CAPÍTULO 21

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-¡No! ¡No! ¡No quiero que os vayáis! ¡Volved! ¡No me dejéis sola! ¡Os necesito!

-Tranquila Emery no va a pasar nada, no vamos a ninguna parte.

Pero yo sé que eso es mentira; hay unos hombres a su lado que la sujetan y, hay alguien más, no sé quiénes son, pero parece ser que les tengo afecto.

-Emery, mi cielo, no pasa nada, no hay nadie, vas a estar bien.

Otra voz, la primera sonó melodiosa, luminosa, como si intentara tranquilizarme; sin embargo ahí estoy yo, llorando como una magdalena, pero la segunda voz era más grave y, ¿estaba llorando? No logro verles la cara, pero sé que me importan.

-¡Volved! ¡Noooo!

Y se fueron, esos hombres se los llevaron cerrando las puerta tras ellos, y dejándome aquí, llorando, sola, sin nadie, como me he acostumbrado a estar. Miro a mi alrededor en busca de algo, estoy en un lugar oscuro, probablemente una casa o una buhardilla, intento levantarme para salir corriendo y liberar a esos hombres de las garras de sus captores; no obstante no puedo moverme, no puedo hacer nada así que empiezo a llorar, no puedo salir. De repente ,algo que me ataba y que me impedía el movimiento, me libera y puedo correr en dirección a la puerta. Antes de que pueda tocar el pomo, esta se abre y uno de los hombres de antes entra. Lo reconozco, es el que estaba agarrando a la mujer. El sonido de un disparo me saca de mi inmovilidad al ver al hombre y después escucho unos gritos. Es de la mujer, sí, estoy segura, esa es la voz de la mujer. Y entonces me pregunto, ¿qué habrá pasado? Intento asomarme a la puerta, pero el hombre me detiene y se asoma él. Unos segundos después vuelve su mirada hacia mí. ¡Guau! Pedazo de ojos tiene, son azules eléctrico, como el cielo de una noche estrellada sin nubes y con una enorme luna llena. En un momento veo en sus ojos compasión, lo veo como un buen hombre, pero yo nunca me fío de nadie así que decido retroceder y subir unas escaleras que antes no veía.

Sigo corriendo, sé que me está siguiendo, estoy totalmente segura; escucho unas botas pesadas detrás de mí. Al fin llego a una habitación y la abro cerrando la puerta antes de que me alcancen. Quiero escapar pero, ¿a dónde voy?. Estoy a punto de saltar por la ventana cuando la puerta se abre. ¡Mierda, me ha encontrado!

Ey! Tranquila ven conmigo te llevaré con tus padres.

Bien confirmado esos dos eran mis padres, pero, ¿por qué no se han quedado cuando se lo que pedido? Y ¡¿Por qué todo el mundo quiere que me relaje?! Quiero acercarme a él para ver a esa pareja y verles la cara, pero no me fío ni un pelo.

Paso lo que me parece una eternidad, agarrada a la ventana y en ese tiempo una mujer vestida igual que el hombre entra en la habitación.

-¡Serás bruto! Tienes a la pobre niña asustada - le espeta al hombre.

Es una mujer muy guapa, de pelo oscuro y recogido en un moño bajo, tiene cara de estar ¿preocupada? ¿por mí?

-Ven cielo, no te preocupes, somos buenos, no te vamos a hacer nada malo - esa voz, me suena, siento que es muy cercana, ¿de quién será?

Sigo sin confiar.

La mujer se acerca y se sienta en una cama deshecha de la cual no me había percatado al entrar y yo me agarro con más fuerza a la ventana poniendo mis nudillos blancos.

Dirijo mis ojos al cielo, mirar el cielo por la noche me relaja, me hace pensar que cuando miro las estrellas solo existimos ellas y yo. Siempre he querido saber qué se esconde tras tanta luminosidad, si sería un mundo diferente en el que podría ser feliz, sin preocupaciones.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora