67. Vengando a Remus

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Nota de autor: ¡Bienvenidos, magos y brujas, a un nuevo capítulo! Ustedes ya se saben el cuento, nuestra querida amiga Moonsign lo escribió, el mundo es de la J.K y yo soy la bella traductora que les trae los capítulos. ¡Disfruten!

"En momentos de furia, buscamos la venganza"

Ami Ayalon.

SIRIUS:

El sol de verano estaba haciendo que la posición acunclillada de Sirius tras las gradas de Ravenclaw fuera calurosa e incómoda. Desearía haberle pedido prestada la capa a James, pero no le apetecía el que sus amigos supieran dónde estaba. Sentía que los traicionaba a ellos y a sí mismo por estar aquí. Demasiado avergonzado para contarles y muy débil para resistirse.

Sirius podía ver claramente tras los espacios pequeños en las gradas del campo de Quidditch. Examinaba el campo abierto, al igual que aquellos trece chicos de Slytherin que volaban en las pruebas para convertirse en el próximo buscador.

Sus ojos se quedaron siempre puestos en una figura específica. El cabello negro se sacudía con el viento, el cuerpo tensionado en determinación de vencer a los demás aspirantes. Sirius se preguntaba qué diría Regulus si supiera el que vino a verlo.

Incluso mientras miraba, Sirius no podía pensar en una razón satisfactoria al verlo. Regulus lo había traicionado. Había confiado en que su hermano cumpliría la promesa que le hizo a los diez años: Una promesa de que sus casas en Hogwarts jamás arruinarían su relación. Pero pasaron semanas en las que Sirius casi se vuelve loco en la bodega, Regulus no dejándole una sola vela. Era una cosa tan pequeña, en verdad, pero fue algo que podría haber salvado... todo lo que había ido mal durante ese año.

Entonces ¿Por qué había venido? ¿Qué lo motivo a ir al campo de Quidditch apenas se enteró que los Slytherin estaban haciendo pruebas para el equipo del año siguiente? ¿Por qué le importaba el oír mencionar el nombre de Regulus?

Posiblemente eran los recuerdos de cuando eran hermanos antes de venir a Hogwarts. Esos nueve años en que pensó que eran inseparables, donde era el héroe de Regulus y su hermano era lo que más amaba en el mundo. O posiblemente era la voz en su cabeza que le decía el que Regulus le perdonaría una traición mucho más grave que no dejar velas en una bodega.

Remus era un dador de vida, eso era claro. Remus, sin importar lo que era o el dolor que le habían infligido seguía siendo una buena persona. Sirius luchaba por ser una buena persona. Y era muy difícil, en varias ocasiones, el mantener la energía que necesitaba para esa lucha. En especial cuando era tan sencillo rendirse.

La pequeña figura de Regulus se lanzó en picada, sobrepasando a quien todos apostaban que sería el futuro Buscador. "Es muy bueno" Sirius pensó, con emociones de orgullo y rabia luchando en su vientre. Los aristocráticos dedos de Regulus, similares a los de Sirius, se extendieron sobre la brillante pelota dorada frente a él y la atrapó a tres metros del suelo. Regulus recuperó la altura de su caída, sus pies a duras penas rozando el suelo.

Sirius se dijo a sí mismo que era orgullo, no temor, lo que había recorrido su cuerpo ante la jugada. Los otros aspirantes regresaron al suelo y se arremolinaron alrededor del capitán. Estaban desanimados. Sirius se permitió sonreír con arrogancia. Nada le prohibía el disfrutar de la miseria que sentían los Slytherin.

— Entró.

Sirius saltó violentamente y se giró, presionando su varita contra el pecho de la persona a sus espaldas antes de poder darse cuenta de quien se trataba. Remus dio un paso atrás, levantando las manos y con la cabeza inclinada en ese extraño ángulo lobuno que hacía cuando lo tomaban por sorpresa, algo que le provocaba a Sirius un instinto demasiado canino de retribución.

Convocando sombras de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora