Martín.
—Ya me voy. —se acercó Anna a mi mesa—, debo volver al trabajo. —dejé la hamburguesa en el plato.
—¿Catrina quedó sola? —pregunté y ella asintió.
—Ya puedes subir a verla. —sonrió.
—Que te vaya bien. —dije amable y ella se inclinó para tocar mi hombro.
—A ti igual. —sonrió simpáticamente y se fue.
Terminé mi —no muy saludable— almuerzo y me dirigí a la habitación de Catrina. Estaba feliz por finalmente poder verla.
Ya habían pasado varias horas desde mi llegada al hospital y no había podido tener un momento a solas con ella. Quería hablarle y saber cómo estaba.
También quería averiguar todo sobre el imbécil que se hacía pasar por su novio. En el fondo mantenía la esperanza de que fuera mentira.
Toqué la puerta y al escuchar un dulce adelante decidí entrar. La encontré de pie al lado de la ventana.
—¿Qué haces de pie? —pregunté preocupado acercándome. Ella se volteó a verme.
—¡Volviste! —dijo con una gran sonrisa ignorando mi pregunta anterior.
—Claro que volví. —sonreí.
—Estaba esperándote.
Catrina lucía mucho mejor; se estaba recuperando poco a poco. Nuevamente desprendía esa luz que tanto la caracterizaba.
—¿Te permitieron estar de pie? —pregunté nuevamente y ella rió.
—¡Qué terco eres! —resopló—. Pero la respuesta es sí. —fruncí el ceño.
—¿Segura? —pregunté desconfiado y ella rodó los ojos como una niña pequeña.
—¡Segura! —abrió los ojos—. Me aburre mucho estar acostada. —hizo un puchero de forma inconsciente. Quería llenarla de besos.
¿Por qué era tan linda?
—Pero no puedes estar mucho tiempo de pie.
—Como órdenes. —reí.
—¿Cómo te sientes? —pregunté y ella suspiró mirando por la ventana.
—Físicamente mucho mejor. —suspiró nuevamente—. Emocionalmente no tanto, aun me siento muy confundida por no poder recordar.
—¿No has recordado nada? —pregunté y ella me miró dubitativa.
—Tuve un sueño maravilloso hace unas horas, le pregunté a Paul y me dijo que no era un sueño. En realidad era un recuerdo de una cita que tuvimos. —mi sangre comenzó a hervir.
De solo escuchar el nombre de ese tipo quería romper todo a mi alrededor.
—¿Entonces si es tu novio? —pregunté y ella mordió su labio sin saber que decir.
—Eso parece.
—¿Pero tú no lo recuerdas? —pregunté.
—No lo recuerdo para nada. —fruncí el ceño.
—¿Y no has pensado que quizás él no es tu novio y te está mintiendo? —ella hizo una mueca.
—¿Por qué razón me mentiría? —preguntó.
—Hablé con Anna sobre él y me dijo que nunca le diste una oportunidad. —ella frunció el ceño mientras caminaba hacia su cama.
—¿Y por qué estabas hablando de él con Anna? —preguntó mientras se recostaba.
—Porque no confió en ese tipo. ¿No te parece muy extraño que se haya demorado tanto tiempo en visitarte? —pregunté y ella se quedó en silencio—. Tu mamá tampoco lo conoce, dice que nunca le contaste que tenías novio.
—¿También hablaste con mi mamá sobre él?
—No confió en él. —repetí y ella se mantuvo seria.
—Quizás no confías en él porque estás celoso. —fruncí el ceño. ¿Qué tenían que ver mis celos?
—Claro que estoy celoso. Me saca de casillas verte con otro hombre y sobretodo si ese hombre dice ser tu novio. —ella suspiró.
—Quizás si es mi novio. —tragué en seco.
—¿Entonces piensas darle una oportunidad?
—No lo sé. —sostuvo su rostro con ambas manos y yo asentí.
—¿Y qué hay de nuestro beso? —pregunté y ella me miró triste.
—Fue maravilloso. —dijo.
—¿Y entonces por qué consideras a ese idiota? —pregunté sin comprender.
—Estoy muy confundida. No sé qué hacer y tampoco sé qué pensar. —bufó—. ¿Podrías dejarme sola? —preguntó y yo asentí.
—Solo te pido que no creas en todo lo que te dice. —dije antes de salir de la habitación.
HOLA. ❤️
Espero que les guste este nuevo capítulo.
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Kiss.
