47. Mohicanos y orejas peludas

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Nota de autor: He tratado de conseguir un giratiempo, pero la cosa no me ha resultado. Eso significa que esta obra de arte todavía le pertenece a Moonsign y el mundo de "Harry Potter" a Joanne Rowling. Yo solo traduzco.

"La verdadera magia nunca será hecha por ofrecer la bondad de alguien más.

Debes desprenderte de la propia, sin esperar nada a cambio"

Peter Beagle "El último Unicornio"

SIRIUS:

— Pero ¿Por qué hizo eso, señor Black? —Volvió a preguntar la profesora McGonagall, sonando exasperada.

— ¡No pude detenerme! —Sirius le explicó por cuarta vez— Estaban ahí parados viéndose demasiado Slytherins. No puede decirme que usted no lo habría hecho en mi posición.

— Le sorprendería saber el que me contuve por más de una semana antes que encantar a las gárgolas de las mazmorras para que persiguieran a los Slytherins, gritándoles la palabra "Perdedores" en intervalos irregulares—La profesora McGonagall suspiró y se sobó la nariz mientras Sirius jugueteaba con su escritorio— Por eso Gryffindor perderá diez puntos y usted tendrá detención con el señor Filch mañana en la tarde. Cambiando el asunto, ¿Podría decirme por qué tiene un corte mohicano pintado de rojo y dorado, que cabe recalcar es contra las reglas de Hogwarts?

— Es de los colores de la casa.

— Eso no me interesa, señor Black. Quiero que se lo quite inmediatamente.

— No puedo —Sirius le explicó— Perdí en el póker mágico contra James y está era la apuesta. Me puso un hechizo encima y ya no me lo puedo quitar.

— Dígale que se lo quite. Y si se rehúsa, estoy bastante segura que el señor Lupin sabrá el contra hechizo. Cuando lo vea una próxima ocasión, quiero su cabello de vuelta a la normalidad. Ahora váyase, y si vuelvo a escuchar de otra broma contra los de Slytherin hecha por usted y el señor Potter, los llevaré a ver al director.

Sirius se apresuró en salir y se dirigió por el corredor al lugar en dónde habían preparado la poción de animales en segundo año. Otra vez lo estaban usando de laboratorio de pociones ilegales, pero esta vez para la poción Animaga.

— ¿Dónde habías estado? —James demandó saber, mientras que Sirius se deslizaba por la puerta oculta tras la estatua del Goblin— Tuve que pedirles a Lunático y Colagusano que cortaran los ingredientes y he impedido tres explosiones inminentes.

— No es nuestra culpa ser basura en pociones —Se defendió Peter, quien lucía algo quemado en los bordes. Él y Remus estaban sentados cerca de la tabla de picar rodeados por ingredientes de pociones.

— Me encontré con nuestra encantadora jefa de casa —Sirius informó, dejándose caer al suelo junto al caldero frente a James— Me habló de la broma de las gárgolas.

— ¿Qué ese hechizo no se desvaneció hace media hora? —Remus preguntó— Debería, de acuerdo con el libro que leí.

— Nope —Sirius respondió— Aparentemente los ha seguido todo el día.

— Extraño.

— Tu cabello se ve horrible, amigo —Peter comentó, levantando la mirada de dónde cortaba raíz de serpiente y viendo a Sirius a la luz tenue que provocaba el fuego del caldero y la varita de Remus, que ahora remplazaba la pluma que se ponía detrás de la oreja.

— A McGonagall tampoco le gustó. Me dijo que debía decirle a James que me lo quitara.

— De ninguna forma, Canuto —James respondió, batiendo el caldero tres veces en la dirección de las manecillas del reloj, luego otras tres en dirección opuesta y ladeando la cabeza para ver mejor el efecto— Perdiste el juego.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora