Nota de autor: ¡Nuevo capítulo, amores! La maravilla de historia que van a leer es totalmente de Moonsign mientras que el mundo de Harry Potter pertenece a J.K Rowling, yo solo soy una traductora muy buena con buen gusto en fanfics.
"Perder a viejos amigos por acumulación de pequeñas faltas es uno de los más dolorosos sucesos"
John Dos Passos.
SIRIUS:
No era la intención de Sirius romper la promesa que le hizo a Remus. Era algo contra lo que no podía luchar; como si se deslizara por un túnel vertical cuya salida estaba sellada. Trataba de resistirse, impedir caer y aferrarse a la luz con todo lo que tenía, pero las paredes eran resbaladizas y seguía cayendo.
Había descubierto una habitación en el séptimo piso, frente al tapiz de Bárnabas el chiflado quien parecía intentar enseñar a unos trolls a bailar ballet. Estaba seguro de que la habitación no estaba ahí antes, ni siquiera aparecía en el Mapa del Merodeador. La descubrió una tarde en la que ya no podía soportar la ruidosa y alegre charla que se tenía en la sala común, buscando un lugar en dónde pudiera sentarse a pensar sin ser molestado por sus compañeros o las sombras.
Era la habitación más rara que había visto y se preguntaba el sí solo aparecía para aquellos desesperados por paz, corriendo y asustados por las aterradoras sombras. Era mediana y no tenía casi muebles salvo por cuatro enormes sillones puf rojos que se encontraban en la mitad del cuarto. No tenía sombras por ninguna parte dado que todo el lugar estaba fabricado, desde los altos techos hasta las columnas, por el mármol más pálido que Sirius había visto, tanto que parecía brillar con luz propia. Velas flotantes, como aquellas que decoraban el Gran Comedor, estaban por todas partes. En cada pared, en el techo, flotando delicadamente en el aire. El cuarto era un santuario de luz que mantenía alejado cualquier sombra.
Cuando Sirius se dejó caer en uno de los sillones decorados al estilo Gryffindor, supo que podría descansar apropiadamente desde las vacaciones de verano. Podría cerrar los ojos sin temer que uno de esos demonios sombra se le lanzara encima. Acostado ahí, cubierto por tela roja y dorada, volvía a ser un Gryffindor.
Sabía que debería contarle a los demás sobre la habitación, pero una necesidad egoísta y desesperada quería, necesitaba, un lugar a dónde retraerse. Un lugar sin miradas de preocupación, toques cuidadosos y de quienes pretendían que él estaba bien cuando no era así. Algún lugar donde los otros Merodeadores no estuviesen esperando, esperando y esperando el momento en que volviese a quebrarse.
No podía culparlos. Tan pronto como abandonó la habitación, sus miedos irracionales volvieron con completa fuerza al igual que la inolvidable necesidad del olvido que le prestaba el alcohol. Tendía a resistir demasiado esa tentación, la resistía hasta que un día podía con él y se encontraba escabulléndose a las cocinas para robarle un poco a los elfos domésticos.
Fue culpa de Dumbledore, Sirius se decía a sí mismo después, tambaleándose a la torre tras el toque de queda. Era la culpa de Dumbledore por tener invitados especiales y darles una cena que involucraba cocinar con vino blanco. Si Sirius no hubiese visto a los elfos domésticos cocinando, aquel olor de vino llenando el aire con su característico olor, no hubiese roto su promesa.
Y también era la culpa de los elfos domésticos, porque siempre le daban lo que pedía para comer o tomar.
Pero mientras se escabullía al cuarto y miraba con culpa la cama de Remus, donde el chico estaba acurrucado en su habitual posición de bolita-lobo con solo las almohadas siendo visibles a través de las cortinas, supo que era su culpa y de nadie más. Rompió su promesa y se odiaba por eso.
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Convocando sombras de Luna
FanfictionSolitario y rechazado por sus compañeros, Remus pide a las sombras de la luna por un amigo que lo entienda. Para su sorpresa su deseo no es respondido una, sino tres veces, por sus peores enemigos, Los Merodeadores. Sirius Black/Remus Lupin y James...