Nadie sabia que detrás de esos anteojos y de su amable sonrisa se escondía un gran amante del sadismo y masoquismo.
Donde Minho busca ayuda en matematicas y se topa con el nerd de su clase.
- Te enseñaré matemáticas a mí manera -Habló el peliazul- C...
Mi corazón se sintió muy triste al escuchar esas palabras. "Yo no te amo"
Lo miré a los ojos fijamente y noté que estaban un poco lagrimosos.
- ¿Estuviste llorando por mi? -Pregunté.
- ¿No puedes dejar de molestarme? Estas haciendo que me enoje. Vete o juro que te lamentarás de quedarte otro segundo más aquí -Dió un paso hacia adelante enfrentandome pero yo no retrocedi ni uno.
Sonreí levemente.
- Golpéame, vamos -Levante un poco la voz.
Jisung solo se quedó en silencio mirándome fijamente.
Lo comencé a empujar por los hombros para que se enoje.
- pedazo de mierda -Solté con detenimiento.
Una fuerte bofetada cayó en mi mejilla.
- Desquitate conmigo si es necesario -Hablé con una de mis manos apretando mi mejilla ya que ardía.
- Vas a lamentarte de decir eso -Me tomó del brazo y me empujó con brusqueza contra su cama.
Me sentía bien, a pesar de que me encontraba llorando por los golpes me gustaba recibir un castigo por haber sido un hijo de puta.
Lo único que se escuchaba en la habitación eran los golpes en seco que Jisung dejaba en mi cuerpo y un par de quejidos míos.
- ¿Así que querías que te lastime? Entonces ahora soportalo y no llores como un debilucho -Dijo levantándose de la cama quedando ahora solo yo recostado- Desvistete tú, yo no quiero tocarte -Desvió su mirada de encima mío.
Me levanté de la cama quedando frente a él y comencé a desvestirme con timidez. No me daba vergüenza que las mujeres me vean desnudo y me parecía raro que ahora sea distinto y sí me de vergüenza con un hombre. Quizás siento vergüenza porque voy a hacer de pasivo.
Al último quede solo en boxers y mire a Jisung a los ojos con mis mejillas sonrojadas.
- Quítatelos también -Siguió evitando el contacto visual conmigo.
Le hice caso y bajé mis boxers con lentitud.
Esto era muy vergonzoso para mí.
- Ponte en cuatro -Habló en tono bajo.
Volvi a hacerle caso y vi como el se acercaba a la puerta para cerrar con llave para luego acercarse de nuevo a la cama y subirse.
Me sentía incómodo sabiendo que el podía estar mirándome fijamente encontrando un millón de defectos en mi cuerpo.
Escuché como se bajaba los pantalones y apreté mis labios tratando de controlar mis nervios.
- Lo haremos sin lubricante.
¿A qué se ref-...
- ¡Ah! -Solté un grito agudo de dolor al sentir un gran intruso intentando entrar en mi estrecho interior.
- Shh, si gritas más fuerte no volveré a tocarte de esta forma.
Me retorcía de dolor en silencio.
Mire hacia atrás y era su pene entrando dentro mío sin ningún tipo de preparación.
Solo había entrado la punta así que no quería imaginar lo doloroso que sería si todo ese pedazo de carne entraba dentro mío.
- Si gritas de nuevo no tendré piedad -avisó antes de dar una fuerte estocada metiendo la mitad de su miembro en mi interior.
- ¡Mh! -mordí sus sábanas para tratar de evitar gritar del dolor.
Una gran cantidad de lágrimas comenzaron a caer de mis ojos.
Dolia tenerlo dentro mío pero me merecía mucho más dolor por haberlo lastimado.
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