||•Minho•||
Aquél sábado fue espectacular, nos la pasamos todo el día juntos, Jisung parecía otra persona y eso en cierto punto me dejaba más tranquilo.
Me fui de ahí por la noche, su madre había insinuado que me quede a dormir de nuevo pero era demasiada molestia así que ahora me encontraba en mi hogar, recostado en la cama mientras miraba el techo con una sonrisa boba en mis labios.
Recordé las dos veces que admitió que yo era "lindo" y simplemente no pude evitar soltar un leve gritito de felicidad, pataleé y golpeé la almohada sacando todas mis energías y mis ganas de festejar sus actos.
Ninguna de las chicas con las que estuve llego a ponerme de esta forma, tan asquerosamente penosa ante los ojos ajenos.
Recordé la forma en la que acarició mi mejilla, la forma en la que sus manos marcaron territorio un montón de veces en mi cintura, las sonrisas que me brindó, sus labios, su cuerpo, sus movimientos, absolutamente todo. Me fue inevitable no tener una erección por todo eso, era prácticamente imposible no excitarse pensando en él.
Suspiré metiendo una de mis manos en mis boxers, cerré mis ojos y cumplí todas mis fantasías, como siempre que él se cruzaba por mis pensamientos.
(...)
Domingo, el día más aburrido del fin de semana.
Bajé las escaleras soltando un bostezo, caminaba en boxers por la casa vacía, guié la pantalla del celular hasta mi vista pero antes de desbloquearlo la puerta principal sonó.
Abrí olvidándome completamente de que traía muy poca ropa encima.
- ¿Jisung? -noté que su mirada descendió, seguí el rastro que había dejado y ahí fue cuando caí en cuenta de todo- ¡mierda, lo siento, me iré a vest-...
- ya te vi muchas veces en boxers, aún más sin ellos así que no tienes de qué avergonzarte lindura -pasó por mi lado como si nada.
Ladeé mi cabeza en su dirección y cerré la puerta.
- ¿por qué estás aquí?
- Vine a asegurarme de que comas una rica comida. ¿Desayunaste?
- No, acabo de despertar.
- Minho, son las una y media de la tarde.
- lo siento -rodé los ojos con los brazos cruzados.
Me observó de arriba a abajo.
- No me diste un beso de bienvenida.
- Tu fuiste el que entró sin permiso y sin ni siquiera darme la mano.
Se acercó y me tomó por la cintura, carcajeando levemente.
- Besame, vamos.
- ¿debería?
- no te lo pregunté, estoy diciendo que lo hagas, ahora mismo.
Mis manos se apoyaron en sus hombros, me acerqué a sus labios de forma lenta y cuando estuve lo suficiente cerca lo miré a los ojos directamente.
- Nadie me da órdenes querido Jisunggie.
- eso no te lo crees ni tú mismo.
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Astuto| HanKnow
Novela JuvenilNadie sabia que detrás de esos anteojos y de su amable sonrisa se escondía un gran amante del sadismo y masoquismo. Donde Minho busca ayuda en matematicas y se topa con el nerd de su clase. - Te enseñaré matemáticas a mí manera -Habló el peliazul- C...