64. Marca tenebrosa sobre casas con terraza

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Nota de autor: ¿Qué pensaban? ¿Qué no me verían dentro de un mes? Pues no, queridos. Aquí está el capítulo. Recuerden que esta obra de arte es producto de Moonsign mientras que el mundo le pertenece a J.K Rowling. Yo solo traduzco. 

"Cuando somos niños, casi nunca pensamos en el futuro. Esa inocencia nos deja libres para disfrutar como pocos adultos pueden hacerlo. El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que dejamos atrás nuestra infancia."

"El nombre del viento" por Patrick Rothfuss.

REMUS:

Remus se paró frente al espejo, viéndose con horror: — Sirius Orión Black, está es la peor idea que has tenido desde esa vez que vestiste a Colagusano como Caperucita Roja y lo mandaste a tocar a la puerta de la sala común de Slytherin para venderles pasteles llenos de pociones ilegales —Se palpó incómodamente los pantalones— Peor, teniendo en cuenta que Operación Caperucita Roja funcionó perfectamente hasta que los otros Slytherins se dieron cuenta de que Evan Rosier era un elefante rosa sobre una bicicleta.

— Ah, un clásico —Sirius recordó, limpiándose una lágrima falsa de los ojos— De cualquier forma, no sé por qué te quejas tanto, Lunático. Te ves tan guapo que cualquiera querría meterse en tus pantalones.

— No podrían entrar conmigo teniéndolos puestos —Remus trató de levantar la tela que le lastimaba el estómago— A duras penas yo entro en esta cosa. Te lo dije, son cinco tallas más chicos. Y el cuero me pica.

— Se suponen que sean apretados. Esa es la idea.

— Puedes ver todas mis cicatrices a través de está camiseta.

Sirius se puso al lado de Remus en el espejo: — Creo que las cicatrices se te ven sexys. Además, no son tan malas desde que usas esa poción —Ladeó la cabeza— No puedes verlas a menos que estés buscándolas.

— Ni siquiera me gusta el púrpura —Remus hizo ámagos de quitársela, pero Sirius lo detuvo.

— Número uno, es índigo y no púrpura. Número dos, me tomé el trabajo de comprarte un vestuario Muggle ¿Qué ni siquiera piensas ponerte?

— ¡Parezco una prostituta Muggle!

Su discusión se vio interrumpida cuando la puerta se abrió y James ingresó: — ¿Todo bien, chicos? Yo... ¡santo MERLÍN, Lunático!

— ¡Ves! —Remus gritó a Sirius, resumiendo sus intentos de quitarse la camiseta.

— De repente entiendo lo que le ves, Canuto —James continuó, mirándolo asombrado— No sabía que nuestro Lunático era tan caliente.

— Es mío, Potter... ¡Aleja las manos! —Remus fue interrumpido de sus intentos cuando Sirius le agarró las muñecas, acercándolo a su pecho.

— Soy hetero —James le recordó, rodando los ojos— Y en caso de que lo olvidaras, perdidamente enamorado de Evans. Pero incluso el chico más heterosexual puede darse cuenta de lo bien que a Lunático le queda esa ropa.

— No estás sonando muy heterosexual ahora —Sirius murmuró.

— ¿A qué te refieres? —Remus luchó contra Sirius, hablándole a James— ¡Tengo puesta la piel de una vaca demasiado enana y una blusa que parece fabricada con redes de mosquito púrpuras!

— Que se te ven preciosas, amor —Sirius le dijo, plantando un beso sobre su coronilla antes de doblarse en dolor cuando Remus le dio un rodillazo en la entrepierna— ¡Lunático!

— No quiero ir a ese estúpido club —Remus se quejó miserablemente, arrojándose sobre la cama de Peter— Todos se burlaran de mí.

— Aw, venga Lunático —James intercedió— No seas un aguafiestas.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora