Catrina.
El olor a huevos y tocino me levantaron. Era mi desayuno favorito y no podía creer que Anna se hubiera tomado la molestia de hacerlos.
¿Anna no estaba trabajando?
Me paré de la cama y salí de la habitación para encontrarme a mi nuevo tormento cocinando con total confianza en mi cocina.
—Buenos días. —saludó Paul con una sonrisa alegre de lado. Lo fulminé con la mirada.
—¿Qué coños sigues haciendo aquí? —pregunté sentándome en el comedor. Encendí un cigarro para intentar relajarme.
—Soy tu novio. Los novios pasamos la noche entera con nuestra novia y le hacemos el desayuno en la mañana. ¿Nunca has tenido novio o qué? —preguntó haciendo que el estómago se me revolviera.
Puse mi mente en blanco.
—Anoche solo quería sexo. —dije soltando el humo.
—Eso noté. —frunció el ceño—. Estabas más brusca que de costumbre y parecías muy enojada. ¿Te sucedió algo?
—Nada que te importe. —corté la conversa.
Paul sirvió el desayuno en dos platos y los llevó hasta la mesa. Me quitó el cigarro de las manos y lo botó para luego servir dos vasos de jugo.
—Vas a acabar tus pulmones. —ya iba a empezar con el sermón.
—No puedo hacer esto. No puedo desayunar a tu lado y fingir que somos una pareja feliz. —mi paciencia había llegado a su fin—. Pensé que te rendirías antes que yo, pero al parecer es imposible hacerte desistir.
—Catrina...
—No me interrumpas. He sido muy paciente y pensé que tú solo te darías cuenta de que no te convengo y saldrías corriendo, pero no. —respiré—. Lo diré de la mejor manera porque te has portado muy bien conmigo y no mereces que sea una hija de puta. —tomé aire.
»No voy a enamorarme de ti. Ni hoy ni mañana ni nunca. No tienes ni una sola posibilidad de tener conmigo algo más allá del sexo. ¡Así que quítate esa ridícula idea de la cabeza de que seremos novios porque yo jamás podría fijarme en ti! —grité parándome de la mesa.
Caminé hacia la puerta y la abrí.
—Entiendo. —dijo apretando la quijada. Tomó sus cosas con rapidez y salió. Cerré la puerta con fuerza.
Joder con él y con todos los putos hombres del planeta.
El timbre sonó y yo maldecí su existencia.
¿Ahora qué quería?
Caminé hacia la puerta y la abrí más furiosa que nunca esperando encontrar a Paul tras ella.
—¡Creí que había sido muy cla... —guardé silencio al instante. Estaba perpleja y no le daba crédito a mis ojos.
—Entonces si eras tú. —dijo sin poder creerlo.
—¿Qué haces aquí? —pregunté intentando cerrar la puerta, pero él lo impidió. Martín avanzó hacia mi y yo retrocedí.
—Estaba convencido de que no eras tú, creí que me estaba volviendo loco. —dijo con la mirada triste. Sus ojos estaban cristalizados y ni siquiera parpadeaba.
—No quiero verte. —dije y él negó.
—Te busqué por años. —dijo y yo me reí con tono burlesco. ¿Me había buscado?
—¿Para volver a verme la cara de idiota? —pregunté a la defensiva y él negó.
—Las cosas no son como tú crees. Tengo una explicación lógica. —dijo y yo sonreí con rencor.
—No quiero tus estúpidas explicaciones y tampoco quiero verte. ¡Vete ya mismo de mi casa! —grité y él negó.
—Tenemos que hablar. Por favor escúchame. —su voz era suplicante. Negué.
—Me dañaste la vida; me ilusionaste y luego me humillaste como si lo mereciera. —al recordar mis ojos se llenaron de lágrimas—. Tenias novia y te ibas a casar con ella. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas que me lo restregaste en la cara como si nada?
—Tuve que hacerlo. —me sentía más furiosa que antes. La sangre me estaba hirviendo.
—¿Tuviste que romperme el corazón? ¿Tuviste que utilizarme como si fuera un pañuelo desechable y luego tirarme? —lo empujé—. ¡Dime!
—Perdóname. —dijo y una lágrima rodó por su mejilla.
—¡Tú me dañaste la vida! —grité volviéndolo a empujar con más fuerza.
—Yo no quise. —intentó tomar mis manos, pero lo alejé.
—¡Todo fue tu culpa! —grité volviéndolo a empujar.
NUEVAMENTE HOLA.
Espero que les haya gustado muchísimo este capítulo. ¡Se está poniendo interesante! 🧐
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🚫 PROHIBIDO LOS LECTORES FANTASMAS. Y con eso me refiero a que: ¡VOTEN!
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P/D: ¿Creen que Catrina debería perdonar a Martín? ¿O darle una oportunidad a Paul?
Kiss.
