Catrina.
Abrí los ojos y observé a mi alrededor. ¿Por qué siempre me despertaba en aquella maldita habitación?
Paul seguía a mi lado durmiendo. Lo miré por unos cuantos segundos y por primera vez noté lo atractivo que era. Era sorprendente que alguien luciera tan bien durmiendo.
Me paré de la cama y comencé a buscar mis prendas por todo el suelo.
—¿Sabes que odio de las mañanas? —preguntó una voz ronca a mis espaldas. Sonreí por el sueño tan liviano que tenía.
—¿Tu horrible aliento? —pregunté burlona mientras me vestía. Él rió.
—Aparte de eso. —me giré a verlo interesada.
—¿Qué?
—Que tengas que irte. —dijo serio.
—No querrías tenerme aquí por más de una noche. Créeme. —seguí mofando y él en cambio mantenía su semblante serio.
—Hablo en serio. —suspiré.
—¿Cuántas veces hemos hablado de esto? —pregunté agotada sin ganas de volver a tener esa aburrida conversación.
—¿Cuántas veces te he dicho que no pienso rendirme? —debía admitir que el chico tenía bastante coraje.
—No puedo ofrecerte más. —terminé de ponerme los zapatos.
—Dame una oportunidad. Catrina, solo una y te haré la mujer más feliz del mundo. —sus palabras hacían que mi pecho ardiera.
—Lo mejor es que no nos volvamos a ver. —dije antes de irme.
Salí de ese lugar apresurada. Me estaba faltando el aire y no entendía el porqué.
Las promesas me asfixiaban y palabras tan perfectas habían perdido su valor hace mucho tiempo para mi. Nadie volvería a burlarse de mi nunca más.
Saqué un cigarro de mi chaqueta y lo fumé de camino a casa mientras me perdía en mis jodidos y absurdos pensamientos.
—¿Catrina? —preguntó mi compañera de apartamento al escuchar la puerta abrirse.
—No, un ladrón. —bromeé.
—Tonta. ¿Quieres desayunar? —preguntó y yo negué asqueada mirando lo que cocinaba.
—No tengo hambre.
—Tú nunca tienes hambre. —rodé los ojos.
—Ahorrémonos el sermón. —pedí mientras me sentaba en el comedor y contestaba algunos mensajes de texto.
—Catrina... —me fulminó con la miraba—, realmente me preocupas. ¿No has notado que cada día estás más delgada? —alcé los hombros restándole importancia.
—¿Y eso qué? —ella resopló indignada y yo reí.
Me levanté de la silla y caminé hacia mi habitación para dormir un rato. Debía recobrar energía para ir a trabajar en la noche.
Antes de meterme a la cama me miré al espejo, realmente no podía reconocerme. Ya no era esa pequeña niña inocente que creía en el amor y suspiraba leyendo a Romeo y Julieta.
No me quedaba ni un sueño y era tan infeliz que me sentía muerta en vida. Lo peor de todo es que sabía que nada podría devolverme las ganas de vivir.
¿Qué sucedió conmigo? ¿Por qué la vida decidió arrebatarme todo lo que tenía?
Lo único que quería era dormir y no despertar hasta que todos los pedazos rotos de mi corazón estuvieran unidos por arte de magia.
Que iluso de mi parte.
¡NUEVAMENTE HOLA!
Aquí les traigo un segundo capítulo de la novela. Espero que les guste y me hagan saber cómo les pareció.✅ Voten y comenten que opinan.
❓ ¿Qué tal el cambio tan radical que han dado los personajes?
🚫 NO A LOS LECTORES FANTASMAS.
⚠️ Muy atentos a los siguientes capítulos.Kiss. ❤️