Capítulo 16.

6.5K 348 24
                                    

Catrina.

El cuerpo me pesaba y los ojos me dolían por haber llorado tanto; había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que me rompí en llanto.

Me había encargado de acumular tanto dolor que ya ni siquiera me cabía en el cuerpo.

Miré la ventana de mi habitación y pude notar que ya era de noche. Tenía que ir a trabajar y no tenía ni un poco de ganas.

Un agujero negro se apoderó de mi estómago al recordar todo lo que sucedió con Martín y sobretodo al darme cuenta que nuevamente se había ido.

Lo que le conté seguramente lo había espantado. ¿Por qué me sentía tan decepcionada? ¡Yo no quería verlo! ¿O si?

Caminé hasta la cocina para tomar un vaso de agua —me dolía la garganta de tanto gritar—, la sorpresa fue cuando noté que había alguien recostado en mi sofá.

Me acerqué para observarlo mejor y descubrí que era él. No se había ido.

Estaba durmiendo plácidamente con los brazos cruzados y cubriendo su rostro con una de las almohadas. Sonreí.

—Gracias por no dejarme. —susurré a su cuerpo dormido.

Saqué una manta de mi habitación y lo cubrí con ella. Martín ni se inmutó porque tenía el sueño muy pesado y ni una orquesta de elefantes podrían levantarlo.

Le quité la almohada del rostro para observarlo. Suspiré tontamente.

¿Qué me estaba sucediendo? ¿Por qué nuevamente me sentía como una adolescente?

Me asustaba pensar que mis sentimientos por él no habían desaparecido por completo, incluso parecían más fuertes.

—Tienes que recordar lo que te hizo. —me dije a mi misma en un susurro intentando desaparecer esa sensación tan extraña que me recorría el cuerpo.

Quería abrazarlo. Quería sentir su olor. Quería probar sus labios una vez más. Quería hacer todo lo que nunca pudimos.

¿Qué carajos estaba pensando? Estaba perdiendo el control de mi mente y también de mi cuerpo.

Me acerqué más y toqué su labio inferior con mi dedo pulgar. Las ganas de besarlo me estaban superando.

—Contrólate, contrólate. —resoplé sosteniendo mi cabeza.

No podía ser tan estúpida y caer nuevamente con tanta facilidad. Él no podía destruir en segundos la coraza que yo había construido por años.

Fui a la cocina y saqué un chocolate de la despensa para controlar la ansiedad que me estaba provocando el tenerlo cerca.

Un teléfono en la mesa comenzó a sonar, de seguro era de Martín. ¿Acaso debía dejar que sonara o contestarlo?

Temía que si lo dejaba sonar pudiese despertarse y de verdad no quería arruinar su sueño. Respiré profundo y corrí a contestar el celular con rapidez.

Leí en la pantalla: Imbécil.

¿Hola? —contesté en un susurro.

¿Martín? —preguntó un hombre desde el otro lado de la línea.

—Martín está dormido. Hablas con Catrina. hubo un largo silencio y también un quejido de confusión.

¿Qué? ¿Catrina? —preguntó desconcertado.

—Sí. —asentí.

¿Eres La Catrina o una Catrina cualquiera? —preguntó resaltando la palabra la. Reí.

—¿Cómo que la Catrina? —pregunté confundida.

¿Catrina Coller? —fruncí el ceño. ¿Por qué ese desconocido sabía mi apellido?

—¿Cómo sabes? —pregunté y él silbó.

Eres ella. Wow. —dijo sorprendido y yo cada vez entendía menos.

—¿Te conozco? —pregunté y él negó.

Pero yo a ti sí. Técnicamente sé todo sobre ti, eres el amor de la vida de Martín. Eres toda una leyenda. —sentí una punzada en el pecho.

¿Martín le había hablado de mi?

—¿Él dijo que yo era el amor de su vida? —pregunté sin poder creerlo.

Sí y lo ha hecho un millón de veces. —tragué en seco. Mi corazón nuevamente estaba acelerado como si hubiera corrido una maratón.

—¿Quien eres tú?

Soy Mathew, el mejor amigo. —dijo presentándose.

—Supongo que no es necesario que me presente. —él rió.

¿Entonces él pasará la noche contigo? —mordí mi labio sin saber que decir.

—La verdad no lo sé. —dije sin considerar la idea.

Por favor dile que estaré en el bar al que fuimos anoche por si me necesita. —avisó. ¿Él también estuvo en el bar?

—¿Estuviste en el bar? —pregunté confundida por esa extraña situación.

¿Por qué preguntas? —preguntó mucho más confundido que yo.

—Trabajo ahí. Soy bartender. —otro silbido.

¿Eres la chica sensual de cabello corto y muchos tatuajes? —preguntó y fui inevitable soltar una gran carcajada.

—Creo que sí. —dije con gracia.

Que suertudo es el idiota de mi amigo. —reí—. Bueno Catrina, debo dejarte. Recuerda darle mi mensaje a Martín.

Claro. —dije y corté la llamada.



NUEVAMENTE HOLA.
Espero que les haya gustado este segundo capítulo el día de hoy.

VOTEN Y COMENTEN.
🚫 NO A LOS LECTORES FANTASMAS.
⚠️ Cuéntenme cómo les parece la historia hasta ahora.

P/D: ¿Quieren un tercer capítulo el día de hoy? ¡QUIERO VER SUS VOTOS Y COMENTARIOS! 🧐

Kiss.

¿Enamorada de un doctor? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora