Esperanza en un mundo en crisis

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Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.  Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;  Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah  Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo.  Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.  Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.  Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah  Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra.  Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego.  Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.  Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
Salmos 46:1‭-‬11

En un abrir y cerrar de ojos, nuestro mundo cambio para siempre. Inicios del año 2020, todos teníamos planes en marcha, y todo se nos vino abajo. Todos nosotros vivíamos nuestra vida como de costumbre, pero ahora ya no.

Es la primera vez en mi vida de todo lo que va de está era moderna que veo una pandemia mundial. A lo largo de la historia humana han habido otras igual de agresivas: la peste negra, la fiebre amarilla, la gripe española, etc. Solo para mencionar algunas.

El mundo está sumido en estos momentos en el caos y la locura: naciones enteras bajo cuarentenas obligatorias, economías paradas, familias que han perdido seres queridos, hospitales llenos. La humanidad ha perdido todo rastro de esperanza, igual cuando Jesucristo murió.

El Salmo 46 , escrito por los hijos de Coré, nos habla acerca de que Dios está siempre cerca para ayudarnos, para brindarnos refugio, seguridad y paz. El poder de Dios es completo y su victoria final es segura.

En los versículos del 1 al 3 lo dicen de una forma clara: ¡ Dios es nuestro refugio frente a la destrucción total!. No es un simple refugio temporal, es nuestro refugio eterno y puede fortalecernos en toda circunstancia

Nosotros nunca podemos prever cuando el caos puede aparecer a la vuelta de la esquina, pero si podemos llenarnos de esa esperanza que solo Dios nos puede dar, de allí ningún líder, ningún hombre, ¡ Nadie !.

Cómo seres pecadores en un mundo lleno de pecado , nunca estaremos excentos de que la calamidad toque a nuestra puerta : llámese pandemia, desastres naturales, crisis económicas, enfermedades, desempleos, guerras, etc.

Ahora, en los versículos del 4 al 7 , se nos dice que, aún a pesar de los problemas que podemos experimentar, Dios nos sostiene de manera firme, como la roca que es eterna.

La guerra y la destrucción son inevitables, pero también lo va a ser la victoria final de Dios sobre el sistema maligno de este mundo. Tal como lo expresa uno de mis pasajes favoritos que es Apocalipsis 5. ( V. 8-11).

En el mundo venidero, no habrá más maldad, ni muerte ni pecado, ni pandemias, ni armas nucleares, ni contaminación ambiental, porque Dios lo hará todo nuevo, y esa debe ser nuestra esperanza mientras caminemos sobre este mundo.

Lo único cierto en un mundo incierto, es nuestra esperanza en Dios, aún cuando veamos qué nada está bien a nuestro alrededor.

Dios te bendiga grandemente

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.  Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;  y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,  que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 5:1‭-‬14

Devocionales "Amanecer: Paola Ramos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora