Me gustaría preguntarle a mis padres de que se trata realmente todo eso que escuché, pero estoy segura de que no me contarán nada e intentarán desviar mi pregunta, respondiendo con otra como por qué he estado escuchando conversaciones que no debía.
Paso el resto del día sin volver a pensar en el tema o al menos tratando de ignorarlo, y, ¿cuál es la mejor manera de no pensar en las cosas?, hablar con mis amigas.
Después de pasar toda la tarde escuchando a Emma y Sofía hablando de mi fiesta de cumpleaños, de que tenemos que salir de compras y preguntarme qué ha pasado con Samuel, lo cual ignoro, decidimos colgar para estar un rato sola pensando en todo lo que se me pasa por la cabeza. LLevo mucho tiempo sin poder hablar conmigo misma, sobre todo desde que me comunico mejor con Beatrice y Christian, aunque la verdad preferiría seguir como antes; Beatrice me atosiga demasiado con sus preguntas. Samuel me ha llamado varias veces y me ha dejado varios mensajes pero no estoy lista para hablar de lo que pasó y menos todavía después de mis pesadillas sin respuesta que ahora quiero averiguar, pero ¿cómo?
A la mañana siguiente me despierta el sonido de la alarma en mi móvil. ¡Mierda! ¡Me he quedado dormida con la ropa de ayer puesta y además no fui a leerle un cuento, como todas las noches, a Maddy, y… no bajé a cenar! ¿Cómo es que no me levantaron para cenar? ¿Habrá pasado algo?
Salgo de la cama de un salto, me cambio de ropa lo más rápido que puedo y bajo las escaleras dando zancadas.
-¿Emery estás bien? - pregunta Beatrice.
-Sí mamá, solo es que… como no me despertasteis para cenar pensé que había pasado algo.
-Lo siento, te vivos muy rara durante todo el día de ayer y decidimos que lo mejor era que descansaras.
-Ah.
No sé qué más decir.
-Siéntate para desayunar - me ordena Christian amablemente.
Hago lo que me dice.
-Cuéntanos cariño, ¿has tenido más pesadillas esta noche? - continua Beatrice intentando entablar una conversación.
-No.
MENTIRA.
En realidad si he tenido una pesadilla, pero esta vez era diferente; las mismas manos que siempre me intentan agarrar del brazo estaban alrededor de mi cuello esta vez y la cara de la persona que me sostenía era la de Christian, mi padre.
Podría haberles contado la verdad pero no me veo siendo interrogada por mi familia y más ahora que no sé si puedo abrirme a ellos.
Cuando me termino mi desayuno, nadie ha vuelto a decir nada así que decido levantarme y buscar mi mochila para ir al colegio con las chicas.
Una vez en mi cuarto, Maddy entra detrás de mí cerrando la puerta.
-¿Te ocurre algo? - le pregunto.
-No, estoy bien, es solo que… sé que escuchaste a papá y mamá hablar en el pasillo el otro día y la verdad es que yo también quiero averiguar qué está pasando, pero solo si tu estás de acuerdo en que yo me entere - espeta mi hermanita soltando todo el aire que tenía acumulado de una vez.
Que raro, ¿cómo puede ella saber eso? ¿La habrá mandado Beatrice? ¡No! ¡Obvio que no! Si hubiera sido así Maddy me lo habría dicho, ¿no?
-¿Cómo sabes eso? - le pregunto en busca de respuestas.
-Nuestras habitaciones están una enfrente de la otra, cuando gritaste me asusté pensando que te podía haber pasado algo, pero me quedé detrás de la puerta entreabierta de mi habitación escuchando y viendo todo, entonces vi como te asomaste a la puerta. Por eso quiero saber qué vas a hacer; si quieres aprender más sobre qué te pasó yo quiero ayudarte.
-Quiero saber todo lo que tenga que ver con mi pasado sin importar los daños que haga en el presente.
-¿Estás segura?
-Sí, sé que a veces es mejor dejar el pasado en eso… sólo pasado, pero ahora quiero descubrirlo todo.
-En ese caso, te ayudaré en todo lo que haga falta.
Mientras Maddy dice esto último, se acerca y pone su mano frente a mí para que la choque, como en los viejos tiempos, y lo hago sin dudar.
-Bueno ahora me tengo que ir; mis amigas me están esperando.
-Adiós, y… ya me contarás sobre Samuel.
-Sigue intentándolo, a lo mejor algún día lo consigues - le digo mientras le doy un beso en la mejilla. Y me llevo una sonrisa pícara de parte de ella.
Bajando las escaleras me encuentro con Beatrice y Christian que aún están terminando de desayunar mientras leen las noticias de la mañana.
-Que tengas un buen día cielo.
-Gracias mamá - la despido con una sonrisa.
-Espera Emery, tenemos algo más que darte y estamos seguros que te encantará llevarlo a la universidad hoy - me dice Christian.
-¿De qué se trata?
Antes de que pueda decir nada más el timbre de la mansión suena y mis amigas entran a la mansión como perro por su casa.
-¡Emery que emoción, por fin vas a poder… - dice Emma, pero antes de que pudiera terminar la frase Sofía le tapó la boca con la mano, porque mis padres le estaban haciendo señas para que se callase.
-¿Qué pasa? - pregunto ansiosa por saber la respuesta.
-Sal fuera, hay una cosa morada esperándote fuera - dice Christian sonriendo a Beatrice.
¡Dios! ¡Mi coche! ¡Ya ha llegado!
Corro hasta llegar a la puerta, y al abrirla diviso un precioso Audi violeta enfrente de mis ojos y con mi nombre grabado en plata en un lateral. Mi labio inferior casi toca el suelo al ver el precioso coche que parece mentira que me pertenezca.
-¡Dios chicas es un Audi! - grito en dirección a Emma y Sofía.
-Es verdad que no se te escapa ni una - dice Sofía riéndose con Emma mientras yo pongo los ojos en blanco.
-Pero para poder conducirlo te hace falta algo más - dice mi madre apareciendo detrás de nosotras - Aquí tienes las llaves de tu nuevo coche.
Cuando me entregan las llaves veo que están metidas en un llavero de color plata con mi nombre grabado y las llaves de la mansión que por cierto, no me había dado cuenta que no las tenía.
Ahora me acuerdo, dijeron que el coche llegaría justo el día de mi cumpleaños, ¿por qué ha llegado ahora?
-El coche ha tardado más en llegar, pero puedo ver que incluso se te había olvidado nuestro regalo de cumpleaños, ¿verdad? - responde mi padre a la pregunta no formulada.
-Si os soy sincera, he tenido muchas cosas en mente y lo había olvidado, pero es maravilloso, alucinante, precioso… no tengo palabras para describirlo - digo con mucha apreciación.
-Bueno nosotras nos tenemos que ir ya, estoy segura de que no queréis llegar tarde - dice Sofía.
-Sofi tiene razón, nos tenemos que ir. Adiós y muchísimas gracias por el coche - me despido dandoles un beso en la mejilla a cada uno.
-Adiós cariño, y conduce con cuidado - me responde antes de volver a entrar en casa.
Después me vuelvo a mis amigas.
-¿Lo sabían?
-¿El qué? ¿Que te iban a dar el coche hoy? Sí - responde Emma.
-¿Y por qué no me avisaron?
-Porque se supone que era una sorpresa, y ahora vámonos que vamos a llegar tarde - corrobora Sofía.
-Además tienes que contarnos todo todito todo lo que pasó con Samuel el otro día - dice Emma mirando a Sofía con una sonrisa cómplice.
Ruedo los ojos. Creo que me espera un viaje muy pero que muy largo.
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¿Vale la pena saber tus raíces?
Ficção AdolescenteEsta es una historia capaz de hacerte cambiar de opinión, una historia que explica que hay que estar seguro de si realmente quieres saber algo más sobre ti y tu pasado o prefieres vivir en la ignorancia. Por favor si os gusta la historia no olvidéis...