Cuando por fin reacciono, vuelvo sobre mis pasos para entrar de nuevo en casa.
-Hola Emery - dice Beatrice demasiado sonriente - He estado haciendo galletas con pepitas de chocolate, ¿quieres?
-Hola mamá - respondo y vuelvo a ver cómo se le iluminan los ojos cada vez que la llamo así en vez de por su nombre - Claro que quiero, no he merendado nada.
-¿Quién ha venido a recoger a Samuel? - ya me parecía a mí que esa sonrisa era por algo que quería preguntar.
Beatrice, tan curiosa como siempre. Mi diosa interior pone los ojos en blanco a pensar en esto. Debería dejar de elevar mis ojos al cielo; puede resultar de mala educación.
-Su padre - me limito a decir, no quiero dar muchos detalles.
-¿Sabes cómo se llama?
-Ajam - respondo.
-Venga, Emery muéstrate un poco más comunicativa, cielo - sigue insistiendo.
-Se llama Juan.
-Genial, deberíamos invitarlos algún día a cenar a casa - suelta.
-¡¿Qué?! ¡No! - respondo casi atragantándome con una galleta.
-¿Por qué no? - pregunta pareciendo ofendida.
-Porque llevamos poco tiempo y además no se conocen.
-Por eso mismo, no los conocemos, debemos hacer una cena para presentarnos - intenta de nuevo.
-Será muy incómodo.
-Sólo será incómodo si tú lo haces incómodo.
-Doy por terminada esta conversación - me levanto y voy hacia las escaleras.
Hace un rato estaba de gran humor y ahora estoy a punto de romper todo lo rompible de esta casa, excepto mis cosas, claro.
-Al menos piénsalo, ¿vale?
-Tal vez.
Al llegar a mi habitación, cierro la puerta con llave para que nadie entre y me desplomo en la cama. ¿Por qué hacen eso? En verdad no sé por qué estoy tan furiosa, pero ahora tengo una relación con un chico que me gusta mucho y no quiero que nada salga más. Claro que quiero que se conozcan, pero aún no, sobre todo porque hemos tenido algunos altibajos y no necesito que tengamos más. Cuando las cosas estén más seguras y aclaradas aceptaré que hagan lo que quieran.
Mi móvil suena en la mesa de mi escritorio. Me levanto y miro el nombre que aparece en la pantalla. ¡Es Samuel! Lo cojo de inmediato sintiendo mariposas en el estómago.
-Hola, ¿ya me echas de menos? - contesto.
-Mis padres quieren que vengas con los tuyos a cenar el sábado que viene a mi casa - suelta de una vez emitiendo un suspiro al final.
-¿Qué? Mis padres me han dicho lo mismo - respondo sorprendida.
-A mí no me sorprende para nada; a mi madre le gusta conocer a la familia de las personas con las que me junto y por ahora ninguna de mis compañías le cae de buena manera. ¿Qué le has dicho a tus padres?
-Le dije a Beatrice que no quería y ella me dijo que lo pensase.
-Pués por parte de mi madre tenéis que venir sí o sí, así que avisa a tus padres de que el sábado de la semana que viene tienen una cena en mi casa y no lo han puesto antes porque tengo un partido. Ya te mandaré la dirección.
-Está bien - ruedo los ojos.
-Has puesto los ojos en blanco - dice y noto su sonrisa a través del teléfono.
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¿Vale la pena saber tus raíces?
Teen FictionEsta es una historia capaz de hacerte cambiar de opinión, una historia que explica que hay que estar seguro de si realmente quieres saber algo más sobre ti y tu pasado o prefieres vivir en la ignorancia. Por favor si os gusta la historia no olvidéis...