Martín.
No sé en qué momento acepté esa absurda idea y me subí al avión con el imbécil que se hace llamar mi mejor amigo. ¿En qué pensaba al dejar el hospital?
—Tu mala vibra está dañando mi aura. —lo fulminé con la mirada. Mathew comenzó a reír como siempre mientras buscaba nuestras maletas.
—Mi mala vibra quiere romperte la nariz.
—Mi nariz es bonita. No te metas con mi nariz.
—Son estas. —dije agarrando ambas maletas.
Salimos del aeropuerto y nos subimos en el primer taxi disponible. En un perfecto inglés británico el hombre aceptó llevarnos a la casa de los padres de Mathew.
—Casi nunca hablas de tus padres. ¿Qué debo esperar al llegar? —pregunté mirando la ciudad por la ventana.
—Son igual de amargados y estrictos que tú, así que no debes preocuparte porque de seguro se llevarán bien. —gruñí por lo pesado que era.
Luego de recorrer varias calles llegamos a una gran mansión. No pensé que sus padres tuvieran tanto dinero.
—Cuando sea grande quiero ser como tus padres. —Mathew me miró con el rostro desencajado. ¿Qué dije de malo?
—¿Tienes fiebre? —puso sus manos en mi frente con preocupación.
—¿De qué hablas? —lo ignoré bajando las maletas del taxi.
—¡Acabas de hacer una broma! —gritó como si fuera la cosa más increíble del mundo.
—En realidad fue un comentario sarcástico. —me miró mal.
—Tú siempre arruinándolo todo.
¿Por qué todos creían que era un ogro?
Nos aproximamos a la casa y Mathew tocó el timbre con nerviosismo. Jamás lo había visto tan ansioso y preocupado a la vez.
—Joven Federic. —saludó una señora de edad que parecía ser del servicio. Estaba asombrada de verlo.
—Mathew. Solo dime Mathew. —corrigió dándole un abrazo. Ella le apretó los cachetes con cariño.
—¿Federic? —pregunté burlón y él me miró mal. La señora puso sus ojos en mi y me examinó de pies a cabeza.
—¿Y este jovencito tan apuesto quien es? —preguntó tiernamente y yo sonreí con amabilidad. Hacía bastante tiempo que no sonreía con franqueza.
Al parecer el viaje me estaba sentando bien.
—De jovencito no tiene ni los dientes. —se burló Mathew a mi lado—. Él es Martín, mi mejor amigo y también mi jefe en el hospital.
—Es un gusto conocerte, mejor amigo y jefe del hospital. —sonreí con gracia y ella rió.
—El gusto es mío. —estreché mi mano con la suya esperando que dijera su nombre, pero nunca sucedió.
—Pasen y siéntense mientras les aviso a tus padres que estás aquí. —dijo dirigiéndose a Mathew. El lugar era más fantástico por dentro que por fuera y eso era mucho decir.
Nos sentamos en un sofá de cuero rojo y hablamos trivialidades mientras aparecieron los padres de Mathew. Ambos nos pusimos de pie al percatarnos de su presencia.
—Federic. —habló la mujer cuyos ojos eran idénticos a los de mi amigo. De seguro esa era la madre.
—Mamá. —saludó sin corregir que lo haya llamado por su primer nombre.
El hombre barbado y de edad que acompañaba a la mujer dio un paso hacia adelante y sin decir una sola palabra se abalanzó sobre Mathew. Se abrazaron con fuerza.
—Que gusto verte. —finalmente habló el hombre al separarse.
¿Qué pasaba con su madre? ¿Por qué no la saludó de igual forma?
—¿No nos vas a presentar a tu amigo? —preguntó la mujer centrando la atención en mi.
—Martín Wrong. —estiré mi mano presentándome solo. Ella dudó unos segundos antes de tomarla.
—Simone Williams. —sonrió con recelo.
—Christian Williams. —se presentó el hombre, estreché su mano.
—Un gusto.
Luego de la presentación dejamos las maletas en las habitaciones; pues ya me habían asignado una. Nos invitaron a cenar y mientras lo hacíamos hablábamos.
Se sentía la tensión entre Mathew y sus padres, sobretodo con su madre. Ni siquiera quería saber que sucedía porque parecía ser muy personal.
¡HOLA!
Espero que estén muy bien y que les guste muchísimo este nuevo capítulo de la historia.✅ Voten y comenten cómo les pareció este nuevo capítulo.
🚫 NO A LOS LECTORES FANTASMAS: ¡Quiero ver sus votos!
❓ ¿Qué opinan sobre Mathew?
⚠️ Atentos a los siguientes capítulos. ¡Hay muchos más!KISS. ❤️