MARATÓN 3/4.
Catrina.
¿Y si me equivocaba? ¿Y si no era la decisión correcta? ¿Por qué me sentía tan confundida? ¿Por qué tenía tantas preguntas?
No paraba de caminar de un lado a otro por mi habitación. Estaba intentando convencerme de que mi corazón tenía la razón y de que no lo iba a lamentar.
Necesitaba una señal de la vida. Solo una que me dijera que estaba haciendo lo correcto.
Fui al baño y lavé mi cara por cuarta vez con agua fría. Peiné mi cabello e intenté lucir lo menos enferma posible.
—¿Se puede? —al escuchar su voz mis nervios aumentaron.
—Adelante. —dije sentándome nuevamente en la cama. Él me miró de pies a cabeza y sonrió.
—Eres la enferma más bonita de este hospital. —dijo y yo reí por ese inesperado halago.
—Está bata es de la última temporada. —bromeé para aligerar el ambiente. Él caminó hacia la silla al lado de mi cama.
—Tu llamada me alegró la noche. —dijo para alivianar la tensión que por alguna extraña razón se había creado desde que entró.
Inconscientemente los dos sabíamos lo que sucedería. Resoplé buscando las palabras adecuadas.
—Por suerte en la lista de visitas dejaste tu número telefónico. —dije—. Casi tuve que sobornar a mi madre para que me prestara su celular.
Llamar madre a Alison empezaba a ser normal, me gustaba pensar en ella como lo que realmente era: mi madre.
»Siento haberte llamado tan tarde. —dije evadiendo su mirada. Había descubierto de mi misma que era muy penosa.
Aunque con unos más que con otros.
—Tú puedes llamarme a la hora que quieras. —dijo con una sonrisa abierta.
—No sé cómo decir esto... —respiré—. He estado pensando mucho; créeme que no he dejado de pensar en ti y también en...
—Por favor no digas su nombre. —pidió interrumpiéndome y yo asentí.
—He pensado en ambos. He pensado en el interés que tienen en mi y también en la forma en el que me lo han expresado. —hablé y él se mantuvo en silencio mirándome con suma atención.
»No niego que me siento muy halagada, pero también estoy muy confundida. Estoy intentando razonar cómo la Catrina de antes, pero siempre gana la de ahora.
»Entonces he decidido renunciar a la persona que era antes de quedar amnésica porque no la recuerdo y porque simplemente no es nada de lo que soy ahora. Creo que este accidente es una oportunidad para iniciar desde cero y así lo haré.
»No voy a apresurarme ni a exigirme, esperaré a que mi memoria regrese cuando sea el momento preciso. —resoplé—. Solo haré lo que me dicta el corazón y no la mente.
—¿Y qué te dicta tu mente? —preguntó desilusionado.
—Que te elija a ti porque parece ser lo correcto.
—Entonces no debo preguntar a quien elige tu corazón. —rió sarcásticamente con mucho desánimo.
—A él. —confirmé triste.
—¿Y qué pasa con nosotros? ¿Qué hay de todo lo que vivimos? ¿Borrarás todo tan fácil?
—Cuando te miro no veo nada más que a un simple extraño. Perdóname por no recordar. —suspiré triste por estar siendo tan cruel.
—¿Cómo no? —se puso de pie—. ¿Y qué hay de tu sueño? ¡Tú me recordaste! —estaba muy desesperado y me preocupaba su semblante.
—Fue un recuerdo precioso y no te niego que me sentí en el cielo... pero al estar cerca de ti no me siento así. Realmente no creo que seas tú el de mi sueño.
—¡¿Cómo puedes decir eso?! —preguntó furioso—. ¿Acaso no recuerdas que decoré todo para ti y que estuvimos toda la tarde juntos? —preguntó y yo abrí los ojos.
—Vete de mi habitación. —ordené y él negó mientras se acercaba y tomaba mis manos entre las suyas.
—¡Tienes que recordarme! —gritó—. ¡Tienes que elegirme a mi! —volvió a gritar.
—Tú y yo nunca fuimos novios. —dije con seguridad.
—¿Cómo dices eso? —preguntó—. ¡¿No recuerdas que soñaste con nuestra cita?!
—Deja de decir mentiras y vete. —me puse de pie y me alejé. Paul caminó hacia mi.
—¡Yo no te estoy mintiendo! —agitó sus manos cada vez más enojado. Tenía miedo de que me lastimara o algo parecido.
Se había convertido en otra persona totalmente irreconocible.
—Dijiste que estuvimos juntos toda la tarde. —acusé.
—¡Y así fue! —insistió tomando mis manos.
—¡No! —grité soltándome de su agarre—. Porque mi sueño nunca ocurrió de día. —él tragó con fuerza.
—Déjame explicarte. —pidió y yo negué.
—¡Cambiaste la historia y me hiciste creer que era Martín quien estaba obsesionado conmigo cuando en realidad eras tú!
—¿Sabes cuantas veces me tuve que aguantar tus gritos y tus humillaciones? —preguntó—. Siempre me utilizabas como tu juguete y no te importaba que estuviera enamorado de ti. —apretó la quijada.
—No lo recuerdo...
—¡No recuerdas porque eres una egoísta! —me arrinconó contra la pared—. ¡Solo piensas en ti y en nadie más!
—Por favor vete. —dije intentando estar tranquila.
—¡No podía dormir por pensar en ti! ¡No podía comer por pensar en ti! ¡No podía acostarme con otra mujer por pensar en ti! —gritó golpeando la pared.
»Mi vida es una mierda desde que te conocí en aquel maldito bar. Desde ese momento te encargaste de destruirme. —espetó con los ojos cristalizados.
—Lo lamento. —es lo único que pude decir.
—¿Crees que con tu lamento puedes remediar todo el daño que me hiciste? —preguntó con ironía—. Nunca me eliges a mi. —puso sus manos alrededor de mi cuello. Lo empujé con fuerza pero fue inútil.
—¡Suéltame! —dije golpeando su pecho con toda mi fuerza para deshacerme de su agarre.
—¿Qué tiene él que no tenga yo? ¡Solo dime! —gritó apretándome con mucha más fuerza, comenzaba a quedarme sin aire.
Le di una fuerte patada en la entrepierna y finalmente pude alejarlo. Salí corriendo de la habitación.
—¡Auxilio! —grité a mitad del pasillo.
HOLA. ❤️
Este capítulo es el más largo de la maratón (equivale a dos capítulos normales). ¡Espero que les guste!✅ VOTEN.
🚫 No lectores fantasmas.
❓ ¿Qué creen que ocurrirá?P/D: ¡PAUL ESTÁ LOCO! 😳🤕