar las cobijas y subir los cojines a los sofás; iluminados sólo por la luz amarilla de la cocina, bostezando y riendo.
—Me divertí muchísimo, señorita. Se lo agradezco.— Regresó y apoyó las manos sobre el respaldo del sofá.
—Es un placer. También me divertí—Pensé mucho las cosas antes de actuar... y lo hice—. Tom, ¿puedo darle un abrazo? Me refiero de un amigo a otro.
Su mirada me dijo que lo tomé desprevenido, pero sus pasos lo aceptaron.
Rodeó el sofá y abrió los brazos en mi dirección. Fue allí donde por fin conocí el latido del señor Hiddleston y su parte más humana: el calor de su pecho.
Fue un abrazo sumamente agradable, lleno de energía y quietud, de respiraciones lenta y brazos temerosos por apretar.
Es muy alto para mi talla.
Y sigue siendo encantador.

—Se siente bien, ¿eh? Aunque rompamos las reglas de salud e higiene.
—Sí. Creo que todos necesitamos un abrazo de apoyo.— Respondió en un suspiro amplio.
—Bien. Debemos lavarnos las manos, la cara e ir a la cama.
Nos separamos y cada quien fue al baño.

Nuevamente duermo con el corazón acelerado y contento, sin preocupaciones, con ganas de tener buenos sueños.

—Oh...— Susurré.

[Puertas Cerradas] |Tom Hiddleston|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora