CAPÍTULO 28

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Cuando por fin reacciono, vuelvo sobre mis pasos para entrar de nuevo en casa.

-Hola Emery - dice Beatrice demasiado sonriente - He estado haciendo galletas con pepitas de chocolate, ¿quieres?

-Hola mamá - respondo y vuelvo a ver cómo se le iluminan los ojos cada vez que la llamo así en vez de por su nombre - Claro que quiero, no he merendado nada.

-¿Quién ha venido a recoger a Samuel? - ya me parecía a mí que esa sonrisa era por algo que quería preguntar.

Beatrice, tan curiosa como siempre. Mi diosa interior pone los ojos en blanco a pensar en esto. Debería dejar de elevar mis ojos al cielo; puede resultar de mala educación.

-Su padre - me limito a decir, no quiero dar muchos detalles.

-¿Sabes cómo se llama?

-Ajam - respondo.

-Venga, Emery muéstrate un poco más comunicativa, cielo - sigue insistiendo.

-Se llama Juan.

-Genial, deberíamos invitarlos algún día a cenar a casa - suelta.

-¡¿Qué?! ¡No! - respondo casi atragantándome con una galleta.

-¿Por qué no? - pregunta pareciendo ofendida.

-Porque llevamos poco tiempo y además no se conocen.

-Por eso mismo, no los conocemos, debemos hacer una cena para presentarnos - intenta de nuevo.

-Será muy incómodo.

-Sólo será incómodo si tú lo haces incómodo.

-Doy por terminada esta conversación - me levanto y voy hacia las escaleras.

Hace un rato estaba de gran humor y ahora estoy a punto de romper todo lo rompible de esta casa, excepto mis cosas, claro.

-Al menos piénsalo, ¿vale?

-Tal vez.

Al llegar a mi habitación, cierro la puerta con llave para que nadie entre y me desplomo en la cama. ¿Por qué hacen eso? En verdad no sé por qué estoy tan furiosa, pero ahora tengo una relación con un chico que me gusta mucho y no quiero que nada salga más. Claro que quiero que se conozcan, pero aún no, sobre todo porque hemos tenido algunos altibajos y no necesito que tengamos más. Cuando las cosas estén más seguras y aclaradas aceptaré que hagan lo que quieran.

Mi móvil suena en la mesa de mi escritorio. Me levanto y miro el nombre que aparece en la pantalla. ¡Es Samuel! Lo cojo de inmediato sintiendo mariposas en el estómago.

-Hola, ¿ya me echas de menos? - contesto.

-Mis padres quieren que vengas con los tuyos a cenar el sábado que viene a mi casa - suelta de una vez emitiendo un suspiro al final.

-¿Qué? Mis padres me han dicho lo mismo - respondo sorprendida.

-A mí no me sorprende para nada; a mi madre le gusta conocer a la familia de las personas con las que me junto y por ahora ninguna de mis compañías le cae de buena manera. ¿Qué le has dicho a tus padres?

-Le dije a Beatrice que no quería y ella me dijo que lo pensase.

-Pués por parte de mi madre tenéis que venir sí o sí, así que avisa a tus padres de que el sábado de la semana que viene tienen una cena en mi casa y no lo han puesto antes porque tengo un partido. Ya te mandaré la dirección.

-Está bien - ruedo los ojos.

-Has puesto los ojos en blanco - dice y noto su sonrisa a través del teléfono.

¿Vale la pena saber tus raíces?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora