Martín.
No recordaba lo que se sentía tener resaca. Mi cabeza quería explotar en mil pedazos a causa del persistente dolor.
¿En qué momento decidí tomar tanto?
Abrí los ojos intentando acostumbrarme a la luz y para saber en qué lugar había amanecido.
—La casa de Mathew. —me lamenté de solo pensar en sus padres y en la cara que hicieron al vernos llegar caídos de la borrachera.
Me puse de pie y caminé hacia el baño para darme una buena ducha. Al salir fui a la habitación que asumí que era de Mathew, me equivoqué cinco veces antes de encontrarla.
—¡Oye! —grité empujándolo. Parecía un bulto de concreto porque ni siquiera se inmutaba.
—Déjame dormir. —pidió quejumbroso cubriéndose la cabeza con una almohada.
—¿Cómo llegamos? —pregunté intentando recordar algo.
—Por obra del espíritu santo. —bromeó y yo gruñí malhumorado. Lo pateé y este se quejó—. ¡Obviamente en taxi!
—No recuerdo nada. —dije sentándome en el borde de la cama. Masajeé mi cabeza intentando hacer memoria.
—Estuviste toda la noche en la barra e incluso estabas llorando cuando me acerqué. Te tomaste otra botella de vodka y algunos tragos de tequila. Por cierto; muy mala elección.
—¿Llorando? —pregunté incrédulo.
—Como un bebé. —se volteó para mirarme—, la verdad nunca te había visto así. Lo único que decías era: mi ángel. Lo repetías una y otra vez.
¿Mi ángel?
Me quedé pensando por un buen rato y finalmente pude recordar algo: la chica de la barra que era idéntica a Catrina.
Intenté recrear su imagen en mi mente, pero fue inútil. ¿Era ella o solo fue mi imaginación?
Era imposible. Completamente imposible.
—¿Viste a la chica de la barra? —pregunté curioso intentando descifrar lo que había sucedido.
—¿La rubia de los martinis? ¡Como no verla!
—Idiota. Me refiero a la bartender.
—¿La de los tatuajes? —preguntó silbando—, una hermosura exótica.
—¿Hablaste con ella? —pregunté y él negó.
—Me atendió el otro. —necesitaba saber si tenía acento británico o era extranjera.
—Mándame ya mismo la dirección del bar por mensaje de texto y báñate que apestas. —dije saliendo de la habitación.
Salí de la mansión y por suerte no me encontré a los padres de Mathew en el camino. Al parecer casi nunca estaban allí.
Me subí a un taxi y me dirigí al bar nuevamente, tenía que resolver esa duda que estaba matándome la cabeza. Necesitaba saber si esa mujer era Catrina o solo la confundí por la borrachera.
Aunque siendo sincero me parecía imposible, no tenía tanta suerte para encontrarla accidentalmente y menos después de haberla buscado por tanto tiempo.
Le pagué al taxista y entré al bar buscando a la chica misteriosa de los tatuajes. Habían unos cuantos tipos tomando. Me dirigí a la barra y solo pude encontrar a un chico.
—Disculpa. ¿Se encuentra la bartender? —pregunté y él negó.
—¿La de los tatuajes? —preguntó y yo asentí.
—Ella. —afirmé.
—Solo trabaja de noche. —dijo y yo resoplé decepcionado.
—¿Tienes su número o te sabes su dirección? —pregunté anhelando que lo supiera. El chico de lentes negó mientras limpiaba algunos vasos.
—La verdad no la conozco muy bien. No hemos hablado más de una vez. —mis esperanzas cayeron al suelo.
—¿No tienes idea de donde puedo encontrarla? —insistí y él se quedó pensando un poco.
—Creo que vive en los edificios color blanco que están a la vuelta de la calle. La he visto salir de ahí. —respiré aliviado—. Aunque no estoy seguro. —añadió.
—Gracias. —dije y salí del bar corriendo.
Tenía que encontrar la manera de verla. No importaba si tenía que escalar el edificio o quemarlo. Estaba decidido a encontrarla.
HOLA. ❤️
Espero que les haya gustado este nuevo capítulo.✅ Cuéntenme que les pareció.
❓¿Qué opinan de este reencuentro?
🚫 NO LECTORES FANTASMAS.
⚠️ Estén atentos a los siguientes capítulos y por favor: ¡VOTEN!KISS.