Capítulo 41.

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Catrina.

—Ya retiramos la sonda. —dijo el doctor y yo toqué mi nariz para confirmar.

—Me siento mucho mejor. —sonreí.

—Estás progresando. —me alentó—. Ya puedes comer de la forma correcta. —me sentía muy feliz.

—¿Y mi memoria? —pregunté.

—Hay que seguir trabajando con la terapeuta y debes de tener paciencia. Si sigues tan bien como hasta ahora no dudo en que regrese. —sonreí.

Era lo que más deseaba.

—¿Y cuando tendré mi primera comida real? —pregunté y él sonrió.

—¿Tienes hambre? —asentí.

—Muchísima.

—En un momento una enfermera te traerá la comida. —dijo antes de salir de la habitación.

Miré a la mujer que se suponía que era mi madre. Alison sonrió y se acercó para tomar mi mano.

—¿Ves lo mucho que has avanzado? —ella se veía mucho más feliz que yo.

—Eso espero. —dijo simpática.

—¿Quieres que me quede un rato más o ya tuviste suficiente de mi? —preguntó con la ilusión de que dijera que sí.

—Quédate. —sonreí. Quería recordarla a ella más que a nadie.

Una enfermera llegó al rato con una bandeja de comida. La acomodó en la mesa portátil frente a mi.

—¿Solo sopa y ensalada? —pregunté molesta y ella asintió.

—Ordenaron que su dieta fuera liviana. —sonrió y salió de la habitación. Miré el plato de comida con aburrimiento.

—Espero que al menos sepa bueno. —dije antes de tomar la amarillenta sopa. Extrañamente sabía bien.

—¿De qué es? —preguntó y yo resoplé desanimada.

—No recuerdo que sabor es. —dije cabizbaja.

—Después recordarás todos los sabores. —dijo animándome. Terminé de comer y crucé unas cuantas palabras con ella.

—¿Quieres quedarte hoy conmigo? —pregunté y ella me miró alegre.

—¿De verdad quieres que me quede? —asentí.

—Quiero que me cuentes más cosas sobre mi infancia. —estaba intentando acercarme a ella.

—Haré algo mejor. —dijo emocionada—. Iré a casa por ropa y traeré algunos álbumes para que los miremos juntas. ¿Te parece?

—Me parece. —dije y ella sonrió. Se notaba que quería despedirse pero no lo hizo. Solo salió de la habitación.

Una enfermera se llevó los platos y nuevamente me quedé sola. Miré el techo intentando entretenerme hasta que la puerta de mi habitación sonó.

—Adelante. —dije feliz al tener visita.

—¿Cómo está la mujer más preciosa? —preguntó el rubio sosteniendo dos globos en forma de corazón rojos.

—Los globos de mi sueño. —al verlos recordé mi maravilloso sueño. Sonreí feliz.

—Los traje para recordarte nuestra hermosa cita. —dijo amarrando los globos a mi cama.

—Gracias. —dije y él besó mi mejilla.

—De nada. —sonrió.

Paul era muy dulce. ¿Era posible que estuviera mintiéndome?

—Paul. —él me miró con atención—. ¿Hace cuanto tiempo somos novios? —pregunté y él se quedó pensando.

—Hace unos pocos meses que llevamos saliendo. —sonrió—. Al principio tú no me prestabas atención pero finalmente pude ganarme tu amor.

—¿Estás siendo sincero o me estás engañando?

—¿Por qué me preguntas eso? —frunció el ceño dudoso.

—Martín me dijo que no confía en ti. —él enarcó la ceja.

—¿Y tú confías en él? —preguntó y yo no supe que decir. Martín me inspiraba mucha confianza.

—La verdad sí. —me alcé de hombros.

—No deberías. —fruncí el ceño confundida.

—¿Por qué? —pregunté con algo de preocupación.

—Martín está muy obsesionado contigo y lo único que quiere es alejarte de mi; por eso te está metiendo esas ideas erróneas a la cabeza.

—¿Obsesionado? —pregunté incrédula y él asintió.

—En quien no deberías confiar es en él.

—Pero era mi ex novio.

—¿Y por qué crees que terminaron? —preguntó y yo me quedé pensando.

—Él me dijo que su ex novia lo amenazó para que me dejara. —él rió.

—¿Y le creíste? —me quedé callada sin saber que decir—. La verdad es que tú le terminaste y viniste a Inglaterra para huir de él.

—¿Hablas en serio? —pregunté sin poder creerlo.

—Él te acosa. ¿Por qué otra razón vino a Inglaterra? —preguntó.

—Me dijo que vino a solucionar unos asuntos personales y que me encontró casualmente en el bar donde trabajo.

—¿No te parece mucha coincidencia? —rió—. Es obvio que te dijo mentiras. Él sabe que soy tu novio y está intentando dañar nuestra relación, se está aprovechando de tu amnesia para cambiar la verdad.

»Tú me dijiste que no querías volver a verlo nunca más. —añadió.

—¿En serio te dije eso?

—Sí y también me dijiste que como era mayor intentó manipularte muchas veces. —me sentía mucho más confundida. No sabía que pensar.

—Me resulta imposible de creer. Martín me parece un hombre sumamente dulce y tranquilo.

—Eso te hace creer ahora que no recuerdas, pero cuando empiece a controlarte y a hacerte daño te darás cuenta que estoy diciendo la verdad.

»Si él fuera tan bueno como dice ser seguirían juntos. ¿No lo crees? —suspiré.



HOLA. ❤️
¿Cómo están? Espero que muy bien.
Les mando un beso y un abrazo enorme.

⚠️ NO OLVIDEN VOTAR.
¿Qué opinan de Paul? ¿Lo están odiando tanto como yo? 👀

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