CAPÍTULO 3

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Después de un rato entro en la mansión y veo a Christian, Beatrice y la pequeña Maddy sentados a la mesa esperándome para comer.

Me siento con ellos y como siempre tienen una bonita sonrisa en la cara esperando a recibirme.

-Hola cariño, ¿cómo te ha ido el primer día? - me dice Beatrice para romper el hielo.

-Bastante bien - respondo sin ninguna emoción.

-Hemos pensado ir de viaje mañana cuando vuelvas de la universidad - me informa Christian.

-Vale.

-Me refería a ir todos juntos, tú, Beatrice, Maddy y yo.

-Yo no voy ya he quedado.

-Cariño podrías posponerlo seguro que te gustará el sitio que hemos elegido - me dice Beatrice con dulzura.

-Imposible posponerlo es importante - miento y cojo mi móvil que acaba de sonar.

-No uses el móvil en la mesa - dice Christian mientras me lo quita cabreado.

Se lo quito de un manotazo y le gritó que nunca vuelva a tocar mi móvil.

Me levanto de la mesa y me dirijo por las escaleras para llegar a mi habitación, cuando algo me pilla por sorpresa y rodea mi cintura. Es Maddy.

-Por favor no te vayas hermana, quiero que te quedes - me dice la pequeña casi llorando.

Sinceramente creo que le he cogido mucho cariño a esta niña pero soy un peligro para esta familia y para todo el mundo, a pesar de que los trato fatal no dejan de intentar acercarse a mí. Cada vez se lo pongo más difícil pero parece ser que no se dan cuenta de que lo que quiero es que me dejen y que aunque técnicamente sean mis padres para mí siempre van a ser unos desconocidos, y tienen que entender que soy una amenaza para su familia. Christian y Beatrice tienen una niña preciosa y amable ¿para que me quieren a mí aquí si yo sólo quiero fastidiarles la vida?

En realidad no quiero hacerles daño, pero ahora que voy a terminar mi último año en la universidad, voy a marcharme lejos y no voy a anclarme a nada ni nadie que me pueda hacer cambiar de opinión.

Decido en ese momento que cuanto menos me encariñe con la niña mejor y que, cuanto menos ella se encariñe conmigo mejor todavía, así cuando termine este último año de universidad podré irme bien lejos de aquí y no le preocupara a nadie mi partida.

-Pero qué dices niña, yo no soy tu hermana no quiero que vuelvas a llamarme así - digo mientras me muerdo la lengua para no acabar llorando por lo que acabo de decir.

La quiero demasiado como para dejarla así, pero no veo otra salida mejor que ser mala.

Mientras la niña y sus padres están en shock decido seguir a lo que iba y llego a mi habitación.

Cuando entro cierro la puerta de golpe, me apoyo en la puerta sentada en el suelo y empiezo a llorar para desahogarme.

Pasan unos minutos y me cambio de ropa y preparo una mochila para ir a mi lugar favorito donde sé que no va nadie y siento que puedo relajarme. Este lugar es un pequeño lago que está a las afueras de la ciudad y que está rodeado por un césped. Desde que llegué a esta ciudad ese fue el lugar que me gustó y el lugar en el que me siento yo misma, donde puedo desahogarme y gritar todo lo que siento porque sé que esas palabras se las lleva el viento.

Al bajar las escaleras, de nuevo, veo a Christian y Beatrice recogiendo la mesa y a Maddy sentada en el mismo sitio donde la dejé llorando. Paso de ella y salgo a la calle.

Decido ir andando porque aunque está lejos paso de pedirle el coche al Christian. Entonces la puerta que acabo de cerrar se abre detrás de mí y veo a Maddy con las llaves del coche de su padre en la mano.

-Toma llévatelo, sé que necesitas pensar, y que lo de antes no iba en serio, sé que me quieres y que me sientes como una hermana.

Cómo demonios sabe esta niña lo que he estado hablando sola en mi cuarto.

-¿Cuánto tiempo has estado detrás de la puerta? - le pregunto mientras cojo las llaves.

- Todo el rato, y no quiero que te enfades solo es que necesitaba saber si de verdad me querías o no.

Joder esta cría cada vez es más lista.

-Gracias por las llaves - digo mientras me vuelvo - y si, de verdad me importas pero esto no puede funcionar.

-No te preocupes no le diré a papá y mamá qué tienes pensado irte cuando termines el año, tu secreto está a salvo conmigo.

-Gracias - digo mientras me alejo de ella con el corazón encogido - otra cosa, si te dicen algo diles que las llaves las he cogido yo, no quiero que se enfaden contigo

-No va a hacer falta, papá es el que me ha dado las llaves.

Este hombre tiene demasiada paciencia conmigo.

-Vale.

-¿Cuándo vas a volver? - me pregunta Maddy.

-No lo sé

-¿Me contarás un cuento como todas las noches?

Se me parte el alma a ver a esta cría hablándome así.

-No me esperes hasta tarde puede ser que vuelva cansada.

-Por favor vuelve - me abraza y me siento rara. Las lágrimas que llevo un rato aguantando se me caen cuando ella me abraza.

De repente la puerta se abre y me arretiro de la niña corriendo y me tapo la cara mientras me dirijo hacia el coche. Antes de salir del aparcamiento dirijo mi mirada hacia la casa y veo a todos abrazándose y mirando disimuladamente hacia mí, entonces vuelvo a mí y ahora estoy segura del todo que no quiero seguir destrozando esta familia y que me quiero ir para dejarlos vivir su vida sin un estorbo como yo. Siempre he sabido que sobro como si no perteneciera a ningún lugar y ahora, al verlos abrazados más segura estoy de ello.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora