CAPÍTULO 30

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No lo puedo creer. ¿Mi abuela? Ni siquiera conocí a la abuela de Maddy, es decir a los padres de Beatrice y Christian. Nunca quise hablar con nadie así que cuando mi madre me decía de ir a visitar a los abuelos yo siempre le respondí que yo no tenía familia. Acaso que esta mujer que tengo delante en realidad sea la abuela de Maddy. Pero de nuevo me vuelve a parecer ridículo, ¿cómo una persona que no he querido ver nunca, está aquí, diciéndome que soy su nieta?

Mi mirada va de la anciana que tengo ante mis ojos que me tiene sujeta con ambos brazos, hasta Beatrice y Christian, las dos personas que estaban discutiendo con ella hace un rato. Mi mochila con mis pertenencias, cae al suelo mientras estoy envuelta en un abrazo no correspondido por mi parte. Intento descifrar los ojos de mi mamá en busca de respuestas de lo que está pasando, pero ella desvía la mirada para centrarla en un punto lejano. Vuelvo a probar suerte con mi padre pero este tiene una mirada penetrante sobre la mujer que me abraza.

Tengo miedo de moverme y he notado como todo el mundo en la habitación está tenso. Escucho unos pasos bajar las escaleras y veo como Maddy aparece, supongo que también habrá llegado antes del colegio. Busco sus ojos con ansias para adquirir algo de fuerza y apartarme cuidadosamente. Mi hermana nota que estoy demasiado incómoda e intenta hablar:

-Hola a… - empieza a decir.

-Vete a tu cuarto, Maddy - ordena Christian.

Mi padre está rígido y su voz es demasiado ronca. Juraría que está asustado.

Maddy vuelve a mirarme, asiento y ella vuelve a subir las escaleras por las que había bajado hace unos segundos.

Decido hablar y dejarme de estupideces; supongo que si quiero averiguar mi pasado tendré que empezar por conocer a esta anciana que tengo delante.

-Lo siento, señora - la aparto gentilmente - Pero creo que estamos en desventaja, usted sabe quien soy pero yo no tengo ni la menor idea de quién es usted.

-Emery, has crecido mucho, estás preciosa. ¿Cómo te va en el colegio? ¿Tienes novio? - dice ella sin responder a mi pregunta.

¿Por qué me hace preguntas personales sin siquiera conocerme? No sé quién es, pero ya me está cabreando. Dudo entre subir a mi habitación o salir, montarme en mi coche y no volver hasta la hora de la cena.

Al final decido quedarme pero sólo para encontrar respuestas, debo admitir que mi curiosidad gana a mi enfado; sin embargo no gana a mi paciencia, así que sigo hablando pero con voz cortante.

-No ha respondido a mi pregunta.

-Perdón - parece avergonzada, pero lo dudo - Soy tu abuela.

Algo así había escuchado antes, pero necesito más, quiero más, tengo saberlo todo, que me lo cuenten todo, sólo así podré dormir tranquila por las noches, sabiendo quien soy.

-Yo no tengo familia, solo a Beatrice, Christian y Maddy, en resumen mis padres y mi hermana - contesto secamente.

-Entiendo que estarás enfadada, pero si has sido capaz de perdonar a Beatrice y Christian, también serás capaz de perdonar a tu abuela - responde ella.

-¿Perdonar? - repito.

¿Qué se supone que tengo que perdonar? ¿Por qué todo el mundo parece ser que sabe más de lo que yo sé? Siento que se me escapa de las manos un dato importante, pero no consigo enderezar mis pensamientos.

-Sí, me dijeron que te lo habían contado - sigue ella.

-¿Contarme? - vuelvo a repetir y ella me sostiene una mirada confusa.

-Se acabó, ¡fuera de mi casa! - grita Christian.

-Me mentiste, me dijiste que se lo habíais dicho todo y que ella os perdonó al saber la verdad - espeta la anciana.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora