Capítulo 20.

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Catrina.

¿Por qué me había traído flores?

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación.

—¿Por qué lo preguntas? —pregunté curiosa mientras lo observaba sentarse a mi lado.

—No has probado la pizza y llevas más de una hora en este sofá sin decir ni una sola palabra.

—¿Alguna vez le has regalado flores a una mujer? —mi pregunta lo tomó de sorpresa.

—Sí. —asintió recordando—. Le he regalado flores a dos mujeres en mi vida.

—¿A cuales? —pregunté curiosa.

—A mi mamá y a... —se quedó en silencio por un momento—. Y a mi esposa. —su mirada se entristeció.

—¿Estas casado? —pregunté alarmada.

Era imposible porque yo había dormido en su casa un montón de veces.

—Lo estuve hace unos años. —fruncí el ceño confundida.

—¿Y qué sucedió?

—Murió al igual que mi mamá. —tapé mi boca con ambas manos sorprendida.

—¿Las extrañas mucho? —pregunté triste. Al instante quise golpearme por hacer una pregunta tan tonta. ¡Claro que las extraña!

—Todo el tiempo. —dijo acariciando mi mejilla.

—Lo siento mucho. —dije y él rió con dulzura.

—No hay nada que sentir. —seguía con aquella sonrisa tierna en su rostro. Paul era un hombre increíble y no tenía duda de ello.

Sentía no poder corresponderle; no poder ser todo lo que necesitaba. Si alguien merecía ser amado era él.

—¿Cómo murió tu esposa? —pregunté y él suspiró. Nunca habíamos intimado de tal forma y se sentía diferente. Era como estar viéndolo desde otro ángulo.

Había sido muy egoísta, nunca me había interesado por él o por su vida. Ni siquiera le había contado algo sobre la mía.

—Por una bala perdida. —respondió con tranquilidad. Su voz estaba serena, pero sus ojos parecían tristes por el recuerdo.

—¿La amabas mucho? —él asintió.

—Con todo el corazón. —respiró profundo—. De hecho pensé que pasaría toda mi vida junto a ella. —bajó la mirada.

Mi única reacción ante sus palabras fue abrazarlo con fuerza. Literalmente me abalancé sobre él.

—Lo siento. —dije en voz baja. Sentía tanto haberme comportado como una idiota, él nunca mereció ninguno de mis malos tratos.

Solo en ese momento pude notar cuanto había sufrido. Paul estaba tan roto como yo, incluso más y aún así seguía con ganas de amar.

¿Cómo lo lograba? ¿Cómo podía mirar hacia adelante y no quedarse en el pasado?

—No debes sentir nada. —se separó y besó mi mejilla. Paul lucía diferente para mi. Era otra persona.

Finalmente podía verlo.

—Siento haber sido una perra. —apoyé mi cabeza en su pecho y él me rodeó con sus brazos.

—No has sido una perra. —dijo con gracia.

—Tú sabes que sí. —me apreté más a su cuerpo.

No sabía si lo que sentía era lástima o admiración, pero no quería soltarlo. Quería estar entre sus brazos todo el día.

Quería darme cuenta de quien era el verdadero Paul; esa maravillosa persona que me había negado a conocer por tanto tiempo.

—Yo pensé que jamás podría volver a enamorarme hasta que te conocí. —abrí los ojos como platos y me separé al instante.

—¿Estas enamorado de mi? —pregunté y él acarició mi mejilla.

—Sí. —suspiré sin saber que decir.

—Pero yo no soy la persona que tú necesitas, lo único que he hecho es lastimarte. —él frunció el ceño.

—¿Lastimarme? —preguntó confundido—. Tú me has devuelto las ganas de vivir, de sentir, de querer... —lo besé sin dudarlo. Aquel beso se sentía diferente.

No lo estaba besando por resignación, por deseo sexual o pensando en alguien más, estaba besándolo a él. Estaba sintiéndolo por primera vez como nunca antes.

Y se sentía bonito.

La único malo es que el corazón no me explotaba y mi estómago no estaba lleno de mariposas. Mis piernas tampoco temblaban y mis manos no sudaban como acostumbraban cuando besaba a Martín.

Maldita sea.

¿Por qué no podía querer a nadie más que no fuera él? ¿Por qué su amor me dolía tanto?

De inmediato comencé a llorar confundiendo a Paul. Me sentía el doble de mal.

—¿Tan mal estuvo el beso? —preguntó preocupado limpiando mis lágrimas.

—Perdóname. —dije cubriendo mi rostro con mis manos. Era imposible parar de llorar.

—No hay nada que perdonar. —me abrazó como antes yo lo había hecho con él.

—No sabes cuanto quisiera poder corresponderte. De verdad quiero. —dije entre sollozos y él acarició mi cabello.

—Yo también. —suspiró—. Pero estás enamorada de alguien más. —levanté el rostro y lo miré seria. ¿Cómo lo sabía?

—¿Cómo lo sabes? —pregunté y él resopló como si la respuesta fuera muy obvia.

—Se te nota. —fruncí el ceño mucho más—. Siempre he sabido que cuando me besas estás pensando en alguien más.

»Y no sabes cuánto desearía ser él. —se paró del sofá—. Búscalo y deja de sufrir. Tú también mereces ser correspondida. —añadió besando mi mejilla.

Fue al cuarto a buscar sus cosas y salió de mi departamento sin decir algo más. Lucía triste y decepcionado; una vez más había roto su corazón. Que jodido era el amor.


HOLA. ❤️
UN ABRAZO ENORME PARA TODOS MIS HERMOSOS LECTORES.
Espero que les haya gustado mucho este nuevo capítulo.

Voten y comenten.
🚫 NO LECTORES FANTASMAS.
¿Qué creen que debería hacer Catrina? 👀 ¡LOS LEO!

Kiss.

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