-Vamos chicas, ya es hora de levantarse. ¡Emery tu alarma ha sonado ya tres veces, vas a llegar tarde el segundo día de universidad! - dice una voz sacándome de mi sueño profundo.
Al despertarme veo que Maddy sigue al lado mía y que también seguía durmiendo. Miro al otro lado de la habitación y veo que Beatrice está abriendo la ventana. Ahora lo entiendo, esa voz era Beatrice y decía que iba a llegar tarde.
-¡Mierda, voy a llegar tarde! - digo de un sobresalto con los ojos como platos.
Beatrice se me queda mirando y empezamos a reírnos junto con la niña pequeña que se encuentra al otro de la cama, que amanece cabreada porque la hemos despertado de su hermoso sueño.
Cuando Beatrice y su hija salen de mi habitación empiezo a vestirme. Mientras me peino el pelo, que decido llevarlo recogido en una trenza que descanse encima de mi hombro, pienso sobre lo que pasó anoche. Me sentí muy bien al poder ser totalmente sincera con mi hermana pequeña. Y, sí, parece que ahora he decidido llamarla <<hermanita>>. He sentido una gran emoción cuando me he despertado y he visto que aún seguía durmiendo plácidamente a mi lado. Ojalá esto pudiese durar para siempre.
Pero qué estoy diciendo, no me puedo encariñar con la cría, he decidido que me voy y me voy a ir, y nada, absolutamente nada, me va a hacer cambiar de opinión.
Después de mi charla conmigo misma, cojo mi mochila y mis libros para ir a la planta de abajo, desayunar rápido y esperar a que Sofía y Emma vengan a por mí.
-Emery cariño - ¿por qué siempre Beatrice me dice <<cariño>>? De verdad que no la entiendo - ¿podrías esperar un poco antes de irte? Christian y yo queremos decirte una cosa, él tardará un minuto en bajar. Y además recuerda que esta tarde nos vamos de excursión al barco.
Respondo con una sonrisa y decido esperar porque todavía falta mucho para que mis amigas lleguen y de todas formas son ellas las que llaman al timbre. Dicen que les gusta tocarlo porque suena muy principesco. Cada vez que ellas comentan algo al respecto yo pongo los ojos en blanco, pero solo lo hago porque sé que no les gusta que lo haga.
Tal y como dijo Beatrice, Christian baja las escaleras un minuto exacto después de que ella me lo dijera.
-Bien, ¿qué es eso tan importante que me queréis decir? - digo con ganas de que esto termine rápido.
-¿Prefieres la versión larga o corta? - me dice Christian mientras suelta una leve risa.
Tengo ganas de decirle que no me haga esperar más porque sino voy a acabar estampando la cara contra la pared. Sé que suena raro pero aunque solo haya tardado un minuto en bajar por las escaleras, yo ya estoy de los nervios por saber de qué se trata. Sin embargo, en vez de soltarlo todo de golpe, decido poner una cara de, haz lo que te dé la gana, para no disgustar a su carita de emoción. Es eso y que Beatrice me había dicho antes, que el pobre hombre se había molestado mucho en pensar un discurso bonito para decirme algo que todavía no sé que es.
-Está bien, allá voy. Sabemos que dentro de una semana es tu cumpleaños y que vas a cumplir 22 años. Hasta ahora siempre te hemos dejado nuestros coches para que puedas ir a donde quieras. Pero eso se va a acabar, ya no te vamos a dejar más nuestros coches, así que tampoco se te vaya a ocurrir pedirlos… - tampoco iba a hacerlo, quiero soltar pero decido esperar a que termine para después desahogarme - No obstante, es porque no te va a hacer falta, la semana que viene habrá un nuevo coche aparcado enfrente de la puerta, y ese será tuyo.
No sé qué decir, ¿de verdad que me han comprado un coche?, ¿a mí?, ¿pero, por qué?
Si yo siempre he sido mala con ellos. Tengo tanta felicidad recorriendo por dentro de mi cuerpo, que siento como la adrenalina se me sube a la cabeza, y sin ser consciente, bajo del sofá de un salto y me abalanzo a los brazos de Beatrice y Christian. En este momento escucho un ¡click! de un cámara. Me aparto con cuidado de mis tutores y veo a Maddy con mi móvil y nos acaba de hacer una foto. Decido no decirle nada, por ahora.
-Pero, tengo una pregunta…
-Dinos, ¿qué te ocurre? - dice Christian feliz por este momento que acaba de pasar.
-¿Por qué me lo habéis dicho antes de que llegue el día?
-Porque queremos personalizarlo y quiero que me digas de qué color lo quieres.
-Yo le dije que el violeta te encanta pero él prefirió preguntarte por si acaso - dice Beatrice dirigiéndose a su marido con los ojos en blanco. Y veo donde he visto esa costumbre.
-Tienes razón el violeta es mi color favorito, pero prefiero que el coche sea plateado- digo, pero ¿cómo lo sabe Beatrice? Seguro que se lo ha dicho Maddy, esa niña me conoce mejor que yo misma.
-Hecho, entonces pronto tendrás tu coche nuevo.
-¡Christian se te olvida contarle otra cosa! Bueno da igual se la cuento yo - otra cosa más, estos dos me van a volver loca de los nervios - ¡Vamos a celebrar una fiesta aquí, por tu cumpleaños! Podrás invitar a quien tú quieras y te llevaré a comprarte un vestido precioso para que lo lleves en la fiesta.
-¿De verdad? Eso es increíble, muchísimas gracias - digo mientras los vuelvo a abrazar. Entonces escucho otro ¡click! y veo a Maddy otra vez haciéndonos otra foto. Voy a tener que hablar seriamente con esta chiquilla para que entienda y le entre en su pequeña cabecita que no quiero fotos con nadie que no sean mis amigas.
Sigo todavía emocionada por todo esto cuando el claxon del coche que viene a recogerme retumba en toda la casa.
Me despido con un beso en la mejilla a cada uno y le quito mi móvil a Maddy para borrar más tarde las fotos.
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¿Vale la pena saber tus raíces?
Novela JuvenilEsta es una historia capaz de hacerte cambiar de opinión, una historia que explica que hay que estar seguro de si realmente quieres saber algo más sobre ti y tu pasado o prefieres vivir en la ignorancia. Por favor si os gusta la historia no olvidéis...