PRÓLOGO

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Hay momentos en nuestra vida que parecen definirnos, pero, ¿no son realmente esos momentos los que nos hacen querer más y seguir hacia delante?

Antes yo era ese tipo de persona que pensaba que el amor es solo una transacción, que todos somos susceptibles al deseo, mostrando el conjunto de rasgos deseables adecuado, en fin que podemos encender y apagar la llama cada vez que nos venga en gana. Siempre he sido una persona muy inteligente y me gustaba que mi vida siempre estuviera muy cuadriculada y ordenada y era capaz de hacer cualquier cosa si alguien se metía en mi camino e intentaba destrozar mis ideas. A pesar de esto me encantaba estar con mis amigas, Emma y Sofía, y ellas siempre estaban ahí conmigo pasase lo que pasase.

Me tiré unos años de mi vida sola rondando de un lugar a otro hasta que los encontré, una pareja deseando de tener una niña entre sus brazos a la que darle todo su amor y cariño. Y estos son mis padres Christian y Beatrice, pero, claro, estos no son mis padres biológicos según me han contado ellos murieron en un accidente de tráfico cuando yo solo tenía unos meses y fui la única superviviente. Jamás quise hacer preguntas y creo que Christian y Beatrice se sentían más a gusto si no las hacía.

Pero un día tuve la gran suerte de conocer a la persona que me ayudaría a descubrir mi verdadero pasado. Esta persona es Samuel.

Aparentemente me resultaba una persona a la que le gustaba estar de fiesta y que no le importaba tener un buen futuro. No tenía pensamiento de conocerlo pero acabé dándome cuenta de que estaba completamente equivocada y que realmente no puedo juzgar a las personas si no las conozco. Ahí fue cuando admití por primera vez que estaba equivocada y yo nunca admito que me equivoco. Él cambió algo en mi que me hizo tomar las decisiones correctas para ser yo misma.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora