Martín.
El cabello largo y dorado de esa adolescente me tenía un poco desconcentrado. Intentaba no mirarlo pero mi mirada siempre se desviaba.
—¿Tengo algo en el cabello? —preguntó la chica cuyo nombre no recordaba.
¿Desde cuando olvidaba el nombre de un paciente?
—No. —negué amable continuando con la sutura.
—¿Entonces mi cabello le parece bonito? —preguntó estática.
—No interrumpas al doctor. —pidió su madre desde la silla.
—De hecho sí. —suspiré volviéndolo a mirar.
—En el instituto me dicen que parezco un...
—Ángel. —terminé de decir y ella asintió haciendo una mueca.
—¿Cómo lo supo? —preguntó aún con la cara desencajada.
—Intuición. —dije—. ¿Te está doliendo? —pregunté y ella negó.
—Solo me fastidia.
—Ya voy a terminar. —dije cortando el hilo.
Agarré un espejo y se lo pase a la chica para que pudiera ver su rostro. Suspiró frustrada examinando la herida.
—¿Va a quedar cicatriz? —preguntó preocupada y yo negué.
—Eso te pasa por inquieta. —la regañó su madre.
—La espero en cinco días para quitarle los puntos y revisarle la herida. ¿Vale? —le dije a su madre y ella asintió con una sonrisa amplia.
—Gracias por todo. De verdad eres un gran doctor. —halagó tomando mi mano con total confianza.
—No hay de qué. —aparté mi mano y caminé hasta el suministro de medicamentos. Saqué unas pastas y se las entregué—. Que las tome cada ocho horas después de comer.
—Nos vemos en cinco días. —su tono era bastante seductor y me incomodaba. Aunque la mujer era muy atractiva prefería no cruzar la línea con mis pacientes.
No otra vez.
—Hasta luego. —dije seco organizando el instrumental.
—Que tenga un día igual de lindo a usted. —dijo la mujer antes de abandonar la habitación.
A los pocos segundos entró Mathew al consultorio soltando un silbido.
—¡Qué belleza con la que me acabo de encontrar en el pasillo! —dijo emocionado y yo rodé los ojos.
—No dejas pasar ni una. —mis propias palabras me hicieron caer en cuenta de algo—. Mathew.
—¿Qué? —preguntó recostándose en la pared.
—Espero que nunca te hayas pasado de listo con alguna paciente. —él rió rascando su cabeza.
—Son ellas las que se pasan conmigo. —lo miré mal.
—Cuidado. —advertí y él alzó las manos en modo de rendición.
—Te traje algo. —sacó de su bata dos boletos y me los entregó. Al mirarlos me di cuenta que eran de un vuelo con destino a Inglaterra que partía en un par de horas.
—¿Y esto qué? —pregunté desconcertado.
—Iremos a buscar a la enfermera. —fruncí el ceño mucho más desentendido. ¿Se había caído de la cama o qué?
—¿Estás loco? —pregunté devolviéndole los boletos.
—Deja de ser aburrido y acepta. —pidió extendiéndolos nuevamente. Mathew nunca daba nada gratis y temía el porqué de ese acto tan inesperado.
—¿Por qué estás haciendo esto? —lo miré desconfiado y él desvió la mirada.
—Soy tu mejor amigo y quiero que finalmente descubras la verdad. Últimamente estás más amargado de lo normal y sé que es porque te está comiendo la duda. —lo miré con los ojos entrecerrados.
—¿Solo por eso? —él sonrió fingiendo inocencia.
—Y por un asuntito personal. —dijo intentando restarle importancia. ¿En qué estaba metido ese holgazán?
—Tu familia vive en Inglaterra. —dije con sospecha y él vaciló por un rato.
—Hace mucho no veo a mis papás y quiero abrazarlos. —era tan malo mintiendo.
—Te conozco lo suficiente como para saber que no mantienes la mirada cuando estás diciendo mentiras. —él continuaba sin mirarme.
—¿Qué? ¡Claro que no! —me miró por un segundo y volvió a desviar la mirada.
—Habla ya. —él resopló y finalmente me miró a los ojos decidido a hablar.
—Necesito que mis padres me den un adelanto de mi fideicomiso. —fruncí el ceño.
—¿Y eso por qué? —pregunté curioso. Su salario era bastante bueno y no entendía porque necesitaba más dinero.
—Hice una mala inversión en un negocio y perdí.
—¿Qué negocio? —dije intentando confirmar mis sospechas. A Mathew le encantaban las carreras ilegales de autos y esperaba que no se tratara de eso.
—Carreras. —bufé sosteniendo mi cabeza con ambas manos.
—Eres un idiota. —reclamé dándole un golpe en la cabeza. No entendía porque insistía en portarse como un niño de cinco años.
—¿Entonces si vamos? —me miró con ojos suplicantes.
¡HOLAAAAAAA!
Aquí les traigo un nuevo capítulo y espero que les guste.❗️¡VOTEN!
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🚫 NO A LOS LECTORES FANTASMAS.
❓ ¿Qué creen que sucederá?
⚠️ Atentos a los siguientes capítulos.Kiss.