Martín.
—¿No te parece muy extraño? —preguntó Mathew a mi lado y yo asentí.
—Si no fuera doctor lo creería. —dije dándole un sorbo a mi cerveza. Ambos estábamos en la terraza de su mansión mirando el cielo y hablando de trivialidades. Aunque el tema más recurrente era Catrina.
—Tu presencia le hace bien. —sonreí esperanzado de que fuera así—. Espero que recuerde pronto a su madre. —resoplé.
—Está pasando hoy la noche con ella. Ojalá Catrina le dé otra oportunidad a Alison. —dije contemplando la brillante luna.
—Alison es guapa. —mencionó y yo al instante lo fulminé con la mirada—. Olvidemos que dije eso. —alzó las manos en modo de rendición y yo reí.
—No tienes remedio. —dije recordando un detalle—. ¿Qué pasó con Anna? —pregunté curioso. Mathew suspiró.
¿Mathew suspirando? ¿De que me había perdido?
—Es una chica estupenda. —nuevamente suspiró—. Lastima que viva tan lejos de mi.
—¿Te parece muy descabellada la idea de mudarse por alguien que amas? —él negó.
—Esa idea es totalmente aceptable en tu caso, en mi caso sería una completa locura. —bufó—, sobretodo por mi inestabilidad. Soy mujeriego y eso no tiene remedio. —fruncí el ceño.
—Algún día aparecerá una chica que cambiará todo tu mundo por completo. Te lo aseguro. —él rodó los ojos fastidiado.
—¡Qué iluso eres! —acusó riendo.
—Ya veremos. —dije seguro.
Continuamos hablando mientras la noche pasaba rápidamente. Al siguiente día me levanté muy temprano para poder ir al hospital.
Entré a la cafetería por un café y encontré a la madre de Catrina desayunando sola. Me acerqué y al verme se puso de pie para saludarme.
—Martín. —me abrazó efusivamente.
—Alison. —saludé—. ¿Por qué estás tan de buen humor? —pregunté.
—Estoy feliz. —ambos nos sentamos—. Estuvimos hablando durante muchas horas, resolví cada una de sus dudas y aunque no recordó nada, su actitud conmigo fue mucho más amable. —sonreí.
—Me alegra mucho. Ya verás que poco a poco irá recordando que eres su madre. —afirmé para luego tomar de mi vaso de café.
—Que bueno que viniste a verla. —dijo—. Anoche me habló sobre ti. —me hacía feliz saber eso.
—¿En serio? —ella asintió.
—Incluso amnésica sigue estando enamorada de ti. En definitiva tienes su corazón. —dijo tomando mi mano—. Y eso me hace muy feliz.
—Le aseguro que ella también tiene el mío.
—¿Sabias que después de ti nunca más tuvo novio? —preguntó y yo negué—. Por lo menos nunca llegó a hablarme de nadie más. Sus ojos nunca volvieron a brillar. —mencionó triste.
—Yo creo que si tiene novio. —ella frunció el ceño confundida.
—¿Por qué lo crees? —preguntó curiosa y yo recordé al sujeto que vi sin camisa en su departamento.
—Antes del accidente la vi con un chico. —ella frunció el ceño mucho más.
—¿Y cómo era ese chico? —preguntó y yo recordé sin ganas.
—Muy alto y rubio. —ella abrió los ojos asombrada. ¿Qué pasaba?
—Creo que él está aquí. —junté las cejas terriblemente confundido.
—¿A qué te refieres? —pregunté deseando que fuera mucho más clara.
—Antes de venir a comer un joven alto, rubio y de ojos claros estaba en la recepción preguntando por Catrina. Me acerqué y me presenté. Aunque él nunca dijo que relación tenía con mi hija. —dijo recordando.
¿Y si sí eran novios? ¿Qué pasaría si ella lo recordaba a él y no a mi?
Y lo más importante de todo: ¿Por qué había tardado tanto tiempo en visitarla?
Hola. ❤️
Espero que les guste mucho este nuevo capítulo. Cuéntenme cómo les pareció.