50. No exactamente una persona

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Nota de autor: La historia sigue siendo de nuestra amada Moonsing mientras el mundo es de J.K Rowling, yo solo soy una muy buena traductora. He visto los comentarios que realizó J.K en su twitter y quiero recordarles que los personajes son de nosotros y nadie puede cambiar la percepción que tenemos de ellos, por lo tanto si esos mensajes los han herido recuerden que Hogwarts siempre estará para nosotros cuando queramos ir.

"La oscuridad no nos abandona tan fácil como quisiéramos"

Margareth Stoll

REMUS:

Eran las cuatro de la mañana cuando Remus escuchó fuertes golpes en su ventana. Se sentó con prontitud, vibrando con adrenalina a la vez que sus ojos escaneaban la oscura habitación y su nariz olfateaba de dónde provenía el sonido. Sus nervios estaban de punta desde que Sirius no respondía. El lobo se paseaba muy cerca de la superficie de su control, y sabía por las miradas llenas de preocupación de Angela y Neil el que ellos podían ver a Lunático tras sus ojos.

Hubo barullo proveniente de la canasta al lado de su cama, por lo que sacó una mano y acarició a Hamish para calmarlo dado que el erizo se iba a pasar a su cama. Los golpes continuaron y Remus giró a ver la ventana, su nariz olfateando. Los golpes, esta vez, también fueron acompañados por un incesante ulular. Remus suspiró con alivio. Era tan solo una lechuza.

Se quitó las cobijas de encima y saltó de la cama con dirección a la ventana para dejar entrar a la lechuza. Al verla de pie en el alfeizar, su corazón dio vuelcos de alegría. Era la misma lechuza que le había traído la única carta de Sirius al comienzo del verano. ¡Sirius estaba bien!

Apresuró el abrir la ventana, sin importarle el hecho de que estaba arrancando gran parte de la madera a su paso. La lechuza entró a su habitación, se posicionó encima de la silla de su escritorio y le tendió la pata con impaciencia. En ella venían varias cartas.

Con manos temblorosas, Remus se acercó y se las quitó de encima. Tan pronto como fue liberada, la lechuza se lanzó por la ventana y desapareció.

— ¡No, espera! —Remus clamó, corriendo para tratar de alcanzarla. Quería ser capaz de escribirle a Sirius de inmediato, pero la lechuza de los Anders estaba entregándole una carta a James.

La lechuza ni siquiera se inmutó, enfocada en retornar a la casa de los Black.

Lentamente, Remus volvió a su escritorio, viendo todas las cartas que tenía consigo. La de encima tenía el característico pergamino fino y costoso que usaba la familia Black. Se lo llevó a la nariz para poder sentir el aroma de Sirius. El olor que le llegó resultó ser diferente al que esperaba.

— Regulus —Susurró.

Miró las demás cartas y prontamente se dio cuenta de que varias tenían su escritura encima. Con sus dedos temblando, abrió la carta de Regulus, sin importarle el haber roto el sello. "Estúpido Remus" Pensó de sí mismo. Sirius jamás enviaría sus cartas con el sello de la familia Black. ¿En qué había estado pensando? "No estabas pensando" Se criticó a sí mismo "Estabas esperando. Estúpido, estúpido Remus. ¿Qué toda tu vida no te ha enseñado a esperar siempre lo peor?"

Se preparó y bajó la mirada para leer lo que tenía la carta.

Número doce de Grimmauld place, Londres.

No hagas que me arrepienta de esto, Lupin. Entra, sácalo, vete. Pongo a toda mi familia en riesgo. No quiero aurores. Ya estás advertido. Guardé todas las cartas que le han enviado. Dejen de escribirle. No se las dejan ver, y apenas puedo detener a mi madre para que no las abra. Yo tampoco las leí. Podrás ver que todavía están selladas.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora