CAPÍTULO 31

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Me lleva un rato poder reaccionar y decidirme a hablar, pero antes de esto me decanto por mirar a Samuel primero, sus preciosos ojos verdes se cruzan con los míos y veo que, con una sola mirada, es capaz de darme toda la fuerza que necesito para actuar.

-Estoy bien, Maddy tranquila - le digo a mi pequeña hermanita.

Observo las reacciones de mis padres y ninguno de ellos mueve un solo músculo esperando para ver mi respuesta ante los recientes acontecimientos.

Para acabar con esta absurda incomodidad, regalo una enorme sonrisa a mis padres y pregunto:
-¿Habéis cenado ya?

-Sí - responde Beatrice - Lo siento, cielo es que no sabíamos cuánto tiempo ibas a tardar en volver.

-No te preocupes. Voy a buscar a Andrea y le diré que me suba algo para cenar en mi habitación.

Christian nunca me deja comer en mi habitación pero por lo raras que están las cosas ahora mismo sé que se está tragando su orgullo dejándome hacer lo que me dé la gana, eso, y que Samu está aquí.

-¿Me acompañas a la cocina? - pregunto a mi chico; estoy segura de no quiere quedarse en el salón hablando o evitando hablar con mi familia.

-Claro - contesta aliviado.

Cuando pongo rumbo en busca de Andrea, Samuel se agacha y susurra a mi oído:

-Gracias.

Yo le dedico una pícara sonrisa.

Una vez en la cocina, Andrea está terminando de recoger los platos sucios de la mesa.

-Emery, estás aquí y has venido acompañada - dice sorprendida.

-Sí, este es Samuel.

-Encantado de conocerla, señora - dice él.

-No me llames “señora”, a mi puedes llamarme Andrea y también estoy encantada de conocerte. ¿Tenéis hambre? Puedo prepararos algo - se ofrece Andrea.

-Eso sería genial, preferiría algo rápido; no quiero ocuparte mucho tiempo. ¿Podrías prepararnos unos bocadillos y algo de fruta o tarta de chocolate, y subirlo todo a mi habitación?

-¿Tus padres están de acuerdo en eso?

-Claro que lo están, además no les queda más remedio.

-Está bien, subo en unos minutos.

De nuevo en mi habitación, me siento en la cama con las piernas cruzadas y empiezo a recordar el momento tan íntimo que acabé viviendo con Samuel en la habitación de enfrente, con él me sentí segura, me sentí a salvo, me sentí completa, me sentí yo misma. La manera en que sus manos rozaron cada centímetro de mi piel, sus caricias, sus labios, cada sensación vivida fue maravillosa.

-¿Recordando viejos momentos? - interrumpe Samu mis pensamientos oscuros.

-No, sólo estaba pensando en los últimos términos que tenemos que aclarar sobre el plan.

-Eres una pésima mentirosa. Sé que te encantó aquel día al igual que a mí y también estoy seguro de que tienes las mismas ganas que yo de que se repita.

-¡Cállate! Sólo estaba maquinando.

Un rubor empieza a sentirse en mis mejillas porque por dentro sé que quiero que vuelva a pasar. Tal vez con tan sólo unos momentos con él, alejada de todo lo que me está pasando, conseguiré despejar mi mente y olvidar mi pasado aunque solo fuese por un rato.

Unos golpecitos nos interrumpen y Andrea y Beatrice entran en la habitación.

-Ya te traje lo que me pediste, Emery - dice Andrea.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora